Chiapas, es Centroamérica

La voluntad de este escrito, se reduce a ser una insinuación para la reflexión en torno de la presencia actual de hondureños en Chiapas, y el actuar encontrado que se ha manifestado (unos en contra, otros a favor), y añado que no sólo existen las fronteras políticas que es la que identificamos comúnmente, sino están presentes las fronteras culturales, invisibles, imaginarias para configurar una región.

En 1993, manifesté: “Chiapas, es Centroamérica. Geográficamente, ya que en esta región está el istmo centroamericano. Históricamente, porque pertenecíamos a la Capitanía General de Guatemala, y en consecuencia, social y culturalmente; ya que somos una misma cultura, esto se confirma las coincidencias gastronómicas, lingüísticas, tradiciones y demás, que descubrimos cuando viajemos a los países de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. La única y abismal diferencia, es que políticamente pertenecemos a México…”.

Entre los años de 1990 a 1993, se realizaron los ENCUENTROS DE INTELECTUALES CHIAPAS-CENTROAME´RICA, y tuve la fortuna de participar como ponente en el “Tercer encuentro…”, celebrado en Tapachula, Chiapas, en junio de 1993.

Fue un punto de encuentro decisivos para mi labor profesional, conocí muchas personas en estas actividades, y por supuesto existen generosas anécdotas de esos días, que en otro espacio extenderé.

Se establecieron estrategias a partir de diversas miradas del conocimiento y de las artes, incidiendo en articular soluciones a las problemáticas identificadas, unas de ellas es la creación del Centro de Estudios de México y Centroamérica (CESMECA).

El artículo “Los encuentros de intelectuales Chiapas-Centroame´rica: una experiencia internacional de política cultural” del Dr. Andrés Fábregas Puig, quien coordinó estos Encuentros de Intelectuales, ofrece los antecedentes y su valoración, importantes puntos de partida para entender el presente.

“El estado de Chiapas ocupa un lugar singular en las relaciones de México con los países de América Central. La propia incorporación del territorio chiapaneco a la Federación Mexicana es un hecho histórico sin parangón en el país. Chiapas paso´ a formar parte de los Estados Unidos Mexicanos por virtud de un referéndum celebrado en el siglo xix, en cuya votación se decidió por mayoría dicha incorporación. Las fronteras mexicanas hacia el sur se delimitaron en gran medida por este suceso; no obstante, Chiapas siguió conservando sus rasgos culturales más apegados a Centroamérica que al resto de México. Aún en la actualidad, con los cambios que la sociedad chiapaneca ha experimentado en los últimos 30 años, sigue existiendo una impronta cultural que la acerca a las sociedades centroamericanas, pues desde su origen una y otra son parte de ese conjunto variado que conocemos con el nombre de mayas, cuyas afinidades lingüísticas y culturales son notorias a ambos lados de la frontera internacional (…).

”(…) En el lapso de 1990 a 1993 se dieron las condiciones para que en Chiapas surgiera el planteamiento de acercar a los creado- res de la entidad, incluyendo a los científicos sociales, con los de Centroamérica. El Gobierno del Estado de Chiapas había iniciado la reestructuración del Instituto Chiapaneco de Cultura (ICHC) con base en el principio de que este organismo no sólo debería abocarse a la difusión, sino también a la investigación y a la promoción académica. Dentro de los nuevos marcos que surgieron en el ICHC en aquellos años, esta´ la fundación del Departamento de Investigación del Patrimonio Cultural, brazo ejecutor de los encuentros de intelectuales Chiapas-Centroame´rica, en estrecha coordinación con otro de los departamentos creados en el marco de la reestructuración aludida: el Departamento de Culturas Étnicas. La experiencia que marco´ el antecedente de estos encuentros fue una primera reunión celebrada en 1990 en San Cristóbal de las Casas entre escritores, historiadores y antropólogos de Guatemala y de Chiapas. Esa reunión “redescubrió” un hecho evidente, pero que ha permanecido sin la atención que merece por parte de los gobiernos del área: la posibilidad de integrar un área cultural más allá de las fronteras políticas entre el Estado nacional mexicano y los Estados nacionales de Centroamérica. La reunión de San Cristóbal dejo´ un legado importante de planteamientos que tenían que ver con los enlaces históricos, culturales y sociales entre los pueblos centroamericanos y el sur de México (…).

”(…) Varias reflexiones se suscitan alrededor de los encuentros de intelectuales Chiapas-Centroame´rica. En primer lugar, el des- cubrimiento del potencial para crear una integración cultural que sería la base para que otras integraciones regionales tuvieran éxito. Los encuentros demostraron que tanto en el sur de México como en Centroamérica existe una ‘masa crítica’ capaz de sostener uno de los mundos culturales más importantes del continente si existieran las condiciones de apoyo necesarias. Ello incluye los enlaces entre universidades e instituciones académicas y culturales en general, con lo que implica: desarrollo de proyectos de investigación en temas de común interés, programas editoriales de alta envergadura, así como intercambios de académicos, escritores y artistas. Esto contribuiría a acercar la investigación científica y la educación superior a los problemas reales que afrontan nuestros países y a intervenir en el diseño de soluciones. Además, desataría un potencial creativo y científico al establecer mecanismos de cooperación internacional que podrían resultar en sistemas articulados de investigación y educación superior.

”El camino es largo y con obstáculos serios que tramontar. La situación de nuestros países difiere ampliamente de uno a otro. Visto de país a país, el propio lugar de las comunidades científicas e intelectuales no es homogéneo. Los largos años de conflictos armados en Centroame´rica han dejado problemas de difícil solución, además de provocar la salida de los intelectuales de sus respectivas naciones. Me´xico, en varios sentidos y sin proponérselo, se vio beneficiado con la llegada de la inteligencia