Hambruna

En 2018, el hambre continúa su acecho avasallante en el mundo, donde según el reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dado a conocer apenas el 11 de septiembre, son más de 821 millones de personas afectadas, entre las que sobresalen 150.8 millones de niños menores de cinco años, con retraso del crecimiento (altura baja para la edad); otros 50.5 millones del mismo tiempo, con peso bajo para su altura, mientras que 262 millones de mujeres en período reproductivo, sufren por anemia.

Todo, en el contexto de una población mundial, que para junio último, la ONU ubicaba en siete mil 600 millones de seres humanos, de los cuales en Asia sufren hambruna 515 millones; Africa, 256.5 millones, en tanto en América Latina y el Caribe la padecen 39 millones.

Reporte de “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018”, en el que se advierte que el hambre ha aumentado en los últimos tres años, volviendo a los niveles de hace una década. Este retroceso envía una señal clara de que hay que hacer más y de forma más urgente si se pretende lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible de alcanzar el Hambre Cero para 2030, que por ahora está en peligro.

Una de cada nueve personas enfrenta este grave problema en el planeta. La situación empeora en América del Sur y en la mayoría de las regiones de Africa, aunque en Asia, se observa una tendencia decreciente y significativa de la subalimentación que la caracterizaba.    

Informe anual elaborado por expertos de de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que la variabilidad climática que afecta a los patrones de lluvia y las temporadas agrícolas, y los fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones, se encuentran entre los principales factores detrás del aumento del hambre, junto con los conflictos y las crisis económicas.

Los especialistas de los cinco organismos de las Naciones Unidas, manifiestan que los cambios en el clima ya están socavando la producción de algunos cultivos principales como el trigo, arroz y maíz en las regiones tropicales y templadas y, si no se desarrolla la capacidad de sobreponerse al cambio climático, se espera que la situación empeore a medida que las temperaturas aumentan y se vuelven más extremas.

Análisis que indica que los daños a la producción agrícola contribuyen a la falta de disponibilidad de alimentos, con efectos colaterales que provocan alzas en los precios alimentarios y pérdidas de ingresos que reducen el acceso de la población a los alimentos.

La prevalencia de la desnutrición aguda infantil, sigue siendo extremadamente alta en Asia, donde casi uno de cada 10 niños menores de cinco años tiene bajo peso para su estatura, en comparación con solo uno de cada 100 en América Latina y el Caribe.

Una realidad mundial preocupante y vergonzosa, de la que México forma parte, encabezada por Chiapas, al ser uno de los tres estados que más sufren hambre, al ser considerado el más pobre del país, donde su población indígena y en general de sus zonas rurales, viven en condiciones de miseria, no obstante ser una entidad rica en bellezas naturales, fauna y flora únicas, maderas preciosas, pero sobre todo, petróleo, gas, con los dos ríos más caudalosos del territorio nacional, el Grijalva sobre cuyo cauce están construidas las cuatro hidroeléctricas más importantes, al que se agrega el Usumacinta, aún sin explotar.

Es así, como en las apartadas comunidades de la Sierra Madre de Chiapas, en la Región Soconusco, el problema del hambre sigue provocando desnutrición hasta de tercer grado en niños y adultos del grupo étnico Mam, al resultar insuficientes, cinco años después de su inicio, los esfuerzos de la Cruzada Nacional contra el Hambre del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto.

Compleja situación que afecta a las comunidades indígenas de la Región de Los Altos y de aquellas dispersas en el norte de la entidad y Selva Lacandona.

Respuesta de la Administración federal que concluye el próximo 1 de diciembre, que daría comienzo el 21 de enero de 2013, en el municipio chiapaneco de Las Margaritas, donde el Presidente Enrique Peña Nieto firmaría el decreto mediante el cual se constituía el Sistema Nacional contra el Hambre (Sinhambre), el cual se manejaría como campaña sexenal permanente, con la pretensión de contrarrestar la pobreza y el bajo desarrollo humano en 400 de los dos mil 500 del país, que presentaban los índices más altos de marginación social y en los que 21 millones vivían en pobreza alimentaria.

Toda una estrategia, que en su primer etapa beneficiará a 7.5 millones de personas, sustentada en cuatro ejes principales, al tener una orientación focalizada, corresponsabilidad de todos los sectores, además de establecer condiciones productivas e involucrar la energía comunitaria y social de la nación.   

La Cruzada Nacional contra el Hambre, daría comienzo formalmente el 19 de abril, en una de las comunidades indígenas más pobres de México, Navenchauc, del municipio de Zinacantán, en las cercanías de San Cristóbal de las Casas, hasta donde llegaría el Presidente Peña Nieto, acompañado del ex mandatario de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva, donde durante su gestión lograría que 33 millones de habitantes de ese país sudamericano resultaran beneficiados, dejando atrás su condición de hambruna.

Esfuerzo intersecretarial coordinado, con la participación de 70 programas federales, apoyados en la firma de acuerdos con 21 gobernadores, además de convenios con diversas universidades de la república, que, de acuerdo con la entonces secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, garantizaría a los mexicanos en condición de hambre, puedan tener condiciones de mayor dignidad.  

