Bloquean ayuda internacional a Guatemala

TECUN UMAN, Guatemala.- La incongruencia dentro del equipo gubernamental del Presidente de Guatemala, James –Jimmy- Ernesto Morales Cabrera, se hizo evidente hoy ante los guatemaltecos y el mundo, pues mientras en las fronteras con México, Honduras y El Salvador, negaba la entrada a la ayuda internacional a favor de los damnificados del Volcán de Fuego, que hizo erupción el pasado domingo 3 de junio, su Cancillería hacía un llamado a la comunidad internacional para acudir en auxilio del país del quetzal.

Por la mañana del jueves 7 de junio, la petición de ayuda para poder pasar a esta ciudad fronteriza, de los tripulantes de dos unidades enviadas Por la Cruz Roja Internacional, desde la Ciudad de México, con material de ayuda para resguardar los restos mortales, de los fallecidos por la actividad volcánica desencadenada por unos de los cuatro colosos activos más importantes del istmo latinoamericano, para denunciar que las autoridades aduanales del vecino país del sur, no les permitieron el acceso al país.

No obstante portar los vehículos placas oficiales de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y los logos del organismo mundial de ayuda humanitaria, la cerrazón imperó entre el personal de la Aduana guatemalteca, en base a las declaraciones tanto del mandatario guatemalteco, como de su secretaria de Relaciones Exteriores,  Sandra Jovel, de que Guatemala no requería del apoyo de las naciones amigas, mientras en los lugares del desastre miles de seres humanos padecen hambre, y se encuentran en condiciones de indefensión que ponen en peligro sus vidas.

El columnista inició este jueves 7 de junio, un recorrido por la frontera de Guatemala con México y pudo percatarse de la insensibilidad tanto del Jefe del Ejecutivo guatemalteco, como de su canciller, llevado a los extremos el miércoles 6 de junio, cuando se prohibió el acceso a territorio guatemalteco, de un convoy de ayuda humanitaria procedente de El Salvador, encabezada por el sacerdote Edwin Baños.

Una realidad lamentable, que no coincide con la declaración de la canciller Jovel, en el sentido de que después de una reunión con el cuerpo diplomático la noche del miércoles 6 de junio, envío sus instrucciones a la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), para que permitan el ingreso de la ayuda internacional.

Declaración de la responsable de las relaciones con el exterior del gobierno guatemalteco, que no se apega a la actitud de los funcionarios también en las Aduanas de la Ermita, en Chiquimula, en la frontera con El Salvador, donde 15 toneladas de auxilio humanitario fueron rechazados por las autoridades chapines.

Sería el sacerdote salvadoreño, Edwin Baños, de la parroquia de San Pedro Apóstol Metapán, Departamento de Santa Ana, que encabezaba la caravana de ayuda consistente en seis toneladas de alimentos, ropa y medicinas, quien se encargaría de denunciar a la opinión pública de Guatemala, la actitud de los funcionarios aduanales, que argumentaban carecer de órdenes de la Presidencia de la República, de Hacienda y de la Cancillería, de permitir el acceso libre en las garitas internacionales de la frontera común.

Ocurriría lo mismo en la frontera con Honduras, camiones con más de 10 toneladas de ayuda, se encontraban varados, rogando los coordinadores de la colecta y entrega al pueblo de Guatemala, sin ser escuchados.

El apoyo humanitario de hondureños y salvadoreños a sus vecinos guatemaltecos, frenados desde el miércoles 6 de junio, por burócratas que incluso advertían que si querían que los dejaran ingresar a territorio chapín, debían de pagar los impuestos correspondientes de importación.

Las denuncias de los absurdos bloqueos, trascendieron al mundo y pusieron en evidencia la insensibilidad del gobierno de Guatemala, ante la gran catástrofe que mantenía incomunicados a sobrevivientes en sus lugares de origen, donde varias aldeas habían quedado sepultadas con todos sus habitantes.

La similitud del absurdo se ratificaba por segunda vez en la garita de Tecún Umán, donde ya casi entrada la noche del jueves, por segunda vez en el día, los dos cargamentos de la Cruz Roja Internacional recibían el rechazo de la autoridad aduanal, que menospreciaban el esfuerzo realizado para acudir de inmediato al país centroamericano, atendiendo a un llamado de la Benemérita institución en Guatemala.

A unos metros de las instalaciones hacendarias, aguardaban las unidades que transportarían la ayuda a los lugares donde más se necesitaran. La respuesta de la jefa del control internacional era la misma: No tengo instrucciones de mis superiores en la capital de permitirles el acceso libre de pago. No pasan.

