Pedirá Francisco luchar contra corrupción y narcotráfico

A una semana de su arribo a territorio nacional, el papa Francisco adelanta que no tapará los problemas de México, por lo que durante su visita del 12 al 17 de febrero exhortará a los habitantes del país a luchar todos los días contra la corrupción, contra el crimen organizado, la trata de personas, la desunión y la guerra.

Jorge Mario Bergoglio, el Sumo Pontífice que llegó al Vaticano desde “el fin del mundo”, su natal Argentina, en el extremo sur del Continente Americano, precisa que “voy a México, no como un Rey Mago cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas o soluciones a problemas. Voy como un peregrino”.

Respuesta del Vicario de Roma, a preguntas realizadas por un grupo de católicos mexicanos, utilizando el conducto de Notimex, la agencia oficial de noticias del gobierno, en las que sintetiza los motivos de su presencia como jefe de Estado y predicador de la fe católica, de manera directa en la Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua.

Fiel a sus principios, el líder de la Iglesia Católica en el mundo –más de mil 200 millones de feligreses-, no rehuye a tratar los graves problemas que afectan la estabilidad social de la Nación, en los días en que la recaptura del capo de las drogas Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera, no borra las huellas de la deshonestidad oficial que permitió su fuga de una “cárcel de máxima seguridad”, en territorio mexiquense y que todavía no se encuentren responsables.

Si yo voy ahí, asegura Francisco, es para recibir lo mejor de ustedes y para rezar con ustedes, para que los problemas de violencia, de corrupción y todo lo que ustedes saben que está sucediendo, se solucione, porque el México de la violencia, el México de la corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los cárteles, no es el México que quiere nuestra madre la Virgen de Guadalupe.

Sabio en su decisión de no conceder la entrevista a un periódico importante o televisora, como ha ocurrido antes, el Sucesor de Pedro considera que el mundo se encuentra actualmente inmerso en la violencia, corrupción, guerra, niños que no pueden ir a la escuela porque sus países enfrentan conflictos bélicos, tráfico, fabricantes de armas que las venden para que las guerras en el planeta puedan seguir.

Más o menos, argumenta, es el clima que hoy vivimos en el mundo, y ustedes están viviendo su pedacito de guerra, de sufrimiento, de violencia y de tráfico organizado.

Gira precedida por un recrudecimiento de la violencia en diferentes partes del territorio nacional, como en Veracruz, donde cinco jóvenes estudiantes fueron detenidos por la policía y entregados a sicarios del narcotráfico conocidos como Los Zetas, que los llevaron consigo secuestrados, y es hora de que todavía no aparezcan, en una entidad en la que comparten el poder con el gobierno estatal que encabeza Javier Duarte de Ochoa.

Similitud que identifica actos de participación con la delincuencia organizada y corrupción, con los hechos ocurridos en septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero, donde 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, fueron interceptados por agentes policíacos y puestos a disposición de la delincuencia organizada, que hasta ahora los mantiene desaparecidos.

Y aunque el obispo de Roma venga en son de paz con el gobierno de Enrique Peña Nieto, advierte que “yo no quiero tapar nada de eso, al contrario, exhortarlos a la lucha de todos los días contra la corrupción, contra el tráfico, contra la guerra, contra la desunión, contra el crimen organizado, contra la trata de personas”.

Seguramente que Jorge Mario Bergoglio está consciente de que durante sus amplios recorridos por la Ciudad de México, Ecatepec, San Cristóbal de Las Casas, Morelia y Ciudad Juárez, no solamente recibirá el afecto incondicional de la feligresía católica, sino también de los familiares de los normalistas y estudiantes desaparecidos en Guerrero y Veracruz, además de organizaciones de índole gremial, que harán patente su inconformidad por situaciones diversas.

Un papa que como latinoamericano de origen, conoce la problemática de la Región y de nuestro país, pero especialmente su religiosidad, por lo que a la pregunta de ¿qué nos viene a traer a México?, responde:

“Sí, algo voy a llevar a México, seguro, pero yo te quisiera decir que lo que más me mueve a mí es: ¿qué voy a buscar a México?, voy a buscar en el pueblo mexicano, que me den algo. No voy a pasar la canastita, quédense tranquilos, pero voy a buscar la riqueza de fe que tienen ustedes, voy a buscar contagiarme de esa riqueza de fe”.

Pero la fe católica que encontrará Francisco en nuestro país, seguramente estará porcentualmente por debajo del 83.9 del total de la población nacional que la profesaba en 2010, mientras que en el 2000 era del 88 por ciento.

Invasión sin control gubernamental de Iglesias con todo tipo de nombres, que en las últimas décadas han proliferado a lo largo y ancho de la República, para minar la fortaleza que parecía inquebrantable, dado el hecho de que México es el segundo país, después de Brasil, con más católicos en los cinco continentes.

Estará en Chiapas el lunes 15 de febrero, especialmente en la Región de Los Altos, predominantemente indígena, en la que la infiltración de religiones foráneas, además de las provenientes de Estados Unidos, incluye actualmente la musulmana, no solamente ha propiciado la división de las distintas etnias, sino el enfrentamiento que ha derivado en lamentables hechos de sangre y desplazamiento de sus comunidades.

