Defiende AMLO con la Biblia, a migrantes

Andrés Manuel López Obrador recurrió en Tapachula, este jueves 20 de junio, durante la visita oficial del Presidente de El Salvador, Nayib Armando Bukele Ortez, a un lenguaje inusual en un Jefe de Estado mexicano, al referirse con un sentido religioso a la respuesta que su gobierno otorga al problema grave migratorio de origen centroamericano que afecta a la Frontera Sur y provoca el repudio y odio abierto del jefe de la Casa Blanca, Donald Trump:

“Tenemos que ser solidarios con todos los pueblos del mundo y no apostar a la xenofobia. Tenemos que ver al migrante como un ser humano que va en busca de bienestar, que va a buscarse la vida a otras partes, arriesgándolo todo por algo que mitigue su hambre y su pobreza. Y tenemos que ser muy solidarios.

“Esto tiene que ver con humanismo y tiene que ver, lo voy a decir, con el cristianismo, humanismo laico y cristianismo religioso de todas las iglesias”.

Se preguntaría: “¿Y cuál es el fundamento?”

Su respuesta: “Lo que está escrito en la Biblia. ¿Qué no se dice en la Biblia que hay que tratar bien al forastero? Pues eso es, no maltratar al que pasa por nuestro territorio en busca de mejores condiciones de vida, de mejores condiciones de trabajo.

“Nosotros no vamos nunca a fomentar esa forma de rechazo a los extranjeros. Nunca, jamás. Y entender que como es nuestro humanismo en México, en Centroamérica, ¿qué decimos?, haz el bien sin mirar a quién”.

Discurso con tintes religiosos, que respalda con las costumbres y tradiciones familiares: “¿Y que decimos también, qué nos enseñaron nuestros padres, las antiguas generaciones?

“Nos enseñaron que donde come uno, comen dos. Y así tiene que ser, no comer solos, tenemos que comer todos y apoyar a quien lo necesita. No nos va a faltar a nosotros; si nosotros apoyamos vamos a tener más. Estoy seguro”.

Preparación del golpe mediático de consagración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, en la construcción de un nuevo liderazgo latinoamericano que pretende encabezar, al dar a conocer la donación de 100 millones de dólares de su gobierno, para el arranque inmediato en El Salvador, en coordinación con Honduras y Guatemala, del Plan de Desarrollo integral, sustentado en el Programa Sembrando Vida, que implica la reforestación que de empleo y evite la migración a México y Estado Unidos, de la población del llamado Triángulo Norte de Centroamérica.

Sin la presencia de ningún representante de La Casa Blanca, el Jefe del Ejecutivo Federal, iría más allá al afirmar que, “México y los Estados Unidos lideraran el trabajo con socios nacionales e internacionales para construir una Centroamérica próspera y segura, y así abordar las causas subyacentes de la migración con el objetivo de que los ciudadanos puedan construir mejores vidas para ellos y sus familias en casa”.

Noticia, que por supuesto impactaría negativamente en el ánimo de los habitantes de Soconusco, en la Frontera Sur de México, que no encontrarían en el mensaje de Andrés Manuel, las reiteradas demandas de apoyo del Gobierno de la República, para reactivar las actividades productivas que hicieran de este territorio la capital económica de Chiapas y que hoy se mantiene en la zozobra por la cancelación definitiva  de proyectos como el de la Zona Económica Especial en Puerto Chiapas, que se convertiría en un detonante histórico del empleo, al establecerse cientos de industrias, según la intención de su antecesor Enrique Peña Nieto.

Oportunidad para el agradecimiento al magnate Presidente estadounidense Donald Trump, porque como consecuencia de sus amenazas de aplicación de aranceles a las importaciones mexicanas, obligaría a su homólogo mexicano a enviar seis mil efectivos de la Guardia Nacional, que ahora serán 10 mil 500, para frenar la migración extranjera, plagada de delincuentes del crimen organizado, que ha aterrorizado a la población colindante con Guatemala.

Durante los últimos siete meses, de manera consecutiva y reiterada, los sectores de la sociedad soconusquense y de las diversas asociaciones empresariales productivas, habían demandado la intervención de las instancias de seguridad federales, para restablecer el Estado de Derecho, quebrantado por la violencia extrema, implantada por las bandas de pandilleros “maras” antagónicas, lo mismo asaltando a plena luz del día, robando casas habitación o hasta matando policías.

Una Frontera Sur, donde tradicionalmente sus habitantes han sido solidarios con los migrantes no exclusivamente de América Central, sino de 55 países, como los ha identificado el Instituto Nacional de Migración de la Secretaría de Gobernación, que siempre se habían mostrado respetuosos de las leyes mexicanas, pero que a partir de octubre de 2018, manifestarían un cambio de conducta que ha desencadenado en un quebrantamiento del orden constitucional establecido.

Extranjeros más “politizados” o más bien manipulados, que durante los últimos ocho meses han arribado, no con actitud de buscar comprensión a su tragedia existencial, sino para exigir derechos más allá de los que legalmente tiene los mexicanos.

