En 2016, migración de 50 mil africanos a México

La mayor parte de los más de 25 mil africanos que han ingresado en los últimos cuatro meses por la Frontera Sur de México, utilizando la vía terrestre, constituyen un grave riesgo para la salud de los chiapanecos de Soconusco y en general de todo el país, al no ser objeto de un obligado y estricto control sanitario oficial, ante la posibilidad de ser portadores de los virus de enfermedades mortales como fiebre amarilla, ébola y sida.

Pronóstico de la Comisión de Asuntos Migratorios de la Cámara de Diputados Federal, de que al concluir 2016, habrán arribado a territorio nacional, incluyendo la vía aérea, por lo menos 50 mil migrantes del Continente Negro, con la intención de cruzar hacia los Estados Unidos.

A ellos se suman otros miles de haitianos, potenciales portadores del virus del cólera, que se hacen pasar por africanos, sobornando a las autoridades del Instituto Nacional de Migración, en la delegación estatal de Tapachula, obteniendo de igual forma un salvoconducto que en el papel los condiciona “para abandonar el territorio nacional” en un lapso de 20 días, lo cual no es acatado, pues se concentran en Tijuana, Baja California, con la esperanza de obtener asilo humanitario de la Administración de Barack Obama.

Una situación inédita en esta colindancia con el istmo latinoamericano, que a pesar de representar una amenaza sanitaria latente, hasta ahora el Gobierno de la República no ha dispuesto el seguimiento de sus condiciones generales de salud, a miles de mujeres y hombres de ambas nacionalidades, que deambulan con absoluta libertad por todos los rumbos de Tapachula, la ciudad más importante de la Frontera Sur de México con Centroamérica.

A toda hora, jóvenes de color se prostituyen con la intención de obtener recursos económicos y continuar su marcha hacia la Frontera Norte, para sumarse a muchos miles más que ya se encuentran hacinados desde hace varios meses en la vecindad del lado mexicano, con San Isidro y San Diego, en el estado norteamericano de California.

Ninguna instancia del Sector Salud se ha atrevido hasta ahora a advertir, mediante el uso de los medios de comunicación impresos, electrónicos y cibernéticos, que la promiscuidad en que se incurre peligrosamente, puede en el corto plazo traer problemas a los jóvenes de la Región, que ceden a la tentación de mujeres de escultural figura, sin saber que pueden ser portadoras de males que suelen resultar mortales, lo cual incluye a jovencitas locales atraídas por el mito de la gente de color, de ser gente con dotes sexuales superiores al común.

Presencia sin precedente de migrantes que han rebasado la capacidad instalada de la Estación Migratoria de la Secretaría de Gobernación, ubicada a 50 kilómetros de la línea fronteriza, de atención a 600 personas, que actualmente son más del doble y subsisten en condiciones de hacinamiento, mientras la mayor parte renta cuartos de hoteles modestos o casas de hospedaje, en las inmediaciones del centro histórico o en la zona del malecón del río Coatán.

Estimaciones de la Cámara Baja del Poder Legislativo establecen que de enero a mayo de 2016, los ingresos de africanos de diversas nacionalidades al país, por las vías aérea y terrestre, con o sin documentación, sumaban alrededor de 20 mil, subrayando que no tienen la intención de quedarse en México, sino de pasar legal o ilegalmente al vecino país.

Durante 2012, de acuerdo con los reportes de la Unidad de Política Migratoria de la Segob, entraron por la vía aérea 12 mil 637, cifra que ascendería a 25 mil 117 en 2015, con destino final en Tijuana, siguiendo la ruta en Latinoamérica, de Brasil, Centroamérica y México.

Las deportaciones que se llevaron a cabo a sus países de origen, incluyeron 545 personas hace cuatro años, mientras que en 2015 se incrementaron a dos mil 45 expulsados.

Falta de oportunidades económicas y conflictos bélicos en diversas regiones de Africa, son los factores principales que el Gobierno mexicano atribuye como origen del fenómeno migratorio, que originalmente se había dirigido a los países de la Unión Europea, y que en los últimos años han cerrado sus fronteras al endurecer sus políticas concernientes a los flujos migratorios forzados por la violencia, sobre todo los provenientes de Siria.

Sin embargo, esta avalancha específicamente de africanos provenientes de El Congo, Senegal, Ghana, Somalia, Guinea, Eritrea, Angola y Etiopía, no ha sido valorada suficientemente por el Gobierno Federal, en cuanto al destino final que han tenido los que no han podido cumplir su objetivo de ingresar a Estados Unidos y finalmente hayan optado por establecerse en la República Mexicana.

Pero las autoridades no acaban de entender, que su permanencia implica un peligro para la salud pública de México, sobre todo cuando se sabe ahora que más de la mitad de los africanos detenidos y deportados por agentes del Instituto Nacional de Migración, son originarios de Somalia, que actualmente enfrenta un doble brote mortal de fiebre amarilla, con alrededor de 150 mil muertos, así como de Guinea, una nación inmersa en la dictadura de Teodoro Obiang, y con severos problemas de enfermedades que aquí han sido erradicadas.

