El niñito le preguntó a su padre: “Papi: ¿qué es el sexo?”. “El sexo, hijo mío -suspiró el señor-, es algo que empieza en la adolescencia y termina en el matrimonio”. El veterinario se disponía a inseminar a una vaca. En el momento en que iba a proceder a la inseminación la vaca lo miró con sus ojos de Juno y le preguntó, melosa: “¿Ni siquiera un besito me va a dar antes, doc?”. Una chica se iba a casar, y cierta amiga suya le preguntó: “¿Cuándo será la boda?”. Respondió la muchacha: “Mi novio quiere que sea en julio; mi mamá pide que sea en agosto, y mi papá sugiere que sea a principios de octubre. Por mi parte a mí me gustaría que fuera en los días de la Navidad. Pero acabo de salir de la consulta con el ginecólogo, y después de revisarme él me aconsejó que me case lo antes posible”. Según muchos, y según muchas evidencias muestran, el triunfo de López Obrador en la elección del próximo domingo es ineluctable, impepinable, inexorable e inevitable. Concedamos sin suponer. Voten por él quienes desean que AMLO sea Presidente. No los juzgará la historia. Pero, por favor, no voten parejo, como él ha solicitado. No den su voto a los candidatos a diputados y senadores de Morena y sus partidos. Queremos tener Presidente, no dictador, y un Congreso a modo pondría a López Obrador en el trance de ejercer un poder omnímodo, absoluto, lo cual sería de extremo riesgo para México. En 1997, con motivo de la elección de nuevos legisladores, escribí: “Un voto por el PRI es un voto contra México”. Lo mismo decía una y otra vez en mis conferencias. La República me escuchó -rara vez lo hace-, y por primera vez el partido oficial no tuvo mayoría en las Cámaras. Eso fue altamente benéfico para el país. Pues bien: con todo respeto, como dice AMLO, ahora digo que en tratándose de elegir senadores y diputados un voto por Morena y sus aliados sería también un voto contra México. Es muy posible que López Obrador sea el próximo Presidente. No creo que por sí mismo sea un peligro para México, pero pienso que podría llegar a serlo si se le otorga un poder absoluto. Los poderes absolutos son siempre peligrosos. Doña Facilda Lasestas y su esposo veían los planos que el arquitecto les mostraba con el proyecto de la casa que les iba a construir. Le preguntó el arquitecto a la señora: “¿Cómo quiere usted el clóset de su recámara, señora”. “Grande y alto -contestó doña Facilda-. Casi todos mis amigos son bastante corpulentos”. Aquel joven recluta fue enviado por el término de un año a un remoto país. Le puso a su mujercita un mensaje: “Aquí hay muchas tentaciones, sobre todo la del sexo. Pero no te preocupes: me compré un acordeón y aprenderé a tocarlo. Eso me apartará del deseo de ir con mujeres”. Pasó el año, y el soldado regresó a su casa. Tan pronto entró tomó en sus brazos a su esposa y la llevó a la cama. “Un momento -lo detuvo ella-. Primero tócame una pieza en el acordeón”. Simpliciano, joven ingenuo y candoroso, fue en su automóvil con Tetina, muchacha experta en cosas de fornicio, al solitario sitio llamado El Ensalivadero, lugar propicio a la expansión erótica para parejas de modesto ingreso que no podían darse el lujo pagar un cuarto de motel. Hasta 800 pesos cuestan algunos, y sin jacuzzi. (Nota aclaratoria: eso me dicen). A ver si López Obrador hace algo para frenar esta carestía. Pero me estoy apartando del relato. Vuelvo a él. Llegados que fueron a aquel romántico paraje Simpliciano estacionó el automóvil, bajó la ventanilla, paseó la mirada en torno suyo y exclamó con acento ensoñador: “¡Qué hermosa noche!”. “Bueno -se impacientó Tetina-. ¿Venimos a platicar o a follar?”. FIN.

Mirador

Jean Cusset, ateo siempre menos cuando ve el amanecer, dio un nuevo sorbo a su martini y continuó:

-Jamás me he explicado por qué muchos cristianos hacen de su religión una fe triste. Yo, que creo entender algo de cristianismo porque leo mucho los Evangelios y poco a los teólogos que comentan los Evangelios, pienso que el cristianismo es la religión de la alegría. El cristianismo es la fe en el Amor que se ha cumplido, y el amor que se cumple es siempre alegre.

Siguió diciendo Jean Cusset:

-Hasta en el Rosario, recitación de bellos piropos a la Virgen, hallamos ese trasunto de alegría: de siete días que tiene la semana sólo en dos se rezan Misterios dolorosos. Los otros cinco son de gozo y gloria.

Y terminó Cusset:

-Puede el cristiano a veces estar triste. En ocasiones Jesús estuvo triste. Pero sobre esa tristeza triunfó la alegría definitiva de su resurrección. Esa alegría de Dios debe estar siempre con nosotros.

Manganitas

“... Los puesteros se quejan de los políticos...”.

Me parece muy mal esto,

pues los políticos son

puesteros de profesión:

siempre andan de puesto en puesto.