INM, el negocio continúa; la Guardia que no llega

Aún antes de que lleguen los seis mil elementos de la Guardia Nacional, integrada por soldados y marinos, la Frontera Sur de México con Centroamérica, en su parte más neurálgica Tecún Umán-Ciudad Hidalgo, en la Costa chiapaneca, el Gobierno Federal mantiene presencia militar con elementos de la 36 Zona del Ejército Mexicano y de la XIV Zona Naval, como acción inhibitoria a la invasión de extranjeros, en apoyo de las Policía Federal, Estatal, Municipal, así como del Instituto Nacional de Migración.

Pero a pesar de ello, el flujo permanente de miles de seres humanos que huyen de la extrema pobreza y la violencia en sus países de origen,  no se detiene a los largo de los 654 kilómetros de longitud de la línea fronteriza imaginaria entre Chiapas y Guatemala.

Un espacio territorial imposible de vigilar estrechamente y menos de frenar la migración de personas de 55 países del mundo, que incursionan minoritariamente por las dos garitas mexicanas de los puentes internacionales (Ciudad Hidalgo y Talismán), y mayoritariamente cruzando el río Suchiate, en la Región Soconusco.

Asimismo, siguiendo la ruta de la montaña en la Sierra Madre de Chiapas, en Frontera Comalapa y Motozintla; la de El Grijalva, que se recorre a pie y en lancha hacia el centro del estado; el altiplano en Ciudad Cuauhtémoc; en las Lagunas de Tziscao; además de los puntos de contacto a lo largo de El Usumacinta, el afluente más caudalosos de México, y sus vecindades selváticas de La Lacandona y El Petén, hasta llegar a Frontera Corozal y de ahí a Palenque.

Sin duda una Frontera fácil de burlar por la corrupción de los agentes del Instituto Nacional de Migración, como ha sido posible constatar desde siempre, aunque más focalizada en su acceso a mediados de octubre de 2018, al establecerse el record organizado y manipulado mediante la conformación de caravanas que a partir de octubre del año pasado, obligaron a incrementar el otorgamiento de “tarjetas humanitarias”, por parte de la Secretaría de Gobernación, como forma de un control migratorio-sanitario, que no se ha logrado ocho meses después.

Desbordamiento que ha obligado por presión del gobierno de Estados Unidos, a endurecer la política migratoria mexicana, por orden del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Río Revuelto de un problema añejo que se dispara con la presencia masiva y desestabilizadora de cubanos, que aliados con hondureños y africanos, han incurrido en acciones sustentadas en la violencia, que han motivado la atención internacional.

Han sido los cubanos los inmigrantes que se han distinguido por disponer de recursos económicos suficientes, al ser financiados por sus familiares que habitan en la estadounidense Miami, disponiendo de los recursos que les permiten, vía las mafias que los trasladan hasta la península de Florida, sobornar a las autoridades del INM, que desde oficinas centrales ordenaban la entrega de salvoconductos en Tapachula, para su libre tránsito por el país hacia la Frontera Norte.

Una situación que no ha cambiado en el fondo, aunque sí en la forma, pues al reducirse el número de entregas como respuesta a su conducta vandálica, funcionarios y agentes migratorios de la Delegación estatal, han reanudado con mayor intensidad el negocio para permitir su paso, sin el documento de referencia, hacia el centro-norte de la República.

 Todo un secreto a voces en las oficinas administrativas del INM, en el sentido de que la mitad de los 300 elementos operativos de la representación de la Segob en la entidad, considerados como de mayor confianza, por su experiencia de años en esta actividad ilícita, participan día y noche, en el desplazamiento de los isleños a bordo de automóviles particulares, muchos de ellos con vidrios polarizados, por la Zona Costera, donde pagan de tres a cinco mil pesos, en cada uno de los seis retenes instalados de Tapachula a Arriaga.

Lo mismo ocurre en los abordajes de los vuelos en ruta a las ciudades de los estados fronterizos, en los que hacen valer salvoconductos falsos. Todo un gran negocio en el que los centroamericanos tienen cuotas más bajas, dada su condición de menos capacidad monetaria.

 Negocio en el que participa personal de las oficinas centrales del INM, y que según los mismos agentes y personal administrativo que se mantienen al margen, es operado desde las Áreas de Informática y Enlace Administrativo de la Delegación.

Reportes que se han hecho llegar a un grupo investigador del Organo Interno de Control (OIC), del Instituto Nacional de Migración, que se encuentra desde hace una semana en la sede estatal, atendiendo las denuncias y realizando auditorías de los Centros de Atención, de Regulación, subdelegaciones y de todas las instancias de la dependencia de la Segob en la entidad.

En la información proporcionada confidencialmente a los funcionarios visitantes, se precisa que al personal de las volantas y responsables de puntos de revisión de los que dependen cuatro oficiales que también aportan, ubicados en Ciudad Hidalgo, Talismán, Ciudad Cuauhtémoc, Carmen Shan. Frontera Corozal y Palenque, se exige el pago de cinco mil pesos quincenales para ser ubicados en lugares estratégicos que les permitan desarrollar mejor su “trabajo”.

Revelan que los denominados “giros negros” done se prostituyen jóvenes extranjeras, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas de Corzo, Tapachula, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Palenque y la mayoría de las ciudades de la Región Costa y Sierra, constituyen para los agentes de del INM y sus jefes, fuentes de ingresos cuantiosos.