Una permanencia ancestral angustiosa, no solamente por sus condiciones ancestrales de marginación, sino de explotación laboral, así como de falta de apoyos gubernamentales dirigidos a incentivar no sólo la autosubsistencia alimentaria, sino una producción para generar ingresos, los cuales serían cancelados en las últimas cuatro décadas por un sistema neoliberal impuesto en aras de la cancelación de subsidios a los más desposeídos.

Demasiado optimismo, para pensar que esta grave problemática desaparecería en cinco años, dados los múltiples errores que se han cometido en su realización, al no tener un censo por lo menos aproximado de los grupos sociales, que permitiera una real efectividad en la distribución.

Fallas graves, que en las Regiones Sierra y Costa de la entidad, continúan obligando a los jóvenes y personas maduras, a emigrar hacia otras latitudes, dejando atrás pueblos enteros donde las mujeres, niños y ancianos son mayoría, que finalmente siguen quedando a expensas de las remesas económicas para su alimentación y vestido.

La Grandeza, El Porvenir, Siltepec, Bellavista, Chicomuselo y la partes altas del municipio de Tapachula y Cacahoatán, donde sobreviven en condiciones precarias los descendientes del grupo étnico Mam, que se prolonga hacia Guatemala, que les orilla a abandonar sus parcelas empobrecidas, para buscar fuera de la Región, horizontes que les garanticen el sustento, como ocurre en sus arribos y permanencias en distintos estados de la Unión Americana.

Problemas de malnutrición entre la población urbana y suburbana de los municipios de la Frontera Sur con Centroamérica, motivados por la ausencia de ingresos ante el creciente desempleo, por la no creación de fuentes de empleo para los jóvenes y en especial para los egresados del exagerado número de universidades que ofrecen carreras de dos años con rango de licenciatura, avaladas por las Secretarías de Educación Pública estatal y federal, que constituyen un fraude por la impreparación de sus egresados, que se suman al ejército de desempleados de otras casas de estudios de estudios superiores, que imparten carreras sin ningún futuro en la Región Soconusco.

Bajos salarios y explotación laboral de empresas transnacionales asentadas en la Región, que conjugan en su relación laboral el maltrato, apoyadas en compañías outsourcing, que se aprovechan de la excesiva demanda de empleo y por lo mismo propician una permanente rotación de empleo, para evitar por un lado la formación de sindicatos y por el otro, la antigüedad en los negocios de capital estadounidense, coreano y nacional asentados sobre todo en Tapachula.

Existencia de un Banco de Alimentos creado para apoyar a quienes padecen hambre en la zona, el cual apoya en la solidaridad social de las donaciones en efectivo o en especie, desde donde se observa cómo las Corporaciones de supermercados con matrices en Estados Unidos, prefieren tirar a la basura alimentos sin caducar, que obsequiarlos a esta institución y otras de índole altruista, que permitirían coadyuvar en paliar la desnutrición de niños y mujeres en edad reproductiva con anemia.

A nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas, califica como vergonzoso el hecho de que una de cada tres mujeres de los cinco continentes en período de fertilidad, se vean afectadas por la anemia, que tiene consecuencias para la salud y el desarrollo tanto de las mujeres como de sus hijos. Su prevalencia en Africa y Asia es casi tres veces mayor que en América del Norte, donde México es el más significativo.

En el informe del año anterior, la ONU argumentaría que la incapacidad para reducir el hambre en el mundo, estaba estrechamente relacionada con el aumento de los conflictos y la violencia en diversas partes del planeta, precisando también que en algunos países los fenómenos vinculados con el clima estaban minando la seguridad alimentaria y la nutrición.

Hoy, los

investigadores de los organismos internacionales que aglutina la Organización de las Naciones Unidas, dan prioridad en su análisis de la hambruna mundial, a cómo la variabilidad y las condiciones extremas del clima, incluso en ausencia de conflictos, son factores claves del nuevo incremento, que hacen retroceder a niveles de hace una década.   

La inestabilidad climática que deriva en situaciones cada vez más frecuentes y complejas, que ya revierten los avances realizados para la erradicación del hambre y malnutrición.

Pese a las afirmaciones del presidente Donald Trump, de que el cambio climático no es una realidad, los hechos lo desmienten en los días actuales, al desatar la naturaleza su furia convertida en huracán, en los estados del este de la Unión Americana, donde las inundaciones provocan pérdidas patrimoniales de decenas de miles de millones de dólares, a reserva de la evaluación de los daños en su sistema productivo alimentario.

Mal augurio para la perspectiva de combate al hambre no solamente en el mundo, sino en México, dada su dependencia en materia de alimentos, cuya tendencia a la alza, fortalecerán la carestía y con ello la menor capacidad de compra de más de la mitad de los 120 millones de mexicanos, sumidos en la pobreza, donde Chiapas es ejemplo, lamentable y vergonzosamente.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.