Corrupción cínica

Los actos de corrupción son parte de la historia del mundo, pero en las décadas recientes han trascendido por sus volúmenes cada vez más escandalosos y de todo tipo, en los que se han involucrado empresarios privados, funcionarios, alcaldes, gobernadores y hasta Presidentes, que han convertido a México en un país de pocos ricos y demasiados pobres.

Pero a pesar de las denuncias en los medios de comunicación y el gran impacto causado en la opinión pública, las repercusiones y los señalamientos precisos con nombres, fechas y lugares, la impunidad es el final de estas historias en su mayoría encubiertas por los mantos del poder público.

México es uno de los ejemplos, donde el cinismo de los involucrados en episodios de grave deshonestidad, han dejado de tener límites por la forma en que el marco legal permite lagunas tales, que todo resulta una farsa, en la que el tiempo es el mejor aliado para el olvido.

El colmo de nuestra estructura jurídica, que permite “encriptar” informaciones financieras de ejercicios presupuestales, por ser de “carácter confidencial o de seguridad nacional”, al grado de que se tendrá conocimientos de ellas, cuando haya prescrito la posibilidad de una acción judicial.

La burla continúa, cuando se sigue hablando de “enriquecimientos inexplicables” como una figura ofensiva para la inteligencia de los mexicanos, pues se ha perdido el respeto y ahora  todo está a la vista en grandes mansiones y departamentos de lujo dentro y fuera del país, ranchos, vehículos caros, aviones, cuentas en Suiza o en los paraísos fiscales de Panamá y El Caribe.

Encarcelamientos no como forma de hacer justicia, sino como venganzas de quienes trastornados por el poder, cobran las facturas de “traiciones” como ocurriría con Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, el líder moral de los trabajadores del sindicato petrolero, que en 1988 daría su apoyo económico y político a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el candidato Presidencial del Frente Democrático Nacional, opositor de Carlos Salinas de Gortari, quien al asumir el Poder Ejecutivo federal, le cobraría todas con toda saña, humillándolo al ser tratado como el peor de los delincuentes y declarado preso, acusado de todos los delitos habidos y por haber.

Desde la asociación delictuosa, posesión ilegal de armas exclusivas de las Fuerzas Armadas, venta de plazas, negocios ilícitos con la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX), corrupción, asesinato, desviación y apropiación de cuotas sindicales, hasta vínculos con la delincuencia, serían los cargos.  

Todo, desde la perspectiva del más fuerte, escudados en una “aplicación de la ley” a modo, para “hacer justicia ejemplar”, como ocurriría lo mismo con Elba Esther Gordillo Morales, la super poderosa lideresa chiapaneca, que a pesar de haber caído de la gracia del poder de Los Pinos el 26 de febrero de 2013, cuando es aprehendida en el aeropuerto de Toluca, al descender de avión privado, procedente de San Diego, California.

En unos días más se cumplirán cinco años del acontecimiento que cimbró al país y su clase política, por la acción jurídica contra la presidenta durante 24 años, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el más grande de América Latina, con millón y medio de afiliados, uno de los pilares del tricolor, una vez que es designada por Carlos Salinas de Gortari en 1989, en sustitución de Carlos Jonguitud Barrios.

La comiteca sería acusada por la Procuraduría General de la República, de desviar dos mil 600 millones de pesos, para pagos en tiendas de lujo. Señalada como responsable de los delitos de crimen organizado, lavado de dinero, operaciones con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal.

Pocos los días que permanecería privada de su libertad en un espacio especial, sin rejas, del penal femenino de Santa Martha Acatitla, para de ahí ser trasladada bajo argumentos legales de sus abogados de que se encontraba enferma, a una habitación privada de la Torre Médica del Hospital de Tepepan; posteriormente en el hospital Angeles del Pedregal y finalmente en un hospital particular de la colonia Roma, de donde en base a un amparo, se establece el envío a su domicilio particular en la colonia Polanco, en forma de arresto domiciliario, por rebasar los 70 años de edad.

Los abogados de Elba Esther, viejos lobos del derecho, que han surcado hábilmente las aguas turbias de la justicia mexicana, han logrado que la PGR de marcha atrás en los cargos de defraudación fiscal, por “fallas” en el proceso en contra de su cliente.

Una evidente simulación por parte de la autoridad federal, que hasta ahora no ha podido sentenciarla por ninguno de los delitos que le imputan, por lo que Gordillo Morales podrá continuar su proceso penal en la comodidad de su hogar.

Referencia al caso de Elba Esther, porque aún “enferma”, desde su reclusión hospitalaria se mantuvo activa moviendo los hilos de los movimientos desestabilizadores tanto del SNTE como de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en contra de la Reforma Educativa del Presidente Enrique Peña Nieto.

De retorno en su casa de Polanco, ubicada en una de las zonas más exclusivas de la ciudad de México, ha vuelto a la carga, ahora en la campaña Presidencial, saboteando al PRI con el Partido de su Propiedad Nueva Alianza, con registro desde 2005, con el apoyo de su amigo y aliado Vicente Fox Quesada, que entraría en operación en las elecciones de 2006 con el también panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, a quien daría su ayuda incondicional.