Si bien es cierto que la nación mexicana ha sido siempre solidaria con quienes han requerido del asilo para salvaguardar sus vidas y acceder mejores niveles de bienestar, en la actual avalancha migratoria, México no es para los africanos el fin de su propósito, sino la Unión Americana.

Aun así es indispensable y urgente cuestionar al Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, luego de observar el fracaso de los intentos por pasar al otro lado: ¿Dónde están ubicados los aproximadamente 100 mil africanos que en los últimos cuatro años han arribado a territorio mexicano? ¿Cuántos pudieron pasar? ¿Cuántos están ya dispersos y sin seguimiento en los diversos estados de la Federación? ¿A qué se dedican?

No hay duda de que los conflictos internos en sus países de origen obligan a su emigración y convertirse en foco de interés económico de las mafias de trata de personas, que al encontrar cada vez mayores obstáculos en Europa, han optado por redirigir sus rutas y objetivos hacia la Unión Americana, bajo el mismo esquema de la solicitud de asilo político o humanitario, aplicando tarifas hasta de 75 mil dólares por persona.

Agravamiento de una problemática migratoria que ha empezado a mostrar síntomas de preocupación en la Cámara de Diputados, que este año ha autorizado la asignación de un presupuesto de mil millones de pesos, para atender este fenómeno, que por supuesto no será suficiente, dada la magnitud de la avalancha humana.

Es aquí donde surge igualmente la interrogante a los responsables de la Comisión de Asuntos Migratorios, en cuanto a qué se basaron para concluir que esa es la cantidad que se requiere, pues no existe un estudio serio de este capítulo de la migración extranjera en México, considerando el actual capítulo de la novedad tumultuaria de africanos y haitianos, que se suma a la entrada ilegal y permanente por la Frontera Sur, de seres humanos de 52 nacionalidades de los cinco continentes, en ruta hacia los Estados Unidos.

Ni las mismas autoridades del Sector Salud, han hecho el mínimo intento por investigar los riesgos de posibles de enfermedades que puedan convertirse en epidemias con los migrantes en general y en específico de los africanos.

Como ejemplo de esa indiferencia de siempre a los acontecimientos cotidianos en la Frontera Sur, basta citar los fenómenos epidemiológicos procedentes de Centroamérica, que en esta franja fueron minimizados desde la capital del país, y que ahora afectan prácticamente a todas las entidades, como son los del  dengue clásico y hemorrágico, chikungunya y ahora zika, en las últimas cuatro décadas y más atrás, el paludismo.

Hoy, cuando la nueva circunstancia debería obligar a la declaración de una emergencia sanitaria, desde sus cómodas oficinas de la ciudad de México, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Pablo Kuri Morales, se ufana al anunciar que la Secretaría de Salud federal lleva a cabo una “vigilancia especial” en las estaciones migratorias de Tapachula, en Chiapas y Tijuana, en Baja California, “por el creciente arribo de haitianos y africanos al país”.

Declaración que no se apega a la verdad, pues en la estación migratoria de la Frontera Sur, el INM cuenta solamente con cuatro médicos adscritos y que se turnan las 24 horas, para atender a más de mil 200 africanos y haitianos que ahí se mantienen hacinados, en espera del salvoconducto para atravesar el país hacia Tijuana, con la mira puesta en los Estados Unidos.

Un discurso fantasioso del funcionario, más cuando asegura que la SSA ha emitido “una alerta de cólera” el pasado miércoles 19 de octubre, que en la Frontera Sur se desconoce, porque en Haití hay un brote de esa enfermedad, el cual se complicó después del paso reciente del huracán Matthew, que devastó la isla.

Y mientras en la estación migratoria se tiene escasez de vacunas y medicamentos básicos para tratar diarreas o enfermedades de vías respiratorias, Kuri Morales asegura que “personal del Centro de Prevención y Control de Enfermedades se ha trasladado a las estaciones de Chiapas y Baja California para auxiliar en tareas como aplicación de vacunas”.     

Malestar en la comunidad médica de la Región, ante la enésima minimización por parte de la alta jerarquía de la institución rectora del Sector Salud, de los riesgos que representa la presencia de los migrantes africanos y haitianos en la Región Soconusco de Chiapas.

Días en los que son contabilizadas hasta 500 personas que viajan con los salvoconductos migratorios que les permite un desplazamiento con el documento oficial correspondiente, que ha empezado a ser falsificado por las bandas que operan del lado guatemalteco, en el

puerto fronterizo de Tecún Umán, en la ribera oriente del río Suchiate.

Su permanencia en la Estación Migratoria, les permite tres alimentos diarios con postre y café, además de un espacio para dormir, asearse y lavar su ropa, bajo la lupa de personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que permanece vigilante las 24 horas, en el interior de las instalaciones de la Segob, donde se les ha asignado una oficina especial.

Un arribo interminable de migrantes que se desahoga con su tránsito oficial hacia Tijuana, con el inconveniente de que el Servicio de Inmigración estadounidense ha disminuido de manera importante el paso de africanos y haitianos, por representar un riesgo para la salud y la seguridad estadounidense, lo cual empieza a ser preocupación no sólo de las autoridades locales, sino del Gobierno Federal, con un costo cuantioso en tiempos de crisis y recortes presupuestales.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México

Premio al Mérito Periodístico 2015 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.