El engaño al Presidente Peña Nieto

En su gira del adiós a Chiapas, el viernes 17 de agosto último, el Presidente Enrique Peña Nieto, inauguraría el nuevo Hospital Regional de Tapachula, con un costo superior a los mil 100 millones de pesos, ubicado al sur de la ciudad más importante de la Frontera Sur.

Ahí tuve la oportunidad de saludarlo y de recordarle que había cumplido con la promesa anunciada durante la entrevista que me concediera para CUARTO PODER, el 29 de mayo de 2012, siendo candidato a la Presidencia de la República, por el Partido Revolucionario Institucional.

Muy emocionado y nostálgico le recordaría que otro de los compromisos adelantados como aspirante Presidencial, fue la construcción de un aeropuerto internacional para Palenque, el que también haría realidad, aunque quedaría trunco su ofrecimiento, por fallas del gobierno estatal, de crear la autopista que integraría a los habitantes del norte de la entidad, con San Cristóbal de las Casas y con el resto del estado, para lo cual se presupuestarían inicialmente 10 mil millones de pesos.

El Primer Mandatario vendría acompañado por el secretario de Salud, José Narro Robles, a quien tuve el gusto de saludar con mis hijos Pedro José y Victoria, y juntos retroceder en el tiempo, cuando nos conocimos siendo él jefe de los Servicios de Salud de la SSA, en el Distrito Federal y el columnista, reportero de EXCELSIOR.

Retornaría esa misma tarde a la ciudad de México, junto con su esposa Angélica Rivera, luego de despedirse de su anfitrión el gobernador Manuel Velasco, confiado, como le habían asegurado, que el moderno nosocomio edificado en un espacio de cinco hectáreas, empezaría a funcionar de inmediato con modernos equipos médicos con tecnología de punta, para atender a más de 300 mil personas de la Región Soconusco, con capacidad de 120 camas, con el apoyo de más de mil empleados, entre personal médico, generales y especialistas, enfermeras, técnicos, administrativos y de intendencia.

Todo un ambicioso proyecto pautado dos años atrás, que implicaba contar con un área de diagnóstico con imagenología (rayos X, densitometría, ultrasonografía y tomografía), laboratorio, unidad de transfusión sanguínea, área de auxiliares de tratamiento con urgencias, unidad quirúrgica, tococirugía, hospitalización con adultos y pediatría y terapia intensiva.

Asimismo, las especialidades de: Psicología, Cardiología, Cirugía General, Gineco Obstetricia, Hematología, Medicina del Dolor, Interna, Nefrología, Neurología, Oftalmología, Oncología, Pediatría, Urología y Traumatología, Geriatría, Cirugía Maxilofacial, Cirugía Plástica, Oncología Pediátrica, Anestesiología, Tanatología, Endocrinología y Neurología.

El primero en ser habilitado como director para la inauguración, fue Esau Guzmán, un médico-político, que por segunda vez contendió y perdió como aspirante a la Alcaldía de Tuxtla Chico, por el Partido Verde Ecologista de México, luego de pedir a sus correligionarios que todos sus votos se canalizaran a favor de la candidata de Morena, a la que sólo bastaron cinco días de campaña para ganar.

Contrario a lo que se informó al Presidente de la República, al que hicieron visitar una parte equipada, ese primer día, las luces del escenario del flamante nosocomio, fueron apagadas, porque nada funcionaba y tampoco había pacientes que atender, ya que ninguno había sido trasladado.

Inauguración sin que antes, como obliga la normatividad, se hubiesen hecho las pruebas de funcionamiento integral, como el adecuado suministro de electricidad a todas las áreas, el agua potable, drenaje, así como todos los equipos instalados y en operación.

Hoy, a casi tres meses de su apertura, la investigación del columnista revela que lo más grave ha sido el hecho de que ninguna de las Areas del Hospital y en especial las Críticas como Cuidados Intensivos, Qurófanos, Salas de Expulsión y Urgencias, fue desinfectada, mientras por las llaves salía agua con lodo y el drenaje interior adolecía de deficiencias severas que contaminaban los servicio sanitarios.

Los equipos que se habilitaron para que los viera el Jefe de la Nación, no estaban conectados y menos aún en operación. El Hospital se inauguró sin equipamiento, porque los proveedores no los habían entregado, de lo cual nunca se enteraría el Mandatario.

Para entonces, tampoco se había capacitado al personal en el conocimiento de las nuevas tecnologías, muy superiores a los que se utilizaban en el nosocomio construido en el final de sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en una zona inundable.

El Servicio de Urgencia fue el primero en tener actividad, con el detalle de que todo lo concerniente a cirugías, era canalizado a los quirófanos del hospital viejo, distante ocho kilómetros, para su atención.

Todavía el 6 de septiembre no se habilitaba el Area de Terapia Intensiva, porque no funcionaban adecuadamente las instalaciones de los conductos de oxígeno, propiciando que no tuvieran presión para los ventiladores volumétricos, básicos para la respiración de los pacientes graves.

Las mismas fallas se registrarían en la Unidad de Cuidados Intensivos para Neonatales.

Aún así, desde Tuxtla Gutiérrez se daría la orden de trasladar al nuevo centro médico, a los enfermos hospitalizados, los días viernes 7, sábado 8 y domingo 9 de septiembre, con todos los riesgos que significaba, al no estar al 100 por ciento la operatividad de la oxigenación. Con el apoyo de ambulancias del instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) la Cruz Roja y de Protección Civil, se haría también dos semanas después el desplazamiento de los enfermos de Urgencias.