El arribo de la Guardia Nacional a la Frontera Sur, hará todavía más productiva esta actividad ilícita, a los funcionarios que participan desde la ciudad de México, en coordinación con los de Tapachula, al dificultarse el paso en la línea fronteriza, que si bien disminuirá el paso de los migrantes, no lo frenará como lo exige el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump , ya que solamente los agentes de Migración están facultados para realizar volantas, aseguramientos y expedición de “tarjetas humanitarias” y salvoconductos.

Un situación de control ordenada por el Jefe de la Casa Blanca, que por incapacidad para poner un muro de militares en la Frontera Sur de casi mil kilómetros con Guatemala, es inviable y que aunado a la corrupción imperante en el INM, pone en riesgo el compromiso pactado en Washington por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaoubon, que además del envío de tropas de la GN, ha aceptado el plazo de 45 días para parar la ofensiva migratoria extranjera.

  Un oportunista Jefe de Estado de la vecina nación al norte del río Bravo, que ha tomado como piñata a México, al que apalea a su gusto y capricho, con la complacencia de su homólogo López Obrador, al que este miércoles 12 de junio volvería a amenazar de que el incumplimiento de los acuerdos, tendrá “duras consecuencias” para las exportaciones mexicanas a la Unión Americana.

El acomplejado mandatario calvo que usa un ridículo bisoñé rubio encendido, ha tomado la medida desde su arribo al poder por el Partido Republicano, siempre subordinando de manera irrespetuosa a sus colegas Enrique Peña Nieto y ahora Andrés Manuel, más ahora que está en la antesala de su reelección presidencial, que en los próximos días iniciará campaña.

Con el garrote en la mano, vuelve a la carga para advertir, con toda la soberbia que  le caracteriza y que tanto impacta en el ánimo de sus electores y simpatizantes, que si México no pone un alto a la migración hacia su país, pondrá en marcha la “Fase Dos”, que implicará medidas más severas.    

El remedo del doble lenguaje, cuando dice que “si México hace un gran trabajo, no vamos a tener muchas personas viniendo, pero si no lo hace, tenemos la Fase Dos que es muy dura. Pero pienso que México va a hacer un buen trabajo”.

 Discurso del arbitrario mandatario estadounidense, cual dictador que ordena a sus lacayos lo que deben de hacer, sin que necesariamente sea su culpa o responsabilidad, resolver problemas que no les conciernen en su totalidad, como los que ocurren en países tan distantes de Africa o más cercanos como Cuba, Haití, Honduras, El Salvador y Guatemala, víctimas de una devastadora globalización de la economía mundial impuesta por Washington y sus potencias aliadas.

  Latente la imposición pretendida por Trump, vía su vicepresidente Mike Pence, en las negociaciones realizadas en la capital estadounidense, con el canciller Marcelo Ebrard Casaoubon y su comitiva, de firmar un convenio bilateral, que obligue a México la condición de tercer país seguro, en un modelo similar al que la Unión Europea pactó en 2016 con Turquía, para detener el flujo de refugiados sirios, que finalmente no ocurriría como se pretendió.

La respuesta del gobierno mexicano al planteamiento de Pence, fue en sentido negativo, argumentando, según lo ha difundido el titular de la SRE, que un pacto de esa naturaleza tendría que ser discutido y aprobado por el Senado de la República.

 A cambio, el secretario de Relaciones Exteriores se comprometió al envío de seis mil elementos de la nueva Guardia Nacional a la Frontera Sur, para cumplir con la exigencia del Presidente Trump, quien condicionaría a un plazo de 45 días para lograrlo,  ya que de no hacerlo vendría la designación de México como tercer país seguro.

Si bien es cierto que México sigue exportando mano de obra barata a diversos estados del vecino país, no obstante ser punta de lanza de las naciones de economías emergentes, producto de la globalización inducida desde La Casa Blanca, en los últimos tiempos, el éxodo de centroamericanos ha rebasado radicalmente los números comparativos, como consecuencia del mayor empobrecimiento, inseguridad, violencia, desempleo, narcotráfico y asesinatos en el llamado “Triángulo de Norte” de Centroamérica.

El mandatario

estadounidense sabe que México no es responsable de la crisis extrema que se vive en el Istmo Latinoamericano, que expulsa a sus habitantes hacia los Estados Unidos, tomando al territorio nacional como trampolín para el logro de sus propósitos de mejoramiento social y económico, esta vez manipulados por Donald Trump para favorecer sus aspiraciones políticas.

Ha faltado a la diplomacia mexicana, subrayar de manera enérgica ante Washington, que su responsabilidad migratoria es exclusivamente con sus connacionales, más no con los extranjeros de otros países ni con el origen de sus problemas, que son provocados por los abusos de los poderosos intereses de Estados Unidos.  

  El nerviosismo de Trump, que le ha obligado a radicalizar su discurso antimexicano y antiinmigrantes, se evidencia en el hecho de que en el último mes de mayo, las detenciones de centroamericanos sin papeles  dentro de la Unión Americana, se incrementó un 32 por ciento, lo cual no es nada positivo para sus objetivos reeleccionistas, ya que demuestran su fracaso “para frenar a los que llegan a Estados Unidos a  robarles sus empleos a los americanos”.

No se ha constatado la capacidad suficiente de nuestros negociadores, para capitalizar a favor de los intereses de México, las culpas y responsabilidades que atañen única y exclusivamente al vecino del norte.

Hace falta pues, con carácter de urgente, mayor congruencia, si es que queremos seguir siendo lo más independientes, pero sobre todo dignos del respeto a nuestra soberanía nacional.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.