Una Región caracterizada por ser hábitat de los más pobres del país, al grado que son punta de lanza de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, impulsada con carácter de emergencia ante el riesgo de grave estallido social, por el gobierno de Enrique Peña Nieto y respaldada por el gobernador Manuel Velasco Coello.

El Chiapas de la ancestral corrupción, de las desigualdades, pero sobre todo de las injusticias por la explotación de que siempre han sido objeto los indígenas, que representan una tercera parte de los cinco millones de chiapanecos, sumidos en la miseria e ignorancia por falta de escuelas y de maestros.

Permanencia del papa Francisco en el México con hambre de justicia, lleno de corrupción y omnipotencia, que el candidato presidencial priista Luis Donaldo Colosio Murrieta, dibujaría en su fatídico discurso aquél 6 de marzo de 1994, que días después le costaría la vida al ser asesinado en Tijuana, inaugurando con ello el estilo del magnicidio, que solamente ocurría en la Unión Americana.

Constatará personalmente la disminución significativa del catolicismo, no obstante las cinco visitas de Juan Pablo II en los 26 años de Pontificado, y una de Benedicto XVI.

Pero el también llamado Obispo de Roma, demuestra que además de ser el principal líder religioso en el planeta, es un ser humano con los pies bien puestos sobre el suelo, cuando reconoce que hay una crisis de fe en el mundo. “Es verdad, pero también es verdad que hay una gran bendición y un deseo de que la fe salga hacia afuera, que la fe sea misionera, que la fe no sea enfrascada, como en una lata de conserva. Nuestra fe no es una fe de museo y la Iglesia un museo. Nuestra fe es una fe que nace del contacto, del diálogo con Jesucristo, nuestro Salvador, con el Señor”.

Convicción plena, de que esa fe tiene que salir a la calle, tiene que salir a los lugares de trabajo, tiene que salir en el entendimiento con los demás, esa fe tiene que expresarse en el diálogo, en la comprensión, en el perdón, en la artesanía cotidiana de combatir por la paz. Sí, una fe en la calle, si la fe no sale a la calle, no sirve, y que la fe salga a la calle no significa solamente hacer una procesión. Que la fe salga a la calle significa que yo en mi lugar de trabajo, en mi familia, en las cosas que hago en la universidad, en el colegio, me muestro como cristiano.

Ustedes los mexicanos, recuerda, tienen mártires en su historia, que han dado su vida por seguir este camino. La fe tiene que ser callejera, como Jesús. Si yo les pregunto a ustedes: “¿En qué lugar pasó Jesús más tiempo de su vida? ¡En la calle! predicando el Evangelio, dando testimonio. Yo a ustedes les digo: En la vida pública, en la vida familiar, al templo a rezar, pero después salir”.

Plantea igualmente en su mensaje a México, la necesidad de renovar la fe, haciéndola callejera, que no le tenga miedo a los conflictos, sino que busque solucionarlos, sean familiares, escolares, sociales y económicos. Nuestra fe nos tiene que empujar a salir y no quedarnos encerrados con nuestro Jesús, y no dejarlo salir, porque Jesús sale con nosotros y si no salimos, no sale.

¿Cómo nos ayudaría a afrontar esta violencia que está pasando aquí?, sería otra de las interrogantes al Pontífice, a la cual respondería que “quisiera ser en México un instrumento de paz, pero con todos ustedes. Es obvio que solo no puedo, sería una locura si yo dijera eso, pero con todos ustedes, instrumento de paz”.

El papa Francisco se preguntaría: “Y ¿cómo se amasa la paz? La paz es un trabajo artesanal, un trabajo de todos los días que se amasa con las manos, desde cómo educo yo a un chico, hasta cómo acaricio a un anciano, son todas semillas de paz. Palabra caricia. La paz nace de la ternura, la paz nace de la comprensión, la paz nace o se hace en el diálogo, no en la ruptura, y ésta es la palabra clave, el diálogo: diálogo entre los dirigentes, diálogo con el pueblo y diálogo entre todo el pueblo”.

Y eso es precisamente lo que ha hecho falta en nuestro país, donde esa deficiencia producto de la insensibilidad y actitudes dictatoriales de los gobernantes, que han dado un baño de sangre al país, especialmente del expresidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, que sacó de sus cuarteles al Ejército, para dar comienzo a una guerra contra los cárteles de las drogas, que al concluir

su sexenio en 2012, tuvo como saldo más de 80 mil muertos, que en un elevado porcentaje fueron de gente inocente.

Consciente de ello, Jorge Mario Bergoglio acudirá a la Basílica, para pedir a la Virgen de Guadalupe, “la madre de México, la Emperatriz de América, que haga la paz, para que ponga paz. Yo voy a pedir, junto con ustedes, que la Guadalupana les regale la paz del corazón, de la familia, de la ciudad y de todo el país”.

En su mensaje al pueblo de México, el papa Francisco adelanta también la petición de un favor, para que esta tercera vez en su vida, que pise suelo mexicano, se le deje un ratito solo delante de la imagen de la Virgen de Guadalupe para orar por toda la Nación y el mundo.

Sin duda, la presencia del Jefe dela Iglesia Católica Mundial, será todo un acontecimiento que continuará moviendo conciencias para que los seres humanos sientan la necesidad de tener un planeta y un México más justo.

Por lo pronto, Chiapas está listo para ser un excelente anfitrión.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013

Premio al Mérito Periodístico 2015, del Senado de la República