El nosocomio que lleva el nombre del ilustre neurocirujano chiapaneco Manuel Velasco Suárez, fundador del Instituto Nacional de Neurología y ex gobernador del estado, consta de dos pisos en donde se tienen los Pabellones para Pediatría, Gineco Obtetricia, Cirugía, Traumatología y Medicina Interna, que se distribuyen en 120 camas.

Afloran en cuestión de 12 semanas de la inauguración, fallas que bien pueden tipificarse como graves, como lo es el no contar con suficientes médicos especialistas (insuficiencia de 40 por ciento), de cirujanos, pediatras, internistas y gineco obstetras, lo mismo que de enfermeras.

Hematólogos, neurólogos, endocrinólogos, reumatólogos, neumólogos, otorrinolaringólogos, gastroenterólogos, y cardiólogos, no se han contratado.

Los turnos de los que desarrollan actividad, son de ocho horas entre semana y de 12 el nocturno y de fines de semana. En teoría, la unidad de Cuidados Intensivos debería tener un médico urgenciólogo o internista por turno, para atender a pacientes graves. Sin embargo, solamente uno está responsabilizado de los pacientes de todas las áreas, además de estar pendiente de interconsultas y urgencias.

Existen suficientes radiólogos, pero es tal la desorganización que prevalece, que no están todavía asignados para interpretar las mastografías que los técnicos atienden.  

Prevalece la insuficiencia de agua, no obstante contar con un pozo y una bomba para su extracción del subsuelo, que falla con frecuencia, así como un mecanismo de cloración que no aplica, por lo que se recurre a pipas cuyo liquido tampoco se desinfecta, por lo que ha habido ocasiones en que se han tenido que comprar garrafones de agua, para bañar a los niños.

La información proporcionada confidencialmente al periodista, precisa igualmente que diversos estudios de laboratorio han identificado en el agua de la llave, bacterias propias de los desechos humanos, como ocurría en el anterior Hospital Regional.    

Una de ellas, nunca antes detectada, es la conocida como Elizabet Kingya, descubierta en los Estados Unidos por esta especialista, en pacientes inmuno deprimidos, cuyo brote contagioso en varios condados de la Unión Americana, causó alta mortalidad. Oportunamente se ubicó al paciente diabético que la portaba, procedente de Puerto Madero, el cual fue aislado de inmediato, salvándole la vida.

El descuido de las altas autoridades de la Secretaría de Salud estatal, del que depende el Hospital, de no desinfectar las Areas antes de inaugurarlo, mantiene latente un problema de contaminación en los espacios de Cuidados Intensivos, lo que presuntamente ha contribuido al fallecimiento de niños, preferentemente prematuros, con más riesgos de infección por virus.

Prevalece una gran carencia de insumos para desinfección, como jabones, toallas desechables, agua limpia, alcohol, botas especiales, cubre bocas y medicamentos, jeringas, soluciones, que impiden la atención adecuada a los pacientes.

Fallas constantes en el suministro de electricidad, no obstante contar con una planta de emergencia que no es automática y por lo mismo tardan demasiado para que funcione, poniendo en aprieto a las Areas de Cuidados Intensivos, donde el personal médico y de enfermería llevan a cabo la oxigenación de pacientes graves, de forma manual.

Revelaciones al columnista que incluyen la historia dramática acontecida hace un mes, luego de que una fuerte tormenta eléctrica provocó un apagón de cuatro horas en todas las instalaciones del nosocomio Manuel Velasco Suárez, que supuestamente provocaría el fallecimiento de  una niña que se encontraba en una incubadora. Toda una problemática por demás compleja, en el Centro Hospitalario más nuevo del país, ante la cual la respuesta superior es de que no hay dinero, ni soluciones.

Una situación que pronto desembocará en una crisis mayor, una vez que los mismos médicos y enfermeras que redoblan esfuerzos para mantener una atención digna a los pacientes, han llegado a la conclusión que la capacidad del Hospital es insuficiente para atender la demanda de enfermos provenientes no sólo de la Región Soconusco (Jurisdición 7), sino de otros municipios distantes en la Costa como Arriaga, Tonalá,

Pijijiapan (Jurisdicción 8), así como de los serranos Motozintla, Frontera Comalapa, Chicomuselo, Siltepec, El Porvenir y La Grandeza (9).

Una perspectiva agravada, por la orden dictada por el gobierno estatal, de brindar atención médica y de hospitalización a todo aquél migrante centroamericano asentados irregularmente o de paso, que lo soliciten, sin mayor averiguación, lo cual provoca que gente de Guatemala cruce la línea fronteriza para acudir a consultas y cirugías gratuitas.

Es tal la complicación de la demanda, que en la farmacia no existen medicamentos y otro tipo de insumos que pudieran aplicarse a los enfermos y cobrar a sus familiares a precios bajos, por lo que éstos se ven obligados a trasladarse hasta las farmacias de la ciudad de Tapachula, distantes 8 o 10 kilómetros, donde el ahorro es un mito por su carestía, aunado al pago de transporte en un taxi que les cobra mínimo 100 pesos el viaje sencillo o 14 pesos la combi.

Esta es la historia del engaño, que el Presidente no llegó a conocer y que seguramente nunca se enterará, COMO TAMPOCO José Narro Robles, y que ahora enfrentan con enojo y desesperación miles de chiapanecos costeños.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.