Puñetito Pajas, muchacho adolescente, fue llevado al hospital con quemaduras de segundo grado tanto en su mano derecha como en su atributo de varón. Y es que el pobrecillo se tomó por equivocación dos pastillas de Viagra. Tabu Larrasa, chica bonita pero sin orografía anatómica, paseaba por la playa en monokini, esto es sin portar la parte superior de su traje de baño. Un guardia la detuvo por actos contra la moral y la llevó ante el juez. Después de una breve inspección ocular el juzgador la dejó libre «por falta de evidencias». El cirujano le dijo a su asistente: «Está bien que seas aficionado a los toros, Gaonita, pero cuando tome yo el bisturí no me digas: ‘¡Suerte, matador!’”. Los jóvenes recién casados estaban en la cocina lavando los platos de la cena. En eso, encendidos en repentinas ansias, consumaron su amor sobre la mesa. Al terminar se compusieron las respectivas ropas y el muchacho exclamó satisfecho: “¡Qué poco te conoce tu mamá! ¡Dice que no eres buena en la cocina!». El Presidente López pronunció en uno de sus cotidianos discursos la palabra «pinche». Habrá quienes lamenten en nombre del purismo y la decencia el uso de ese término, y se duelan de la falta de respeto a la investidura presidencial. Yo no. Es cierto que, como sentenció Reyes Heroles en frase mil veces repetida, la forma es fondo. En este caso, sin embargo -y quizás en todos, con excepción de la poesía de Góngora- hemos de ir al fondo sin atender demasiado a la forma. Dos cosas me preocupan. La primera: no creo que a López Obrador se le haya salido ese vocablo en el calor de la improvisación. Si bien improvisar es su costumbre lo mismo en las palabras que en los actos, pienso que ese voquible lo dijo deliberadamente, calculadamente. El gran funámbulo de la política que es AMLO sabe bien que el hecho de usar una expresión así lo acercará más a sus feligreses, que encontrarán simpático el detalle y lo celebrarán como muestra de la llaneza y sencillez de su ídolo. Su índice de aprobación aumentará seguramente -tal es el país en que vivimos-, y brillará más la aureola de gente del pueblo que el tabasqueño lleva. De ahí deriva mi segunda inquietud. Si son así las cosas, si en verdad el Presidente dijo “pinche” por cálculo político, eso me preocupa más, pues entonces su acción obedecería a un proyecto personal bien estructurado, de carácter populista y demagógico, con el fin de acercar aún más a “las masas” a López Obrador, cuya tendencia absolutista, por no decir dictatorial, se muestra más claramente cada día. Ojalá me equivoque. Himenia Camafría, madura señorita soltera, sorprendió a un raterillo en el interior de su casa. “¡Déjeme ir! -le suplicó el mozalbete-. ¡Nunca he hecho nada malo!”. “Ven acá -contestó la señorita Himenia al tiempo que ponía el cerrojo de la puerta-. Nunca es tarde para aprender”. El padre Arsilio es algo sordo. Por eso no oyó bien al hombre que le dijo en el confesonario: “Me acuso, padre, de que estoy teniendo relaciones con una mujer casada”. “Habla más fuerte, hijo -le pidió el bondadoso sacerdote-. No te escucho bien”. “¡Que estoy teniendo sexo con una mujer casada!” -repitió el tipo en voz más alta. Las señoras que esperaban turno para confesarse pararon oreja. “Perdóname -se apenó el confesor-. Soy un poco duro de oído. Dime tu pecado en modo que pueda oírte”. “¡Qué me estoy acostando con una mujer casada!» -volvió a decir el individuo gritando ahora a toda voz, tanto que esta vez lo oyeron todas. Le dio la absolución el padre Arsilio. Salió del confesonario el hombre y dijo a las damas presentes: «Estimadas señoras: en vista de lo sucedido no me queda sino ponerme a sus apreciables órdenes». FIN.

Mirador

Por Armando FUENTES AGUIRRE.

¿Recuerdas, Terry, amado perro mío, la primera vez que viste la nieve?

Cayó en la noche, cuando dormías el tranquilo sueño de los perros; cuando dormía yo el sueño inquieto de los hombres. El día amaneció y salimos a la puerta. El mundo estaba lleno de blancura.

Volviste los ojos hacia mí como para preguntarme qué era aquello; qué había sucedido. Yo te tomé en los brazos para tranquilizarte -eras un cachorro todavía-, y así supiste que no pasaba nada; que todo estaba en orden. Al rato andabas ya retozando entre la nieve.

¡Qué bien recuerdo esa mañana, Terry! La recuerdo como si fuera mañana. Te veo yendo y viniendo, jubiloso, por aquel blanco territorio tan nuevo para ti. Recuerdo tus ladridos -amenaza de niño- cuando el cuervo se posó en una rama del álamo sin hojas. Recuerdo también cuando, cansado de tus carreras y del frío, me jalaste con el hociquillo por la pernera del pantalón para que entráramos ya en el calorcito de la casa.

¡Cuántas memorias, perro amigo! En ellas sigues viviendo todavía. Morimos sólo cuando somos olvidados.

Recuérdame tú también, Terry. Sálvame del olvido. De la muerte sálvame.

¡Hasta mañana!...

Manganitas

Por AFA.

“. AMLO dijo la palabra ‘pinche’.”

Si sigue el curso marcado

por Taibo y el mero mero,

Olguita Sánchez Cordero

tendrá que decir “chingado”.