Rescate del Santuario Cultural de la Frontera

Increíble, pero no ha habido otro en toda la historia de Tapachula. Es el primer y único santuario cultural construido en la Región Soconusco por el Gobierno del Estado e inaugurado apenas en 1994, como respuesta tardía al justo reclamo social, pero sin asumir la responsabilidad de su costoso mantenimiento, por lo que lo adjudicaría al municipal para su cuidado, lo cual nunca ocurriría y sí, en cambio, se convertiría en un botín económico de los alcaldes en turno.

Transcurrir de 22 años de engolosinamiento transformado en voracidad de ediles con visión aldeana que olvidándose de tan importante instrucción, optarían por el ingreso fácil y directo a sus bolsillos, cancelando el objetivo de hacer del majestuoso Teatro de la Ciudad, el Santuario Cultural de los habitantes de la Frontera Sur.

Como todo lo nuevo, las instalaciones funcionaron sin mayor problema en los primeros 10 años, aunque para entonces empezarían los primeros achaques, no obstante su juventud, debido a la no inversión de un solo peso para mantenerlo en condiciones adecuadas para su buen funcionamiento.

Un mal uso del “Gigante de la Cultura Soconusquense”, que combinaría las obras de teatro que provenientes de la Ciudad de México se presentaban esporádicamente, con las graduaciones de egresados de escuelas primarias, secundarias, preparatorias y hasta universidades públicas y privadas, en las que el público entraba con platos de comida y refrescos que derramaban sobre las finas alfombras y las mil 100 butacas del recinto.

Rentas del espacio al mejor postor, sin la menor preocupación por el arreglo de los deterioros causados gradualmente por los espectadores comensales. Empezarían las fallas y los parches como solución a los problemas que empezaban a observarse, mientras el alquiler continuaba o se cedía por motivos políticos.

Inconformidad de la sociedad tapachulteca ante la autoridad estatal por el abandono, del que el entonces gobernador Pablo Abner Salazar Mendiguchía poco caso haría, mientras el Teatro avanzaba en su deterioro. Ni un peso para los costeños que no saben de lo bueno, decía a sus cercanos el mandatario.

Los presidentes municipales seguían con el negocio. Arribaría al poder Juan Sabines Guerrero, que tampoco en sus seis años de permanencia en el Palacio principal de Tuxtla Gutiérrez, tomaría en cuenta las denuncias para frenar la ambición sin límites de los funcionarios locales.

De nada valieron las críticas y hasta las peticiones de los diferentes sectores productivos de la segunda ciudad más importante de Chiapas, para convencer a la clase gobernante estatal para que asumiera su responsabilidad y frenara el abuso y la impunidad de quienes, desde el poder local, habían provocado con su actitud el grave deterioro del Santuario Cultural.

A mediados de 2015, cuando el aire acondicionado apenas si funcionaba a menos del 20 por ciento de su capacidad, durante la presentación del primer actor Jorge Ortiz de Pinedo y su grupo teatral, con el rostro cubierto por el sudor, molesto diría a los asistentes: “¿Qué acaso en Tapachula no hay hombres con los suficientes pantalones para que le reclamen al gobierno por el cruel abandono en que se encuentra el Teatro de la Ciudad de Tapachula, por si no lo saben, uno de los más bellos del país?

Terminaría el último día de septiembre del año pasado el trienio de Samuel Alexis Chacón, el enésimo beneficiario y ahora diputado federal por la Zona, dejando en pésimas condiciones el recinto, al grado de haber ordenado el cierre de sus puertas al cumplir 21 años de vida, argumentando que no tenía presupuesto para remodelarlo.

La cuantiosa inversión millonaria terminaba convirtiéndose en un elefante blanco, sin utilidad por inoperante, al fallar toda la infraestructura que le daba vida, desde que fue construida por la Corporación de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), con diseño del prestigiado arquitecto Abraham Zabludovzky, el mismo autor del Teatro Emilio Rabasa de Tuxtla Gutiérrez, en 1982.

Malestar ciudadano creciente por la irresponsabilidad de las distintas administraciones municipales, al no dar el mantenimiento adecuado al Teatro de la Ciudad de Tapachula, que en medio de los recortes presupuestales del Gobierno Federal, se dudaba que tuviera respuesta favorable a la demanda de reconstrucción.

Pero antes de concluir el año, con el apoyo del presidente Enrique Peña Nieto, el gobernador Manuel Velasco Coello anunciaría la aplicación de un presupuesto de 28 millones de pesos, para ejercerse como primera etapa de la remodelación de las instalaciones del Teatro, licitando la obra que finalmente ganaría en diciembre la constructora tapachulteca, Edico Del Sureste, de Gerardo Navarro D’amiano.

El columnista tendría la oportunidad de estar presente el martes 12 de enero de este año, durante una reunión celebrada en el acceso principal, con la asistencia de funcionarios estatales y locales además del constructor, que marcaba el inicio de las obras.

Ahí, tendría la oportunidad de cuestionar el por qué los ocho primeros millones de pesos se utilizarían para la instalación de reflectores, transformar la fachada al teatro, la edificación de cinco fuentes en la explanada, donde también se cambiarían los bloques de concreto por piedra-laja, que con el exceso de lluvia se llenaría de hongos y sería resbalosa y por lo tanto peligrosa para el público.

