Pablo Abner Salazar Mendiguchía, sigue burlándose de los chiapanecos, con su enésima intentona de retornar a la política del país y del estado, tratando de repetir el próximo 1 de julio, aquél viejo esquema oportunista de 1994, cuando por decisión de su protector Javier López Moreno, saltó de la Secretaría General de Gobierno a la candidatura del PRI, al Senado de la República.

Como no pudo, por su mismo desprestigio, contar con la postulación por parte de un partido político con registro, decidiría en octubre de 2017, buscar la curul de la Cámara Alta, por la vía independiente.

Sí, es el mismo que hace 24 años afirmaba ser abogado, sin haber terminado la carrera en la Universidad Autónoma de Puebla, suplantando con su nombre la cédula profesional (745078), emitida por la Secretaría de Educación Pública, el de la licenciada en Psicología, María Leticia Altúzar Coello, quien realizara sus estudios profesionales en la Universidad Autónoma de Morelos.

Sí, es el mismo fraudulento ser humano quien para entonces, violando la ley y por lo mismo incurriendo en todo un cínico e impune fraude, ejercía como notario público.

Sí, el mismo Pablo Abner, que en 1986, en mi oficina de la Coordinación General de Comunicación Social del Gobierno de Chiapas, de Tuxtla Gutiérrez, me rogó ayuda para que le comprara una video cámara Sony, en tres mil dólares, porque no tenía dinero para darle de comer a su familia al día siguiente.

Sí, el mismo que me dijo que “se había acabado su paga”, por sus gastos efectuados en su calidad de pastor, durante la visita a su Congregación de “El Nazareno”, en Houston, Texas.

Sí, el mismo Salazar Mendiguchía que como candidato al gobierno de Chiapas, de la alianza de los Partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, Verde Ecologista de México, del Trabajo y Convergencia, entre otros, negara en campaña su labor pastoral y pertenencia a este conglomerado evangélico.

Sí, el mismo que me pidió ayuda para que los principales columnistas de la capital del país, por aquellos días de 1994, lo tomaran en cuenta en sus comentarios, cuando llevó a cabo su campaña al Senado, la cual le otorgue de manera gratuita,  y que una vez posesionado de la curul, sería designado miembro de la Comisión para la Concordia y Pacificación (Cocopa).

Sí, el mismo que angustiado me llamaría para decirme que le urgía que lo apoyara nuevamente, que lo asesorara como ex corresponsal de guerra en Nicaragua, porque el tema central de la encomienda estaba relacionado con las acciones beligerantes de “la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)”, surgida en Chiapas en el primer minuto del año del fin del sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

Sí, el mismo oportunista al que, junto con un grupo selecto de nicaragüenses, encabezados por el doctor Carlos Gutiérrez Sotelo, primer embajador de Nicaragua ante México, al triunfo del “Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)”, sobre el dictador Anastasio Somoza, además de cinco ex comandantes guerrilleros, nos dimos a la tarea de capacitar en seis horas del tema, lo que le permitió convertirse en un “experto”.

Sí, el mismo que sin conocer la problemática de Chiapas, como tampoco ser ubicado por la ciudadanía, insólitamente arriba al poder estatal en diciembre de 2000, haciendo segunda en la provincia, a Vicente Fox Quesada, que al “triunfar” en los comicios de julio de ese año, se ambos se convierten en la primera Alternancia del Poder en México.

Sí, el mismo que con su “Movimiento por la Esperanza”, prometió que llevaría a cabo todo un sexenio de cambio, para transformar a la entidad y sacarla de su ancestral atraso y marginación.

Pablo Abner Salazar Mendiguchía, no cumpliría sus compromisos demagógicos, sino que desde el mismo día de su toma de posesión, iniciaría una persecución implacable en contra de todos aquellos, que como Conrado de la Cruz Jiménez, director general del periódico Cuarto Poder, revelaran la falta absoluta de ética y calidad moral del oriundo de Soyaló.

No habría día, en que con todo el apoyo del entonces presidente Vicente Fox Quesada, Salazar Mendiguchía hiciera alarde de un poder omnímodo que le permitió con toda impunidad atentar contra los derechos humanos de los que consideraba como sus enemigos, acosándolos y encarcelándolos.

Conrado se convertiría en un moderno mártir de la libertad de expresión, al sufrir junto con su familia, la represión despiadada del neo dictador bananero, que lo mismo allanó en múltiples ocasiones su hogar, que intervendría sus teléfonos o realizaría múltiples auditorías, en la búsqueda de errores que pudieran tipificar evasión fiscal.

Hago historia, dirigida especialmente a los jóvenes en edad ciudadana, que no nacían cuando quien ahora pretende en 2018 ser senador independiente por Chiapas, ejerció el poder de manera arbitraria, para satisfacer traumas y fobias personales.