Para eso, cada vez más personas se acercaban al lugar para preguntar qué estaba pasando. Una vez enterado, uno de ellos le preguntó a la funcionaria la cantidad de dinero por concepto de impuestos de importación, que tenían que aportar.

Después de los ruegos de que se cobrara la tarifa más baja, fue aceptado que se pagara por la carga, el equivalente a mil 500 pesos mexicanos. Y sin más, los guatemaltecos de Tecún Umán, ahí reunidos, cooperaron y solamente así, los vehículos de la Cruz Roja Internacional pudieron pasar para sumarse a sus colegas locales.

Serían las ocho y media de la noche, cuando ya con la lluvia encima, el operativo de ayuda consistente en bolsas mortuorias, tendría el acceso a un país en desgracia que su gobierno no quiere reconocer, al seguir minimizando la tragedia con un poco más de 100 muertos y decenas de heridos, cuando los guatemaltecos saben que la tragedia es todavía incalculable en pérdidas humanas y materiales, tomando en cuenta que en las inmediaciones del Volcán de Fuego, que abarcan parte de los departamentos (estados) de Escuintla, Suchitépequez y Chimaltenango, antes de la violenta erupción del domingo 3 de junio, habían asentados más de 100 mil habitantes.

No correrían con la misma suerte las caravanas de ayuda en las fronteras de Honduras y El Salvador, que apenas este viernes pudieron ingresar a Guatemala, con la ayuda para los miles de damnificados.

Espera de más de 48 horas de quienes pacientemente aguardaron el menosprecio del gobierno de James (Jimmy) Morales Cabrera y de su secretaria de Relaciones Exteriores Sandra Jovel Jovel, al gesto solidario de los pueblos salvadoreño y hondureño hacia sus hermanos centroamericanos en desgracia.

Por la aduana guatemalteca de Agua Caliente-Esquipulas, con Honduras, se internarían ocho camiones con cargamentos procedentes de la comunidad de Ocotepeque, mientras que por la de La Ermita-Concepción Las minas, lo harían vehículos enviados por la Iglesia Católica de El Salvador, en Santa Ana.

Nada sería entregado a las autoridades guatemaltecas, sino la Abadía del Santo Cristo Negro de Esquipulas y a la Fundación Quique Cerón, que a su vez la concentrarían a Cáritas Diocesana, para ser trasladada directamente a manos de los afectados en las zonas de la tragedia.

La actitud indiferente y poco respetuosa de la ayuda solidaria internacional por parte del Presidente Morales Cabrera, fue interpretada por diversos sectores de la sociedad guatemalteca, como imprudente e ineficiente, que no refleja en ningún momento el sentir de la mayoría de la población nacional, más cuando el mismo gobernante había afirmado que su gobierno no tenía dinero para hacer frente al grave problema.

La gran disposición del pueblo salvadoreño para acudir en auxilio de las víctimas del Volcán de Fuego, volverá a manifestarse este sábado, cuando ingresen, ya sin ningún obstáculo burocrático aduanal, más de 18 toneladas de ayuda consistente en alimentos, medicinas y ropa.

La ayuda del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, ha empezado a fluir por la vía aérea desde este jueves 7, al arribar al aeropuerto La Aurora, un cargamento de apoyo diverso, al que se agrega el arribo de expertos civiles y militares, apoyados con equipo canino, que de inmediato se han trasladado a las zonas de desastres para participar en el rescate de posibles sobrevivientes, aunque pudiera ser demasiado tarde, pues la negligencia oficial ha impedido el pronto auxilio internacional.

Habrá que recordar que sería el mandatario mexicano, quien la misma tarde noche del domingo tres de junio, horas después del desencadenamiento brutal de la actividad volcánica, se comunicaría con su homólogo Jimmy Morales Cabrera, para ofrecerle de inmediato a nombre del pueblo de México, no únicamente las condolencias por los muertos y heridos, sino todo el apoyo de su administración para enfrentar la catástrofe.

Paso fatal de cuatro días, para que se autorizara a cuenta gotas la llegada de la ayuda mexicana, condenando a la muerte el gobierno de Guatemala a miles de sobrevivientes que seguramente serán encontrados muertos sepultados en los campos o en interior de sus casas.

Una historia lamentable por la inexperiencia e incapacidad, que continúa y que nada bueno depara en los próximos días y semanas.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.