Migrantes, ¡imparables!

Este martes 30 de octubre, arribará a Tapachula, la ciudad más importante de la Frontera Sur, la segunda caravana constituida por más de dos mil 500 migrantes centroamericanos, infiltrada entre otros, por los vándalos que el domingo 28 apedrearon a la Policía Federal de México, en el puente internacional del río Suchiate, donde también elementos de la Policía Nacional de Guatemala, sufrirían de la agresión de jóvenes identificados miembros de las pandillas “maras”, con saldo de un muerto hondureño en el lado guatemalteco.

Su ingreso sería violento al irrumpir en horas de la tarde en territorio chiapaneco-mexicano, cruzando a nado o en balsas improvisadas las aguas internacionales, para enfrentarse de nuevo con contingentes de la Secretaría de Marina, Policías Federal, Estatal, Especializada de la Fiscalía Estatal, Gendarmería y del Instituto Nacional de Migración, que finalmente los dejaron pasar para evitar muertes por ahogamiento de mujeres y niños, cuyo arribo a Tapachula es inminente.

Mientras, una tercera caravana conformada en su mayoría por salvadoreños, se aproximaba entrada la noche a la fronteriza ciudad de Tecún Umán, con la intención de internarse a territorio mexicano y sumarse a los hondureños y guatemaltecos que están en camino hacia la frontera de México con Estados Unidos.

Día 16 de la marcha hacia la Unión Americana, que partiera de la hondureña San Pedro Sula y que a las 10 de la noche de lunes 29 de octubre, el grupo vanguardia decidiría pernoctar en el poblado oaxaqueño de Miltepec, ubicado entre las comunidades de Zanatepec y La Ventosa, para salir a las tres de la mañana del martes, hacia Juchitán.

Preocupación entre los migrantes por su cada vez mayor dispersión, que dado el cansancio les permite ir más agrupados, además de que un número considerable ha empezado a desistir, dadas las inclemencias del clima extremadamente caluroso del camino en la Región del Istmo mexicano, donde se ubica en la avanzada, el periodista tapachulteco Juan de Dios García Davish, que asesora a enviados especiales de la televisión inglesa y árabe,  quien estima que su número no va más allá de los cinco mil 500.

Al salir de Chiapas el domingo 27, a las tres de la tarde, con rumbo a Tapanatepec, Oaxaca, de acuerdo con la información concentrada por la Fiscalía General del Estado y proporcionada al columnista, el contingente iba conformado por aproximadamente seis mil 803, de los cuales cuatro mil 413, eran hombres; mil 424 mujeres, de ellas 12 embarazadas, así como 966 niños, mientras que 139 extranjeros solicitaron al Instituto Nacional de Migración su repatriación a Honduras.

Movilización de agentes de la Policía Especializada y de Inteligencia de la FGECH, que coadyuvaron en las tareas de resguardo y seguridad con la demás Corporaciones Federales, Estatales y Municipales, que permitieron el reporte de saldo blanco durante la travesía de más de 200 kilómetros por la Costa chiapaneca, de esta primera caravana, que tiene como objetivo próximo llegar a Juchitán y de ahí a Ixtepec, donde empezarán a abordar el tren conocido como “La Bestia”, que se convertirá en un reto para las mujeres y niños migrantes.

En el décimo día de travesía por territorio mexicano-chiapaneco, los centroamericanos han recibido a su paso las muestras de afecto y solidaridad de las diversas poblaciones, que lo mismo les han aplaudido por su valor, que brindado el auxilio con agua embotellada y alimentos, además de medicamentos, dinero en efectivo, ropa y zapatos.

Viajan acompañados de representantes de la Organización de las Naciones Unidas, de Amnistía Internacional, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Cruz Roja Internacional y funcionarios federales de ayuda a refugiados, que mantienen constante monitoreo para que reciban la ayuda más elemental, en su internamiento por Chiapas y ahora Oaxaca.

Alerta permanente de las autoridades, ante la infiltración de pandilleros de las bandas mara salvatrucha 13 y barrio 18, que hasta ahora no han sido posible controlar, dado su involucramiento y dispersión entre los grupos de migrantes, que les permite evadir a la justicia mexicana.

En base al intercambio de información con las policías de Guatemala, Honduras y El Salvador, las mexicanas han realizado detenciones, que han resultado insuficientes, y han derivado en la realización de actos vandálicos, como el ocurrido en el puesto migratorio de Echegaray, en el municipio de Pijijiapan, donde fueron interceptados y asegurados 29 centroamericanos, que de manera preventiva serían alojados en un espacio donde habían colchonetas, las cuales fueron incendiadas por los extranjeros, quienes luego de ser rescatados por los agentes del INM, serían trasladados de inmediato a la Estación Migratoria de Tapachula.

Desde el día 19 en que arribó la caravana de más de nueve mil migrantes salvadoreños, el gobierno de México, han mantenido su posición de ofrecer a los extranjeros la oportunidad de registrarse en calidad de refugiados o de la expedición de un permiso temporal de internación por 30 días, con la obligación de salir del país.

Una minoría ha aceptado la disposición, mientras que la mayoría ha optado por el ingreso libre, sin control de ninguna índole, lo cual complica las intenciones de la Secretaría de Gobernación, de realizar un seguimiento, que por lo pronto es todo un fracaso.

Negativa también de los extranjeros al ofrecimiento de la Administración Federal, de proporcionar empleos temporales y asistencia médica, bajo el argumento de que en los Estados Unidos encontrarán mejores condiciones de trabajo y salarios más considerables que los que se les ofrece en México, los cuales son similares a Honduras.

