Respeten... no son niñas, son futbolistas

Como casi siempre sucede, cuando menos se espera de un equipo se entregan los mejores resultados. La clasificación de la Selección Femenil Sub-17 a la final es otra muestra de ello, en un torneo en el que llegaron sin esperanza y le han ganado a dos potencias: Brasil, en fase de grupos y Canadá, en las semifinales, sin menospreciar el empate contra Japón —otra potencia— en la primera fase y conservando el invicto ante las siempre complejas selecciones africanas como Sudáfrica y Ghana —en cuartos de final—.

El futbol femenil que tiende a ser despreciado y hasta mal entendido por los defensores de la igualdad de género que se equivocan al decirles “niñas” y no “futbolistas”, ha dado otra muestra de que un trabajo bien estructurado, sin grillas ni envidias, puede llevar al éxito.

La entrenadora Mónica Vergara, quien fue una brillante jugadora, está en este negocio desde los 13 años, con experiencia mundialista y olímpica. Es la primera en dirigir a una Selección en un Mundial. Pocos conocen de ella, pero fue la artífice para que la Sub-15 ganara bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Nanjing en 2014. Es una técnico hecha y derecha, con formación en la Escuela Nacional de la FMF, es decir, no es improvisada.

Otro punto exitoso fue que la incómoda Liga Femenil (para los directivos) ha dado sus primeros frutos, pese al poco tiempo que tiene. De este plantel mundialista, 12 militan en clubes de la Liga, siendo América, Guadalajara y Pachuca los que más aportan. Las demás son jugadoras que militan en Estados Unidos (6) y Europa (2), y una juega en el Tec Monterrey de Puebla.

Aquí no hubo peróxido en el cabello, ni exigen primas económicas como los seleccionados de la Mayor. Tampoco declaran que están soñando “cosas chingonas”, simplemente se dedican a jugar al futbol, a divertirse y a enseñar lo más puro de este deporte; se entregan en cada pelota, intentan buscar la portería rival, sin fingir faltas, sin reclamarle al árbitro, sin actitudes de “divas”.

Este grupo está cercano a conseguir un título mundial, algo que los varones lograron en esta misma categoría en 2005 y 2011. La gran diferencia es que al entrenador Jesús Ramírez lo llamaron erróneamente, el mesías del futbol mexicano, aquel que lo iba a sacar del oscurantismo y lo único que logró fue aportar jugadores a la generación del fracaso; algo similar con Raúl Gutiérrez, quien no ha tenido ni la chance de dirigir en la Primera División.

Tiene que tratarse de igual forma a las mujeres que a los hombres, estas no son “niñas” como se refiere la mayoría. Son jugadoras en formación. Ojalá que muchos lo entiendan y no se escuchen ridículas declaraciones como las de José Luis Higuera, cuando Chivas femenil fue campeón y aseguró que no necesitaban dinero sino sentirse “queridas y alabadas”.

Esta final ha sido la mejor noticia a nivel Selecciones en el último lustro, en el que la mayoría de las veces se han registrado fracasos. Desde el regreso de Guillermo Cantú se suman las fallas en los Olímpicos de Río 2016, la Confederaciones 2017 y Rusia 2018, la no clasificación de la Mayor Femenil al Mundial 2019, entre muchas otras, por lo que el equipo de Mónica Vergara ha conseguido algo de gran valor.

@gvlo2008

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