Albores, ¿ni se asusta, ni se raja?

La frase de campaña por la Gubernatura 2018-2024, le queda a la medida al priísta Roberto Albores Gleason, quien después de la principal andanada en su contra, en la que el Partido Verde Ecologista de México, ha renunciado a ser su aliado, en la cercanía de cuatro semanas  de la elección del 1 de julio, seguro que le ha cimbrado, por el mensaje de fondo que lleva, al ser el PVEM, el Partido que en los últimos cinco años y cinco meses y tres semanas, se ha mantenido en el poder estatal.

Pero al interior del tricolor y entre su militancia tampoco hay asombro, pues no es la primera vez que este instituto político se convierte en enemigo de un candidato del Partido Revolucionario Institucional, al Gobierno de Chiapas.

Se recuerda y bien, que en el año 2000, su dirigencia nacional optó por integrarse a la coalición de Partidos encabezados por Acción Nacional, de la Revolución Democrática, del Trabajo, Convergencia y otros de relleno, para postular a uno de los más grandes traidores del PRI, el pastor evangélico de la Iglesia del Nazareno, Pablo Abner Salazar Mendiguchía.

Resultado de un arreglo cupular entre el entonces saliente presidente Ernesto Zedillo Ponce de León y el candidato a la Presidencia de México, el neo panista Vicente Fox Quesada, el soyalense ganaría una elección amañada y por lo mismo burda, en la que el perdedor sería el experimentado político oriundo de Acapetahua, el ex diputado local, líder del Congreso, ex dirigente estatal del PRI, ex diputado federal y ex senador de la República, Sami David David.

Sí, ahí estaría hasta el año 2006, la presencia de una militancia prácticamente inexistente en la entidad, que por cierto en ningún momento fue creada para su desarrollo, por su beneficiario durante seis años, en los que predominó una dictadura de corte bananero, mentirosa, violadora de la ley, de la libertad de expresión, de los derechos humanos, represora y ofensiva para la inteligencia de los chiapanecos.

Nuevamente se repite la historia, pero ahora con una evidente incongruencia, considerando que en afán de su sobrevivencia, el Verde se mantiene a nivel federal en Coalición con el PRI y Nueva Alianza, apoyando a José Antonio Meade Kuribreña, más no así en Chiapas, donde ha decidido ir solo, postulando como su candidato a la titularidad del Poder Ejecutivo Estatal, a Fernando Castellanos Cal y Mayor, ex alcalde de la capital Tuxtla Gutiérrez, que sería respaldada por los partidos Mover a Chiapas y Chiapas Unido, que dejarían de pertenecer a la alianza local encabezada por el Revolucionario Institucional.

El miércoles 23 de mayo, la dirigencia nacional del Verde Ecologista daría a conocer su decisión de impulsar al también ex líder estatal de esta institución y ex dirigente del Congreso local, considerando que “el PVEM se ha consolidado como primera fuerza política en el estado de Chiapas en 2012 y 2015, que hoy se refuerza”.

Vendría la impugnación priísta y del PANAL, ese mismo día, ante el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, bajo el argumento de que su designación resultaba improcedente, al no cumplir con la obligatoriedad legal de haber renunciado 120 días antes de su registro, por lo que en la madrugada del jueves, después de una sesión de más de tres horas, el IEPC, declararía improcedente la propuesta efectuada bajo la denominación tripartidista “Fuerza Chiapas.

El Consejo General del Instituto, daría un plazo de 24 horas, para presentar una nueva fórmula para sustituir a Castellanos Cal y Mayor, cuya postulación había sido cuestionada por José Manuel Blanco Urbina, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, al afirmar que el nuevo candidato a la gubernatura era ilegal y constituía una falta de respeto a la ciudadanía y un atentado contra el voto, pues inhibe la democracia.

Durante la entrevista con el compañero reportero de Cuarto Poder, Heriberto Ortiz, quien de igual manera funge como observador electoral nacional y dirigente del Movimiento Mexicanos por la Democracia, precisaría que el registro de Fernando estaba fuera del reciente fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que emitió resolución para que los partidos ratificaran su unidad con una figura jurídica distinta, pero no para estructurar nuevas alianzas como plantean el PVEM, Chiapas Unidos y Mover a Chiapas, por lo que la candidatura es inviable.

Vendría la pronta intervención del Tribunal Electoral del Estado de Chiapas, que el mismo jueves 24 de mayo, de manera unánime, ordenaría al Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, registrar a Fernando Castellanos Cal y Mayor, como abanderado de la causa “Fuerza Chiapas”.

Informaría que para su toma de decisión, se analizó la documentación entregada por la parte interesada, en la que se hace constar que el ex alcalde “solicitó licencia el 27 de febrero al cargo y además pidió a Recursos Humanos la suspensión de su salario, de tal forma que sí fue hasta el 27 de marzo cuando se aprobó su separación”.

El pleno del Tribunal manifestaría que “está acreditada la separación del cargo de presidente municipal desde el 27 de febrero de 2018, con lo cual satisface el requisito de elegibilidad y que en consecuencia no debe considerarse que fue incumplido”.

Ordenamiento legal para el registro de Castellanos Cal y Mayor,  en un lapso de seis horas, a partir de la notificación, bajo la advertencia de que su incumplimiento implicará al IEPC, una sanción económica.

Hoy, el ungido del PVEM-Mover a Chiapas y Chiapas Unido, está en campaña proselitista, no obstante que la disposición del Tribunal Electoral del Estado de Chiapas, ha sido impugnada por las dirigencias del PRI y Nueva Alianza, ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, máximo órgano nacional en la materia.