Todavía recuerdo como si hubiese sido ayer, cuando todavía mantenía una relación cordial con Pablo Abner, le diría en la capital chiapaneca, después de aquél partido de futbol en que Pumas le ganara a Jaguares, que mi amigo Conrado de la Cruz Jiménez, estaría dispuesto a un diálogo para dar fin al conflicto, siempre y cuando fuese yo el mediador, a lo que me respondería en un tono por demás amenazante que “pronto le daré a Conrado donde más le duela y a él no descansaré hasta verlo en la ruina o muerto”.

Salazar Mendiguchía, en medio de su locura del poder dictatorial, cumpliría su amenaza y se ensañaría encarcelando a Conrado, el único hijo hombre de la familia De la Cruz Morales, bajo cargos sin ningún fundamento, pero en manos de él convertidos en todo un rosario de atropellos impunes.

Aplicación de una normatividad legal para controlar medios de comunicación y periodistas, a la que se conocería como “ley mordaza” totalmente ilegal, desde el momento en que nunca fue publicada en el Diario Oficial del estado, como lo ordena la Carta Magna, que de igual manera llevó tras las rejas a comunicadores como Angel Mario Ksherato Flores.

Exilio obligado en el extranjero, de Conrado y su esposa María, junto con su hija Ana María. Más de tres años de privación de la libertad injusta del hijo y hermano, en la cárcel de alta seguridad de El Amate, hasta su liberación a finales de diciembre de 2006, por falta de pruebas. Su padre no lo volvería a ver, pues fallecería en Miami, Florida, pocos días después.  

Abuso de poder y enriquecimiento cínico e impune de Pablo Abner durante su gestión, que en el último año le redundaría beneficios por muchos miles de millones de pesos compartidos con sus socios Vicente Fox y los hijos de Marta Sahagún, los hermanos Bribiesca Sahagún, al desviar los recursos otorgados por la Federación para la reconstrucción, luego de la devastación provocada principalmente en decenas de municipios de la Costa, por el huracán Stan, en octubre de 2005.

Una riqueza explicable e intocable, que le ha permitido a Salazar Mendiguchía, vivir como todo un magnate en sus cuantiosas propiedades inmobiliarias dentro y fuera de México, desde hace 12 años.

Enfermo de poder, el “orgullo de Soyaló”, pretende su retorno a las grandes ligas de la política mexicana, cuando muchos de los chiapanecos ofendidos de palabra y hecho al ser despojados de su patrimonio o encarcelados, exigen que sea puesto nuevamente tras las rejas, como en 2013, cuando su hijo putativo y heredero, Juan Sabines Guerrero, le fincó delitos varios, como el de asociación delictuosa, enriquecimiento inexplicable y la responsabilidad de la muerte de niños recién nacidos en un hospital pediátrico gubernamental, entre otros.

Todavía se recuerda que pasando por encima de la ley, Pablo Abner saldría libre sin ninguna culpa, precisando que ello había sido posible por una negociación personal directa con su sucesor Sabines Guerrero.

El enésimo atropello al Estado de Derecho, por parte de Salazar Mendiguchía, que divulgaría a sus amigos de mayor confianza, que el gobernador no quiso exponerse al escándalo que le provocaría la filtración de videos comprometedores, en los que aparecía en condiciones inconvenientes debido a su debilidad por el alcohol y otras tentaciones.

Todo un estilo de vida violatorio de la ley, de quien se ha dedicado en los últimos meses a comprar “simpatizantes” para cumplir con el requisito establecido por la autoridad electoral, de acumular en un lapso de 90 días, a partir del 17 de octubre de 2017 hasta el 14 de enero de 2018, un total de 68 mil 336 firmas, que representan el 2 por ciento de la lista nominal de electores del estado.

Pasando por encima de que se mantienen denuncias penales en la Procuraduría General de la República, interpuestas por la asociación civil de damnificados por el huracán Stan, que encabeza Carlos Tapia Ramírez, consejeros del Instituto Nacional de Elecciones, declararon procedente su intención para contender como candidato independiente al Senado de la República en las votaciones del 1 de julio próximo.

Es el mismo “ungido” por el INE desde marzo último, que convertido en todo un candidato beligerante, ha convocado a los chiapanecos, “a una rebelión ciudadana pacífica y organizada”.

Y por aquello de que en el 2000 le funcionó su organización política bajo la denominación de “movimiento por la esperanza”, recurre nuevamente a ella, afirmando que será “para rescatar a Chiapas de la profunda crisis en que lo han sumergido sus sucesores Juan Sabines Guerrero y Manuel Velasco Coello”.

Un regreso de Pablo Abner Salazar Mendiguchía, con la certeza personal de que los chiapanecos no tienen memoria y que otra vez volverá a hacer de las suyas, empezando de nueva cuenta por el Senado de la República y después por su repetición como gobernador de la entidad.

Esta vez, no pasará.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.