El concierto en el Sumidero

Se reactiva el concierto en el sumidero para este 25 de noviembre. A partir del día primero, el público podrá acceder a más localidades y apartar un lugar.

La demanda de boletos agotó una preventa el mes pasado y rebasó las expectativas de los organizadores.

Afortunadamente, la sensibilidad de las cooperativas náuticas que prestan servicios de transportación turística, se suman a la oferta de llevar más gente a la locación del concierto, por lo que se ha ampliado el cupo y otras personas podrán observar el evento.

La experiencia de hacer y escuchar música dentro del cañón es algo inolvidable para quien tiene el privilegio de estar en ese lugar, y quien ejecuta la música también experimenta el gozo musical, estético y la mística del sitio.

Un prodigio geológico de aproximadamente 36 millones de años, por lo que el evento se concibe como un humilde tributo a esta maravilla natural que guarda tanta historia y leyendas.

Por primera vez ingresa un grupo de músicos tan amplio, orquesta sinfónica, tres directores, coros y solistas.

Los conciertos escasos que se han hecho en esa locación reproducen el efecto doppler, un fenómeno acústico que replica y trepa por las paredes de cientos de metros, haciendo que viaje la onda sonora.

El concepto representa una audaz poesía salvaje y un atrevimiento.

Cuando las personas preguntan el porqué de estos sucesos que representan un reto de logística y seguridad, les recomiendo que vean un documental que se llama “El peso de los sueños” que me impactó en los años ochentas.

Esta película de Werner Hersog está basado en la historia real de un comerciante de caucho en el Amazonas. Un amante de la ópera, a mediados del siglo pasado cuyo sueño era construir un teatro de ópera en el Amazonas, para llevar a cantar a Caruso.

El teatro existe en Manaos, hizo realidad su sueño, una aventura delirante, llena de peligros y belleza que desquicio a los productores.

Les cito una reflexión del director.

“La metáfora central de la película es aquella en la que los muchachos deben arrastrar un barco cerro arriba. Para esto Herzog hace traer a un ingeniero especialista de Brasil, quien abandona inmediatamente -válgame la metáfora- el barco diciendo que según él tienen solo un 30% de probabilidades de lograrlo con éxito. El único sistema posible, diseñado especialmente con cables, poleas y un bulldozer, era altamente riesgoso pues no podía hacerse con máquinas y una falla podía matar a tres o a veinte de una sola vez.

Pero nuestro querido Werner se tiene fe y contrata a una compañía de ingenieros de Lima, Perú, y luego de varios intentos y fracasos y algunas vidas perdidas y algún que otro herido, logran subirlo y completar el film a finales de 1981.

Pero lo que más me dejó rebotando de este increíble documental acerca de la filmación de Fitzcarraldo titulado “Burden of dreams” (algo así como “El peso de los sueños”) realizado por Les Blanc -y que posee una fotografía digna del mejor documental de Nat Geo- son las palabras con las que Herzog se refiere al efecto que la selva va produciendo en él y en sus compañeros:

“Por supuesto estamos desafiando la naturaleza y ella nos devuelve los golpes. Sólo se defiende, eso es todo. Y eso es lo grandioso. Tenemos que aceptar que es mucho mas fuerte que nosotros.

Kinski siempre dice que está llena de elementos eróticos. Yo no la veo tan erótica sino más bien llena de obscenidad. La naturaleza aquí es vil e infame, no podría verle nada erótico, sólo podría ver fornicación y asfixia y lucha por sobrevivir…crecer…y finalmente pudrirse.

Por supuesto hay mucha miseria, pero es la misma miseria que nos rodea. Los árboles son miserables, los pájaros son miserables. Yo no creo que ellos canten sino que se quejan de dolor.

Es como un país no terminado, es aún prehistórico, lo único que le falta son los dinosaurios. Es como una maldición que pesa sobre todo el paisaje, y cualquiera que se adentre en esto se lleva su parte de maldición, así que estamos malditos haciendo lo que estamos haciendo.

Es la tierra que dios, si es que dios existe, ha creado con cólera. Es la única tierra en donde la creación está aún inconclusa.

Viéndolo más de cerca existe en lo que nos rodea un tipo de armonía, es la armonía del arrollador asesinato colectivo.

Y nosotros, en comparación a la vileza articulada, a la infamia y a la obscenidad de toda esta selva, sólo nos parecemos y sonamos a las frases mal pronunciadas y a medio acabar de una estúpida y suburbana novela barata, y tenemos que hacernos humildes frente a la aplastante miseria, la aplastante fornicación, el aplastante crecimiento y la aplastante falta de orden. Hasta las estrellas arriba en el cielo parecen un caos.

No hay armonía en el universo, tenemos que hacernos a la idea de que no hay real armonía como la hemos concebido.

Pero cuando digo esto, lo digo lleno de admiración por la selva. No quiero decir que la odie, sino que la amo, y la amo mucho.

Pero la amo en contra de lo que me aconseja mi juicio.”

Con esta reflexión compartida, los esperamos al concierto en el Gran Cañón.