Cuestionaría también si se había permiso al autor original de la obra para realizar la transformación del espacio exterior, ya que de no existir la autorización se expondría al Gobierno del Estado a una demanda millonaria por la violación de los derechos correspondientes. La respuesta fue, de que no se había considerado esa situación.

Por último solicitaría una explicación, de por qué se ejercería el dinero no donde más se requería, que era el interior y la urgente impermeabilización del techo. La respuesta de los funcionarios fue en el sentido de que ya nada se podía hacer para cambiar, porque los recursos estaban ya etiquetados para su ejecución específica.

El gobernador Velasco Coello ordenaría la suspensión de la obra, que solamente duró unas horas aquél 12 de enero. Haciendo caso omiso de la idea original, el Jefe del Ejecutivo estatal dispondría una nueva evaluación de las prioridades y después de escuchar las conclusiones de los expertos, decretaría que se respetara el diseño original y que no se hiciera ninguna modificación del edificio, además de decretar que a mediados de febrero se reanudaran los trabajos adentro y no afuera como se había pretendido.

Instrucción del gobernante, para dar prioridad a los discapacitados, acorde a las nuevas normas que se aplican en los teatros más importantes de la República, por lo que además de la rampa obligada de acceso, se han cancelado espacios, para dar cabida a 10 espectadores en sillas de ruedas.

Asimismo, la rehabilitación, sin haber estado considerado en el presupuesto, del foso construido hace 22 años para dar cabida a una orquesta sinfónica ejecutante en la presentación de ballet clásico, que nunca funcionó y que a partir de ahora tendrá utilidad, para lo cual habrá necesidad de quitar, cuando sea necesario, las dos primeras filas de butacas.

Instalación de un nuevo y moderno sistema de aire acondicionado, cambio total de las lámparas de iluminación de la sala, así como reacondicionamiento con nueva tapicería y pintura de las mil 100 butacas, instalación de alfombras en las áreas de escalinata interior del recinto, como del área de oficinas y barnizado de la madera instalada en paredes laterales

Invitación del constructor Gerardo Navarro D’amiano, al columnista, para recorrer la obra, precisando que se ha llevado a cabo una impermeabilización a fondo del techo del inmueble, cuyas filtraciones de agua de lluvia, obligarían a cambiar la mitad de los plafones de la sala y de otras áreas aledañas como la de exposiciones y de ejercicios previos a la presentación de ballet, ambas con severas afectaciones por la humedad y goteras que dañaron pisos de madera.

Una compañía española especializada en remodelación de escenarios europeos, moderniza a partir del 12 de septiembre los sistemas de mecánica teatral, tramoyas, barras, cortinas, telones, iluminación y sonido, con el compromiso de concluir y entregar los trabajos el 20 de octubre.

La madera del piso de los 560 metros cuadrados del escenario, fue cambiada y cubierta con una capa de pintura anti incendios. Las paredes externas e internas del edificio, lo mismo que sus columnas, con la aplicación de un acabado con textura a base de marmolina, pasta blanca, pegamento y agua, que las hace ver sobrias y elegantes.

Navarro D’amiano explicaría que desde el arranque de la obra, el gobernador la ha visitado en seis ocasiones y sobre la marcha ha agregado otros apoyos presupuestales, que permitirán la adecuación del terreno aledaño, propiedad del Teatro, como estacionamiento, del que hasta ahora carecía.

Los nueve camerinos han quedado como nuevos, con un jardín interior y el equipamiento idóneo para su funcionamiento, que tanto fue criticado, con razón por los grupos teatrales, entre los que figuraban primeros actores como Ignacio López Tarso, Julio Alemán y Jorge Ortiz de Pinedo, además de comediantes, entre otros.

Cambio total del cableado eléctrico, arreglo de la plomería sumamente deteriorada, así como la limpieza y pulido de los pisos de mármol del lobby, dejándolos como nuevos. El jardín ha ampliado sus espacios, instalando un sistema de riego de sus pastos y palmeras. Espacio que constará de un sistema de iluminación que permitirá dar un mayor realce a la imagen del inmueble.

A siete meses de iniciada la remodelación, el Teatro de la Ciudad de Tapachula, quedará otra vez como nuevo, funcionando al 100 por ciento, el próximo 20 de noviembre, con una inversión superior a los 40 millones

de pesos.

La inauguración de la magna obra de remodelación, con una cuantiosa inversión en tiempos de crisis presupuestales por recortes federales, está programada para la primera semana de diciembre, con la presentación de espectáculos de primer nivel, que harán trascender al resto del país y el mundo, el reinicio de una tarea cultural de gran relieve en la Frontera Sur de México.

Momento oportuno para que el gobernador Manuel Velasco Coello reconsidere la decisión de sus antecesores, de haber dejado en manos de la municipalidad, el único Santuario de la Cultura en la Región Soconusco. Buen momento para que la Administración estatal recupere y administre este importante espacio, para que, ahora sí, cumpla con los objetivos para los cuales fue creado y deje de ser botín económico de gobernantes aldeanos y sin vocación de servicio a la sociedad, como se ha constatado a lo largo de los últimos 22 años.

Un basta a la corrupción e impunidad. Los tapachultecos le agradecerán siempre.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.