Susiflor, muchacha bien portada, le dijo a Pirulina, amiga suya que tenía bastantes kilómetros recorridos: “Jamás le permito a un hombre que me dé el beso de las buenas noches”. “Yo tampoco -declaró Pirulina-. Por eso hago que se queden conmigo hasta que ya es de día”... Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, sacó a pasear a su perrita poodle. Había entrado en celo el animalito, de modo que bien pronto convocó a una turba de babeantes chuchos. La empingorotada señora se angustió y llamó al policía del parque. “Por favor, señor gendarme -le rogó-. Disperse a esos canes callejeros. No quiero que ninguno de ellos se acerque a mi perrita”. “Señora -respondió el guardia-, es muy difícil oponerse a la naturaleza. Estoy seguro de que a su perrita no le gustaría que los dispersara”. Tenía razón el hombre: en ese mismo instante la perrita admitió las atenciones de uno de los perros. “Ni modo -suspiró resignada doña Panoplia-. Policía: deténgame a la perrita mientras yo me volteo al otro lado”... Libidio, galán concupiscente, ansiaba que Dulcilí, joven ingenua, le hiciera dación de la preciosa gala de su doncellez. Le dijo: “¡Por ti cruzaría el mar a nado! ¡Por ti llegaría volando a la Luna! ¡Por ti movería montañas y haría florecer desiertos! ¡Por ti haría que se detuviera el Sol!”. Replicó, humilde, Dulcilí: “Lo único que quiero es que te cases conmigo”. “¡Joder! -exclamó Libidio exasperado-. ¡No me pidas imposibles!”... Decía Salvador Díaz Mirón, gran poeta y hombre atrabiliario: “Al que me insulta le pego, y al que me pega lo mato”. Salvas todas las diferencias así debería actuar nuestro país ante las constantes ofensas y amenazas de que Trump nos hace objeto. México no es una republiquita bananera a la que se pueda humillar impunemente. Tiene capacidad de respuesta, como lo demostró al imponer aranceles a mercancías norteamericanas luego de que el nefasto presidente yanqui los impuso a productos nuestros. Por encima de posibles represalias nuestro Gobierno debe tratar de tú a tú con la administración de Trump. Apocarse ante ella -achicopalarse, diría la expresión de pueblo- es exponerse a más y mayores malos tratos. La golfista novata hizo un tiro. La pelotita salió con fuerza y golpeó a un jugador que iba delante. El tipo, con un grito de dolor, se llevó ambas manos a la entrepierna. Corrió solícita la dama, y muy apenada se disculpó con el sujeto. “Perdóneme -le dijo-. Estoy aprendiendo apenas a dirigir el tiro”. “Pues vaya que me lo dirigió” -gime el dolorido señor sin quitarse las manos de donde las tenía. Ofreció la dama: “Soy experta en masajes terapéuticos. Permítame darle el masaje llamado de Cederschiöld, que consiste en aplicar presiones rítmicas sobre la parte traumatizada a fin de producir un efecto anestésico. Tiéndase en el césped, por favor”. Obedeció el golfista; la señora le bajó el cierre del pantalón y empezó a maniobrar en la correspondiente parte. Después de un buen rato de manipulación (Handhabung en lenguaje técnico) la mujer le preguntó al sujeto: “¿Se siente mejor?”. “Mucho mejor -contestó el tipo respirando con agitación-. Sígale por favor, no importa que el dedo me duela todavía”... Babalucas marcó el número telefónico de una empresa de mensajería. Le contestó una voz: “Estafeta”. “Salúdela de mi parte -dijo el badulaque-, pero con el que quiero hablar es con el gerente”... En la clase de Biología la maestra le pidió a Juanito: “Pasa al pizarrón y dibuja un huevo”. El pequeño fue a la pizarra y tomó el gis. Luego empezó a dibujar al tiempo que se metía una mano en el bolsillo del pantalón. “¡Éjele! -gritó Pepito-. ¡Está copiando!”... FIN.

Mirador

Por Armando FUENTES AGUIRRE.

El país entero suda y se acongoja. La República sufre bochornos igual que señora en climaterio. Andamos acalorados como si viviéramos en las proximidades del infierno, y la temperatura es el tema principal de las conversaciones.

A todas partes voy de este país. Acabo de estar en Durango, Tampico y León. Calor, calor en todas partes, y en todas partes quejas porque el clima ya no es como era antes, ni llueve como llovía en aquellos tiempos.

Regreso a Saltillo, mi ciudad y encuentro ahí también esas temperaturas altas. Pero viene la noche, y baja de la sierra un aire montañés que nos alivia. El jardín de la casa se embalsama con aromas de madreselva; agita sus ramas el nogal como abanico rumoroso.

Se olvida el cuerpo de sí mismo y sale el alma a caminar por la frescura de la noche.

Mañana hará calor otra vez, seguramente.

Pero mañana será otro día.

¡Hasta mañana!...

Manganitas

Por AFA.

“. Futbolistas hicieron una orgía.”.

No faltará un papanatas

que diga rápidamente

que la orgía, seguramente,

la habrán hecho con las patas.