Trump, rumbo a su fin de serie como presidente

A un año siete meses de haber asumido el poder en Estados Unidos, Donald Trump se encuentra inmerso en un torbellino en el que mezcla odios a los negros, a los “cafés” (mexicanos), que trafican drogas, matan y violan, a las mujeres, a las que llama “perras” o prostitutas, así como a los veteranos de guerra y a los periodistas y medios de comunicación que lo critican.

Demasiados frentes en su contra, en el ámbito interno, pero también externo, donde la implantación de aranceles a productos importados de Europa, México, Canadá, China y Rusia, lo hunden más en una vorágine de la que su propios correligionarios republicanos, que lo encumbraron a la Casa Blanca, dudan que salga.

La muerte el pasado sábado 26 de agosto, del senador del Partido Republicano por Arizona (1987-2018), John McCain, reviviría todavía más la animadversión social hacia el presidente estadounidense, por sus comentarios ofensivos emitidos en los días en que el político sureño luchaba contra una forma agresiva de cáncer en su cerebro, al descalificarlo como héroe de guerra.

El legislador había servido a su patria como piloto de la Fuerza Aérea, en Vietnam, donde fue derribado y permaneció en cautiverio más de cinco años después, hasta marzo de 1973 en que retornó a la Unión Americana y fue reconocido por el presidente Richard Nixon, como un héroe.

Tan molestaría al popular senador la desacreditación pretendida por el omnipotente gobernante, que pediría a sus familiares que al morir, no lo invitaran a la misa, la cual se celebrará el viernes 31 en la Catedral de Washington, en una ceremonia en la que hará uso de la palabra, porque así lo pidió, el ex presidente demócrata Barack Obama, con quien contendiera en 2008 por la Casa Blanca.

Trump se encuentra entrampado y en plena caída libre de su popularidad alcanzada gracias a las redes sociales, en las que hizo uso permanente de las noticias falsas, como continúa actualmente, lo cual le permitiría ganarle a la aspirante del Partido Demócrata, Hillary Clinton, a finales de 2016.

De escándalo en escándalo que mina cada vez más su imagen ante sus seguidores, como el más reciente protagonizado por su exabogado Michael Cohen, quien finalmente se ha declarado culpable de ocho cargos, entre ellos relacionados con el financiamiento ilegal de la campaña electoral.

Una tras otra, en la que ahora juega un papel muy importante en su desmoronamiento, su exasesora, la afroamericana Omarosa Manigault Newman, a quien echó de la Casa Blanca, tildándola de “perra”, que en venganza ha publicado un libro, que ya ocupa primer lugar en ventas, en el que narra su estancia de 11 meses al lado del magnate inmobiliario habilitado de jefe de Estado.

La excolaboradora de 44 años ha declarado a la cadena de televisión NBC, que “este es el comienzo del final para Trump”, mientras mantiene una campaña permanente de promoción de su obra “Unhinged” (Volátil), en la que relata, entre otros detalles, que el mandatario amenazó a su esposa Melania, con deportarla si se divorcian, además de contar en su poder con por lo menos 200 grabaciones que involucran a funcionarios y al presidente con actitudes racistas, sin omitir su afirmación de que tiene problemas mentales.

La importancia e impacto en la opinión pública estadounidense, de los señalamientos de Omarosa, radica fundamentalmente en que fue la única persona afroamericana que ostentó el mayor cargo en la Administración de Trump, al que conoció en 2003, cuando éste inició la primera temporada de su programa de televisión “El Aprendiz”, donde también fue despedida por el mismo Donald.

Y aunque aún se ignoran las razones por las que sería cancelada su asesoría al presidente, lo cierto es que el mandatario no guarda para ella más que palabras altisonantes al llamarla “escoria”. Ha escrito en su cuenta de Twitter, que “la chiflada de Omarosa fue despedida tres veces en “The Apprentice” y ahora ha sido despedida por última vez. Me imploró un trabajo con lagrimas en los ojos. La gente en la Casa Blanca la odiaba. Era agresiva, pero no lista. Apenas la veía, pero escuché cosas realmente malas de ella y no trabajaba adecuadamente”.

De la simpatía que le profesaba, al odio, al felicitar al jefe de su Gabinete, el general John Kelly, quien se encargaría de eliminarla de la nómina Presidencial. “Buen trabajo del general Kelly por despedir rápidamente a esa perra”.

Omarosa Manigault Newman, que se convertiría en la campaña del magnate en la mayor defensora de su candidatura entre la población negra, mantiene muy en alto sus banderas promocionales de su libro, al argumentar que sufre de un declive mental y ser racista, por lo que ha tratado de acallarla con dinero, como lo ha hecho con tres mujeres que lo acusado de abuso sexual en los días de tarea proselitista en 2016.

Un pasado sexual que se ha convertido en un gran tormento como dirigente de la potencia número uno del mundo, aunque Trump lo niegue una y otra vez.

Escándalo en la Casa Blanca, en la que tres mujeres, una actriz porno, una exmodelo de Playboy y una exconcursante de “The Apprentice” que afirma que Trump abusó sexualmente de ella, protagonizan la ofensiva legal en contra del hombre de negocios multimillonarios, que combina con su estancia en la Presidencia, al acudir a los tribunales para demandar que se obligue al galancete, a declarar sobre sus aventuras amorosas  previas a su arribo al poder (2005-2007), en las que se jactaba de tener con su dinero a las mujeres que quisiera, tratándolas en forma irrespetuosa a su condición humana.