Y no sólo eso, sino que haría que su nieto René Fujiwara Montelongo, renunciara el pasado 23 de enero a las filas del PANAL, para sumarse al Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), de Andrés Manuel López Obrador. Lo mismo haría su ex operador y yerno, Francisco González Sánchez.

La maestra Elba Esther Gordillo Morales, ha puesto en evidencia la incapacidad de los colaboradores de Los Pinos, no únicamente para “dar un castigo ejemplar”, sino para neutralizarla, en su posición boquiabajo.

Período de campañas por el Poder Ejecutivo Federal, en que los hombres del Presidente no han podido al concluir la “precampaña” del ungido José Antonio Antonio Meade Kuribreña, remontar los puntos de desventaja que le lleva el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, que por tercera vez, como en su momento lo hiciera su hacedor, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, busca ganar la contienda de 2018.

Al terminar la primera de dos etapas del proceso proselitista, está fuera de duda que el manejo mediático del dueño de MORENA, en el que están incrustados en posiciones relevantes todos los miembros de su familia, ha funcionado bien, coordinado por asesores extranjeros y nacionales, que no pierden detalle para mantener arriba la imagen del nativo de Macuspana, como el peinado y la familia.

Un aprovechamiento al máximo de las decisiones que repercuten en el alza de precios, tomadas por el Gobierno de Peña Nieto, como el de la Reforma Energética, que es utilizada no solamente en contra de la Administración Federal, sino de su candidato José Antonio Meade Kuribreña, al que señalan como corresponsable, desde la titularidad que tuvo como secretario de Hacienda federal, de los “gasolinazos” que de manera creciente siguen dañando la economía de los que menos tienen, sin importar que no tengan vehículo, pues el efecto colateral repercute en una mayor afectación del bolsillo familiar, al incrementarse los precios del transporte de alimentos y abarrotes.

Campaña, la de “El Peje”, que en mucho está recibiendo el apoyo de gobernadores “leales y aliados” del PRI, que a su paso por sus entidades le proporcionan la infraestructura necesaria, mediante la instalación de grandes carpas o el financiamiento para el acarreo de “simpatizantes” que acuden condicionados a la continuación de los apoyos de programas federales y estatales.

Un crecimiento como la espuma, que podría ser efímero, si se tuviera la capacidad de informar a la sociedad nacional el quién es quién en las campañas, donde el abanderado de los Partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, Ricardo Anaya Cortés, ha salido al balcón de los “honrados”, logrando una inmediata respuesta que lo ha clasificado, como todos los políticos, en un traficante de influencias para la obtención de los grandes negocios, como se le ha sindicado en su natal Querétaro.

El más joven de los tres aspirantes Presidenciables visibles, que el próximo 25 de febrero cumplirá 39 años, sustenta su estrategia proselitista, al igual que López Obrador, en un golpeteo permanente para subrayar las debilidades tanto del Presidente de la República, como de los gobernadores y especialmente los ex mandatarios encarcelados por haber incurrido en escandalosos actos de corrupción, como Javier Duarte, en Veracruz de Ochoa, sujeto a proceso, al igual que Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, por citar dos ejemplos importantes.

El tema central de la campaña sistemática de ataques en búsqueda del voto ciudadano, tanto de López Obrador como Anaya Cortés, es la corrupción cínica e impune, que ha sentado sus reales en nuestro país, en los tres niveles de gobierno, que los asesores y comunicadores gubernamentales y del PRI, no han podido contrarrestar, no obstante tener la información fehaciente como respuesta.

Pareciera que tampoco se tiene el interés de fortalecer la imagen Presidencial y menos la de José Antonio Meade Kuribreña, que tiene en su contra el inconveniente de no haber surgido de las filas del priísmo, sino que se trata de un candidato simpatizante, por lo que doble es el trabajo a realizar, pues debe de convencer a la militancia del tricolor como de la población en general, de que no hubo equivocación en su designación, y que tiene los méritos suficientes para llevarlos de nueva cuenta al triunfo.

José Antonio ha

desperdiciado la oportunidad de la trascendencia con los jóvenes, a quienes debería dirigirse para convocarlos y comprometerse con ellos a crear mayores opciones de empleo reales, así como de la eliminación radical de aquellas universidades “patito” a lo largo y ancho del país, que egresan generaciones de desempleados, no únicamente por la falta de oportunidades, sino por el fraude educativo que se comete con ellos.

Hace falta más contundencia en la voz de Meade Kuribreña, de mensajes que sean del interés de la sociedad, por su condición propositiva en base a la realidad y no a simples expresiones demagógicas de promesas vanas, asumiendo la responsabilidad que le ha correspondido en su paso por los gobiernos panistas, pero sobre todo priístas.

Mucho qué hacer en la recta final por la Presidencia de México, en la cual el abanderado del tricolor tiene todas las de ganar, si convence, no con discursos académicos, sino con un lenguaje común que se entienda y que se interprete como el indicado para avanzar por el camino correcto hacia Los Pinos.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.