Arranque de la carrera por el poder, en San Juan Chamula, a la que asisten indígenas ataviados con sus vestimentas multicolores, elaboradas con las telas de lana que les caracterizan en las diversas comunidades de la fría Región de Los Altos de Chiapas.

Plaza principal con cientos de ellos, la mayoría trasladados en transportes contratados expresamente y condicionados a una despensa alimenticia, por su participación en el evento, en el que vuelven a escuchar las mismas promesas de hace seis años.

Y mientras los magistrados federales emiten su veredicto, el electorado chiapaneco se mantiene en la zozobra, al no acabar de entender la nueva situación que trastoca la organización de los comicios para elegir gobernador, diputados locales y alcaldes en 124 municipios, debido a la división de la Coalición liderada por el Partido Revolucionario Institucional.

Un costo económico elevado, si se toma en cuenta que antes de esta determinación, el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, había divulgado en la entidad el “Listado de candidaturas para la elección de diputados locales y miembros de ayuntamientos”, aprobado oficialmente.

Un documento de 64 páginas tamaño tabloide, que ahora tendrá que actualizarse, a 31 días de la elección del 1 de julio. Se sabe también que la autoridad electoral chiapaneca ha ordenado a una compañía foránea, la impresión de 10 millones de boletas, en las que deberá incluirse, en caso de ser aprobado por el TEPJF, el nombre de Fernando Castellanos Cal y Mayor, además de nuevas candidaturas que antes iban unidas al PVEM.

Hay desconcierto social por esta controversial situación inédita en la historia electoral de la entidad, por el excesivo número de aspirantes a la sucesión. También hay enojo ciudadano, al cuestionarse el hecho de ser uno de los tres estados más pobres y atrasados de México, y por lo mismo despolitizado, se haga derroche de recursos multimillonarios para financiar un proceso elecgtoral.

Golpe en Chiapas a la Coalición dual PRI-PANAL, que obliga a Roberto Albores Gleason, a sacar del closet el “caite” (huarache), para gastarlo, luego de que lo había guardado, creyendo únicamente que con el uso de redes sociales, spots de radio y televisión, serían suficientes para cumplir con su propósito de convencer al electorado chiapaneco, de que es la mejor opción para asumir la titularidad del Poder Ejecutivo de Chiapas.

Focos rojos en su equipo de campaña, que obligan a incrementar las giras por toda la geografía estatal, en las que Rutilio Escandón Cadenas, ungido de Morena-PT-PES, así como de José Antonio Aguilar, abanderado del PAN-PRD-MC, le llevan ventaja, pues hacen campaña a la antigua, visitando en sus comunidades a los potenciales votantes a su favor. Algo que también hace el independiente Jesús Alejo Orantes Ruiz.

Un “caite” elitista, el de Albores Gleason, que se abstiene de visitar ejidos y se “usa” sólo como slogan para recorrer las cabeceras municipales, donde se organizan concentraciones y mítines con una militancia disciplinada ante el llamado para apoyar al candidato del PRI.

Coincidencia de todos los aspirantes, en las estrategias de organización para la realización de los encuentros con sus seguidores, a quienes acarrean mediante el pago de 300 a 500 pesos por persona, previa entrega de camisetas, gorras, tortas y refrescos.

Menos recursos financieros para el PRI, al desligarse el PVEM, que ahora canaliza los dineros otorgados por el Instituto Nacional de Elecciones (INE), para la promoción del voto.

Roberto Albores Gleason sabe de su desventaja, sobre todo por haber sido presidente del PRI estatal de 2011 a 2017, dos años más de lo permitido por los estatutos. Liderazgo en el último año del sexenio de Juan Sabines Guerrero y cinco de la administración que agoniza, en los que el Revolucionario Institucional sufrió uno de sus más grandes retrocesos, luego de la decisión oficial de “pintar de verde a Chiapas”, en la que el tricolor perdió más de la mitad de las alcaldías en la entidad.

Riesgo de cobro de facturas en su campaña, sobre

todo en los municipios de la zona norte del estado, cedidos al PVEM y PRD, que provocó desbandada de los antiguos y leales militantes, que renunciaron a seguir defendiendo al tricolor.

Hasta ahora no se observa en el equipo de Roberto, un trabajo de cerrar heridas, mediante una reingeniería electoral, al rodearse de gente sin experiencia, ignorando a todos aquellos que se han acercado para ofrecer sus conocimientos adquiridos a lo largo de diversas contiendas electorales.

Y mientras los candidatos de Morena-PT-PES, se han apoderado de bardas, espectaculares y de unidades del transporte colectivo que lucen masivamente la propaganda a su favor, Albores Gleason menosprecia estas opciones y se mantiene indiferente, arrastrando con él al aspirante Presidencial José Antonio Meade Kuribreña.

Prevalece la convicción de que no es necesario que se le reconozca en imágenes promocionales, pues supone que la población los conoce y no hay porque hacer gastos innecesarios en este tipo de formas de difusión.

Insiste que ante la nueva circunstancia, “ni se asusta ni se raja”, pero se olvida de la necesidad que tiene junto con Meade Kuribreña, de que los jóvenes que van a decidir la elección, los identifiquen plenamente, no únicamente por sus imágenes, sino por sus propuestas, que vale la pena considerar en los días de intensa manipulación de noticias falsas y encuestas dudosas.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.