Iglesia: En Chiapas, el enriquecimiento voraz

A 19 días de las elecciones del 1 de julio en México, la Alta Jerarquía de la Iglesia Católica en la entidad, afirma que en Chiapas, “se ha deteriorado la dignidad de la actividad política, al convertirla en ocasión de acceso a los recursos públicos para el enriquecimiento personal, familiar o de grupo”.

En plena tormenta electoral que no solamente divide al extremo y debilita al electorado chiapaneco, que enfrenta la opción del abstencionismo como repudio al clima de turbiedades que dañan todas las buenas intenciones y deseos de un cambio radical, surge la voz de los sin voz, que son la mayoría de los poco más de cinco millones de habitantes.

Momentos complejos en la realidad de uno de los tres estados más pobres de México, cada vez con más hambre y sed de justicia, según el sentir registrado, que ya no quiere ser laboratorio de experimentos, que hoy lo ubican como abanderado fallido de la Cruzada nacional contra el Hambre.

Mensaje especial en la dramática coyuntura estatal, redactado de manera conjunta por el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Fabio Martínez Castilla; el obispo de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, así como del administrador Diocesano de Tapachula, Arnulfo Quintanar Monroy, en el que denuncian que “existen caciques políticos que se han centrado en el beneficio de su familia o imponen sus propios candidatos”.

Visión de los importantes prelados, dirigido “a los hermanos y hermanos de Chiapas”, en el que manifiestan que “es evidente el enriquecimiento ilegal y voraz de numerosos funcionarios, en contraste con los deficientes servicios públicos que deberían de beneficiar a la población”.

Acusan: “Existe una corrupción presente en los diferentes sectores de la sociedad, pero que tiene su principal raíz y manifestación en numerosas entidades gubernamentales”.

En los días en que en el territorio chiapaneco prevalece la zozobra y desorientación provocadas por el Partido Verde Ecologista de México, al romper con la Coalición liderada por el Partido Revolucionario Institucional, las máximas autoridades católicas, manifiestan que “el sistema de partidos políticos ha sido causa de divisiones y conflictos en las comunidades y los pueblos, por la corrupción de autoridades locales, la compra de votos, la coacción por los programas sociales, la propaganda engañosa, las promesas falsas, la distribución de despensas y otros objetos y para condicionar al votante”.

Lenguaje directo, surgido del clamor de un pueblo chiapaneco empobrecido y agobiado por una crisis económica que obliga a la migración a Estados Unidos y otras entidades de la república, además de la desintegración familiar que se ha vuelto común en las comunidades indígenas y rurales en general.

Clérigos que sustentan la evaluación de la realidad política actual en Chiapas, “desde  nuestra misión como ministros de la Iglesia Católica, compartimos nuestra palabra ante las próximas elecciones, para ofrecer una línea de discernimiento desde la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia”.

Dan voz a los que no la tiene por su condición de pobreza y marginación, al argumentar. “Compartimos con ustedes, cómo vemos la realidad de nuestro Estado, desde las experiencias vividas en las comunidades”.

Es del dominio público, aseveran, que hay funcionarios y candidatos con historial delictivo (proliferación de la droga, cantinas y trata de personas), que cuentan con protección de funcionarios gubernamentales.

Anarquía a cada paso del territorio chiapaneco, planteada por los tres principales pastores de la Iglesia Católica, todavía mayoritaria en la colindancia con Centroamérica, donde, denuncian, “muchos presidentes han endeudado a sus municipios, desviando el presupuesto, sosteniendo las campañas de sus partidos e incluso, distribuyendo en efectivo los recursos del presupuesto, reforzando el ciclo de la pobreza y la dependencia.

Y lo que constituye un secreto a voces y que ilustra la descomposición de la moral política y la impunidad en las diversas Regiones de Chiapas, es ratificada con gran valor y contundencia:

“Se constata la intervención de la delincuencia organizada en la selección o imposición de candidatos y la existencia de grupos armados ilegales al servicio de intereses políticos, económicos y criminales. La población tiene miedo o desconfianza de denunciar ante las autoridades, pues duda que actúen en defensa de los intereses del pueblo”.

Preocupante el contenido de la recopilación de la inconformidad popular por parte de los responsables de la tres Zonas Eclesiásticas Católicas, lideradas por la Arquidiócesis de la capital estatal, en la que se que “la impunidad hace que se sigan cometiendo delitos electorales para ganar a toda costa”.

Afectación extrema del bolsillo empobrecido del gran conglomerado social, asentado en la expresión de que “el pueblo percibe que las reformas estructurales y la política neoliberal han resultado en mayor costo de la gasolina, el gas, la electricidad, la canasta básica, y en deterioro de los servicios de salud y electricidad, entre otros”.