Casos de jóvenes chiapanecas-mexicanas, que han sido ultrajadas sexualmente por migrantes hondureños o salvadoreños, y que al ser detenidos por la misma población y entregados a la autoridad, este tipo de individuos llegan al extremo de golpear sus cabezas contrala pared hasta sangrar o lastimarse sus cuerpos, para acusar a los representantes de la ley, de violación de sus derechos humanos, y con ello conseguir la libertad y mantenerse impunes.

Policías que al ser requeridos para detener a estos vándalos extranjeros, se niegan a atender las solicitudes, por consigna de sus jefes, que argumentar no meterse en problemas con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque hasta podrían perder sus trabajos.

Problemática que incluye la prioridad que se otorga en los hospitales públicos, por instrucciones superiores, a inmigrantes, por encima de los chiapanecos que muy molestos observan como son desplazados arbitrariamente en la atención médica obligada.

Abusos que son del conocimiento de la población, por parte de los extranjeros, que como en el caso de los cubanos que han sido y siguen siendo atendidos en la Estación Migratoria Siglo XXI del INM, exigen trato especial en todo sentido y especialmente en la alimentación que ahí se brinda gratuitamente y que no es de su agrado, por lo que para no tener problemas con organismos internacionales y la misma CNDH, les cumplen sus caprichos, aunque salgan caros.

Visita del Presidente Andrés Manuel López Obrador en las inmediaciones del aeropuerto internacional de Tapachula, donde la prioridad no sería la grave problemática en que se mantiene la Región, por el vacío de autoridad, que ahora trata de reivindicarse mediante la militarización de la línea fronteriza imaginaria con el territorio chapín.

Tampoco se enteraría el Jefe de la Nación, del alto riesgo que corren los más de dos millones de habitantes de las Regiones Costa-Soconusco, por el nulo control sanitario de las Secretarías de Salud federal y estatal, de los migrantes, muchos de los cuales, se reconoce tras bambalinas, son portadores de los mortales Virus del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida VIH-SIDA o del Virus del Papiloma Humano que desarrolla cáncer cervicouterino en la mujer.

El riesgo de una epidemia potencial de la enfermedad, del Ebola, es también latente. Si bien es cierto que no se ha detectado ningún caso, considerando su inicio-desarrollo-desenlace, en un período de dos a 21 días, también lo es, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, que el virus puede permanecer inactivo y desencadenarse dentro de un período de hasta nueve meses en el organismo humano.

Mucha inconformidad social nuevamente desatendida, que lleva al desencanto de una Administración Federal, que está apostando a la implantación de un “muro militar”, en los casi mil kilómetros de la Frontera con Guatemala, que incluye a Chiapas, Tabasco y Campeche, con una Guardia Nacional que sigue quedando pendiente en su implementación, dando margen a un flujo imparable de seres humanos en ruta a la Unión Americana.

Muchas buenas intenciones que no se concretan, como el Programa “Sembrando Vida”, comprometido por el Primer Mandatario desde los primeros días de su gestión, de sembrar un millón de árboles, para reforestar las grandes áreas devastadas por la mano del hombre en Chiapas, que este jueves 20 de junio se reforzaría, al informar que la cantidad original se incrementará con 200 mil especies maderables, que permitirán dar trabajo asalariado a campesinos e indígenas, a quienes se encomendará su cuidado y desarrollo.

López Obrador precisaría que “nada más en Chiapas se están sembrando 200 mil hectáreas, 80 mil campesinos, 80 mil empleos permanentes, no temporales; y sembrar esas 200 mil hectáreas significa mejorar el medio ambiente, reforestar, porque es sembrar árboles maderables, significa también producir alimentos, porque son cultivos agroforestales, es decir, se puede sembrar el maíz, se puede tener café, cacao y también los árboles maderables el cedro, la caoba. Lo que se cultiva en esta región de Chiapas y del sureste”.

Lo que nadie le ha dicho al Presidente de la República, es que su proyecto es de largo plazo y que compaginarlo con otros cultivos, no es tan factible por los daños colaterales, que como en el caso del maíz requiere de quemas después de la cosecha y que en lo concerniente al café y cacao, necesita fuertes inversiones para tener variedades resistentes y asesoría oficial para combatir las plagas provenientes de Centroamérica.

Buenas intenciones, pero con visión limitada, en las que la opinión del gobernador Rutilio Escandón Cadenas, sería ilustrativa durante su intervención en la ceremonia de bienvenida al mandatario salvadoreño, ante quien expresaría que este programa

incluye árboles frutales y que de manera global, ayudará a detener el cambio climático que ya agobia al planeta, además de combatir la pobreza de los pueblos, mediante un trato justo y que al extender a El Salvador, Honduras y Guatemala, permitirá un acercamiento y mejor entendimiento con estos pueblos hermanos.

Por supuesto que la idea integracionista y solidaria del Presidente Andrés Manuel López Obrador con los pueblos centroamericanos, es positiva, convencido de que se va dar un ejemplo a nivel mundial de “cómo debemos llevar a cabo, a la práctica, la justicia por encima de las fronteras y la fraternidad universal y de los pueblos”.               

Bien por el propósito del Gobierno federal, aunque conlleve la prolongación de la angustiosa espera ancestral de una Frontera Sur, con mucha sed de justicia social para su progreso y desarrollo.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.