Y mientras el grueso de la caravana continúa avanzando cada vez más diezmada, en los municipios de la Costa chiapaneca es posible encontrar a centroamericanos rezagados que recorren los poblados pidiendo alimentos, calzado y dinero, presumiblemente para retornar a su país de origen, mientras se refugian en los parques públicos.

Es en Tapachula, donde su presencia es más evidente, pues lo mismo se les puede ver en grupos que se ubican en el parque central Miguel Hidalgo, que en calles aledañas del Centro Histórico o dispersos por distintos rumbos de la ciudad, donde causan preocupación a los habitantes, no únicamente por su aspecto, sino también debido a que se dedican a pedir monedas en estado de ebriedad.

Pese a las quejas vecinales, por el posible riesgo que representan, las Corporaciones Policíacas se mantienen indiferentes, porque pesa sobre ellos la consigna superior de evitar incidentes con los migrantes, ante el temor de ser acusados de violar sus derechos humanos.

Varios cientos se encuentran todavía instalados en el Pabellón Ganadero de la Feria Mesoamericana de Tapachula, custodiados por la Policía Federal, Marina o Ejército, además de otras instancias policíacas, con atención médica y medicamentos permanentes, alimentación y casas de campaña.

Los habitantes de una colonia de invasores, ubicada frente al albergue, en el Libramiento Sur Poniente, comentan que los extranjeros reciben más ayuda y atención, que ellos que son mexicanos y que apenas tienen para comer.

Y en tanto el alcalde del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Oscar Gurría Penagos, recién estrenado el 1 de octubre, sigue demandando ayuda económica al gobierno federal para enfrentar los gastos de atención a los migrantes, lo que le obliga a estar en alerta permanente, sobre todo por la llegada del segundo contingente de más de dos mil 500 centroamericanos, que habrán de arribar este martes 30 de octubre.

Presumiblemente el miércoles 31, harán acto de presencia el grupo de más de dos mil salvadoreños, por lo que se estima una repetición de la historia reciente, en cuanto a que la mayoría buscará refugio en el parque central, donde la experiencia reciente ha sido desagradable, al haberse convertido en un gigantesco foco de contaminación sanitaria, al no haber estado preparado para la dotación de sanitarios móviles, lo cual llevó a los migrantes, a hacer sus necesidades fisiológicas en la calle.

Temor entre los agentes federales del lado mexicano, por un incremento de la experiencia violenta del domingo, que derivó en el fallecimiento de un migrante, como resultado del involucramiento de jóvenes que lo mismo portaban piedras, que armas de fuego hechizas conocidas como “chimbas”, además de bombas incendiarias molotov.

Certeza de que se trata de personas que orilladas por la pobreza y la violencia en sus lugares de origen, poco tienen que perder, por lo que su belicosidad posiblemente se manifieste, y siguiendo el ejemplo de los hondureños, evitarán pasar por los controles oficiales y optarán por el paso del río y otros caminos de extravío en esta frontera por demás porosa y sin control.

Saben de antemano, que los soldados o marinos apostados en la ribera poniente del Suchiate, poco o nada harán para impedir su acceso a suelo mexicano, por lo que su tránsito será prácticamente libre.

Para su tranquilidad, saben que el principal filtro de resistencia instalado a lo largo de la Costa, kilómetros antes de Tonalá, formado por elementos del batallón del Ejército Mexicano, ahí establecido como puesto de control de armas y drogas, ha sido desactivado desde hace una semana, por órdenes superiores de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Ningún soldado armado a la vista, por lo que la Caravana que por ahí pasara la mañana del viernes 26 de octubre, se encontraba desierta, contrastando con los días anteriores en que los automovilistas, pasajeros de autobuses y choferes de carga, eran sometidos a rigurosa revisión, que obligaba incluso a ser interrogados y bajarse de las unidades automotoras con el propósito de intimidación.

Los militares ubicados en su cuartel tonalteco, a la orilla de la carretera, acuartelados y en estado

de alerta para salir en caso de una emergencia, como ocurre en los municipios fronterizos, donde la intención de la valla policíaco-militar, resulta finalmente insuficiente y hasta decorativa por la forma en que con toda facilidad es rebasada.

Otra vez la Frontera Sur se convertirá a mediados de semana en foco de interés mundial por la presencia de más de cuatro mil centroamericanos, que incluyen hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, decididos a encontrar un futuro mejor para ellos y sus familias.

Caravanas que exhiben la miseria del Triángulo del Norte del Istmo Latinoamericano, conformado por Honduras, El Salvador y Guatemala, las víctimas, junto con el resto de Centroamérica y México, de una globalización de la economía que todo aniquila y obliga a sus pueblos a emigrar masivamente, precisamente hacia Estados Unidos, la potencia creadora de esta doctrina que sigue complicando todo en la Región.

La perspectiva para ellos no es nada halagüeña, en su intento por ingresar a la Unión Americana, luego de que el presidente Donald Trump ha reiterado su disposición de reforzar militarmente su frontera con México.

Todo parece indicar, que más de 10 mil centroamericanos se quedarán en México, donde el panorama laboral sigue siendo inadecuado para las demandas insatisfechas de empleo de los nacionales.

Habrá que aguardar que ocurra en las próximas semanas, en que se verán obligados a dispersarse por el territorio nacional, ante la imposibilidad de realizar su sueño americano.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.