Posición clerical, en la que con toda contundencia se expresa que “el tiempo y el abuso han corrompido el sentido original de la autoridad, desviándola hacia los sectores fuertes en la política y la economía, que dejan a los pobres y humildes, las migajas que caen de la mesa de los satisfechos y poderosos, cuando no sirviéndose a si mismos con la cuchara grande: corrupción, impunidad, abuso de poder, salarios desorbitados, compadrazgos y concesiones”.

Vehemente llamado al electorado chiapaneco, “a todos, a no vender sus votos. Al votar no votar por el interés o la ganancia personal, sino ejercer la responsabilidad ciudadana, procurar el bien común, la paz que se fundamenta en la justicia”.

Un tema por demás complejo, nada nuevo, cuya experiencia más reciente, la de las elecciones para elegir 122 alcaldes y renovar el Congreso estatal en 2015, revelaría que la cotización de sufragio osciló entre mil y mil 500 pesos, independientemente de la coacción que se hizo de que debían votar por los candidatos del PVEM, bajo advertencia que de no hacerlo, les serían canceladas las ayudas asistenciales de origen federal.

La misma historia que se repite en 2018, con estrategia semejante de compra de votos, aunado a los obsequios consistentes en láminas, despensas y otro tipo de ayudas económicas, como aplican los candidatos del partido oficial, la mayoría alcaldes que pretenden reelegirse, apoyando sus campañas con los presupuestos municipales, toda vez que violando la ley electoral federal, nunca solicitaron la obligada licencia para retirarse del cargo y operar con recursos propios.

Despilfarro de recursos económicos presupuestados para la obra pública, desviados para comprar conciencias clientelares. Malestar de los simpatizantes de partidos opositores al oficialismo, por el abuso sin límites que se comete en las actuales campañas que deberán concluir el próximo 27 de junio.

Llamado de los dirigentes del catolicismo chiapaneco, “a la concordia, invitando a no radicalizar las posturas ni violentar a la población. Una elección con violencia no es democracia, es una dictadura”.

Petición al electorado, para “conocer cómo ha sido el comportamiento y el trabajo de los candidatos, para votar por personas que no tengan antecedentes delictivos, o haya sido un funcionario público y quiere reelegirse, pero ha robado o ha dejado obras inconclusas”.

Cinismo actual de los alcaldes en funciones que se reelegirán violando el orden jurídico constitucional, amparados en una normatividad impuesta por el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, que les otorga impunidad para que desde las Alcaldías se utilicen los presupuestos municipales con fines proselitistas.

Las Jerarquías católicas de Tapachula, San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, consideran en su análisis, que “ante esta realidad, nuestra responsabilidad como pastores, es estar siempre al servicio del pueblo, para acompañarlo desde la fe en su búsqueda de bienestar y liberación de todo lo que daña su vida, sabiendo que la Iglesia está convocada a ser abogada de la justicia y defensora de los pobres como expresan los obispos de América latina, en cuanto a que la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política”.

Suma a la posición que al respecto tiene también el Papa Francisco: “Entendemos que el compromiso cristiano es construir un mundo más justo y con más hermandad. Si bien el orden justo de la sociedad y del Estado, es una tarea principal de la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la Justicia. Todos los cristianos, también los pastores, están llamados a preocuparse por la construcción de un mundo mejor”.

Precisión de que “la situación actual presenta grandes retos a la ciudadanía, pues a elegir a las autoridades ha de buscar que los elegidos asuman sus cargos para enfrentar y superar los problemas que aquejan al pueblo de Chiapas. Hemos de colaborar para que exista un proceso verdaderamente democrático, asumiendo nuestras responsabilidades ciudadanas”.

En la cercanía que definirá el rumbo no solamente de Chiapas, sino de México, el Alto Clero de la entidad plantea la necesidad de que “tengamos presente que es urgente nuestra participación ciudadana, con un voto responsable, bien reflexionado, porque México necesita de todos para crecer y ser una nación donde haya espacio y bienestar para todos. Unidos por el bienestar de nuestra patria”.

Pero, ese es el riesgo, ante el bombardeo propagandístico de más de 40 millones de spots en radio y televisión, más la guerra sucia mediática en redes sociales, que como nunca en la historia electoral del país, puede provocar que el electorado emita su sufragio

sustentado en su hartazgo por todo lo que le afecta.

Un México dividido y por lo mismo débil, será, como hasta ahora se ha pretendido en momentos de grave crisis interna, presa fácil para ser sometida todavía más por la hegemonía del imperio estadounidense. Sin embargo, a pesar de todos los embates, como los actuales, no ha podido ni podrá, doblegar a una nación que ha sabido unirse y enfrentarlo con dignidad.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.