Las aventuras con las tres mujeres, ocurren en los mismos años, en la que el magnate conducía su programa “El Aprendiz”, en la que grabó la cinta “Acess Hollywood”, y en que se casó con Melanie, su actual esposa, y nació su hijo Barron.

Una de ellas, Sthephani Clifford, conocida en la industria de la pornografía con el nombre Stormy Daniels, concedería recientemente una entrevista al programa “60 Minutos” de la cadena de televisión CBS, en la que afirmaría tener pruebas grabadas en un disco compacto, de las pruebas físicas de la relación sexual que mantuvo con Trump.

Stormy ha revelado que conoció a Donald durante un torneo de golf de celebridades en el Lago Tahoe, California, en 2006 e iniciaron de inmediato relaciones sexuales, en una aventura que se prolongó hasta 2007. La historia de Daniels sería difundida por una revista en 2011, la cual se reactivaría una vez que Trump fuera nominado por el Partido Republicano como su candidato Presidencial en 2016.

Fue entonces cuando Michael Cohen, el abogado de Donald y amigo de toda su confianza, se encargaría de ofrecer a la actriz 130 mil dólares, para que no volviera a tocar el tema, lo cual sería aceptado apenas dos semanas antes de los comicios, no sin que antes el aspirante y su representante legal, negaran las versiones de Stormy Daniels.

Como resultado de amenazas físicas recibidas en su contra para dejar en paz al presidente, Stormy ha desplegado una campaña de defensa por su seguridad, para lo cual ha iniciado en un juzgado de Los Ángeles, una acción legal para que el contrato de confidencialidad firmado por ella, sea declarado nulo, a lo que los abogados de la Casa Blanca han respondido que pretenden que la disputa se resuelva por arbitraje privado, advirtiendo que exigirán a Daniels el pago de 20 millones de dólares por violación al contrato secreto.

Lo interesante de este caso, es que por haber contrademandado, la autoridad considera que el jefe de la Casa Blanca es ya parte en la causa, por lo que podría verse obligado a declarar ante el juzgado.

En lo concerniente a Karen McDougal, se trata de una exmodelo de la revista Playboy, que mantuvo entre 2006 y 2007 una aventura sexual con el entonces hombre de negocios. Ante el riesgo que representaba, Donald Trump recurrió a los dueños de la editora de National Enquirer, que comprarían la historia en exclusiva mediante un contrato de exclusividad por 150 mil dólares, sin que a la fecha la hayan publicado.

Asesorada por sus abogados, Karen ha solicitado a los tribunales de Los Angeles, la nulificación del acuerdo firmado, por considerar que se le engañó, con el propósito de resguardar sus vínculos íntimos con el empresario, que se dieron cuando Trump tenía un año de casado con la eslovaca nacionalizada estadounidense, Melania y su hijo Barron, estaba recién nacido.

McDougal está consciente de que su enfrentamiento jurídico no es con el mandatario, sino con la editora, lo cual ha hecho menos trascendente su injerencia en la vida sexual del todopoderoso de Washington, aunque la idea es que una vez liberada del compromiso por incumplimiento de la publicación, pueda ir más allá en su intención de escribir algo más de fondo, sin ningún obstáculo legal.

La tercera en discordia es Summer Zervos, quien conocería a Trump, en su calidad de concursante del programa “The Apprentice”, en la que el empresario era la estrella. Su primer encuentro se daría en 2007, en la oficina del entonces acaudalado hombre de negocios, quien después de manosearla trató de forzarla para mantener relaciones sexuales. Todo ello sería hecho público en octubre de 2016, muy cerca de las elecciones.

Donald Trump ha negado que tal situación hubiese sucedido, lo que motivó que en enero de 2017, Gloria Allred, la abogada de Summer, presentara en Nueva York, una demanda contra el presidente, por difamación, al haber calificado de mentirosa a Zervos, lo cual tendría afectaciones de carácter laboral a su representada.

Ante el riesgo que empezaba a correr el gobernante, su equipo de juristas respondería que el Presidente gozaba de inmunidad y por lo tanto no puede ser involucrado en ningún asunto de tipo judicial. Pero la respuesta de la juez del caso, no aceptaría el argumento legal, afirmando que el mandatario puede ser imputado y procesado por asuntos

de orden privado, ocurridos antes de ser el hombre fuerte de la Casa Blanca.

Abogados estadounidense de prestigio, adelantan que la demanda de Summer Zervos, es mucho más peligrosa para la imagen de Donald Trump, por tratarse de una relación forzada y no consentida, como  las que mantuvo con Stormy Daniels y Karen McDougal.

Donald Trump empieza a sufrir las consecuencias de una vida frívola, caracterizada por los excesos derivados de su poder económico-financiero, cuyas consecuencias hoy se magnifican, al dejar de ser lo que ya no es.

Y ahí, es donde el papel de la mayoría de los periodistas y medios de comunicación del vecino país, tienen todo para exhibirlo como el peor presidente en la Historia de los Estados Unidos, en la que no hay mentiras de por medio.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013 . Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.