Oculta la UNAM sismo de 6.5 en la Frontera Sur

Minutos después del nuevo sismo ocurrido en la Frontera Sur con Centroamérica, a las siete de la mañana con 31 minutos y un segundo, de este jueves 22 de junio, ahora de 6.5 grados Richter, el Servicio Sismológico del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México daría a conocer en su página de internet que el fenómeno había tenido epicentro 159 kilómetros al sureste de Ciudad Hidalgo, Chiapas, a una profundidad de 10 kilómetros.

Sin embargo, entrada la tarde-noche, esta información desapareció inexplicablemente de la sección de “últimos sismos”, donde lleva un récord estricto de los movimientos telúricos ocurridos en la geografía nacional.

Al analizar el reporte de la única institución oficial autorizada por el Gobierno de México en materia de Sismología, se observa como en el seguimiento de la actividad, se precisan los temblores previo de 3.4 grados, de las siete de la mañana con 24 minutos y 46 segundos, con origen a 25 kilómetros al oeste de Río Grande, Oaxaca, para saltarse hasta el ocurrido a la una de la tarde con 28 minutos y 58 segundos, a 23 kilómetros al suroeste de Cintalapa, Chiapas.

Ninguna huella del reporte intermedio difundido con oportunidad, lo cual ha causado molestia, preocupación y finalmente temor por la psicosis que se ha creado entre la población de la Región Soconusco, al suponer que algo grave se oculta, tomando como referencia el terremoto de siete grados acontecido a las dos de la mañana con 29 minutos y tres segundos del pasado miércoles 14 de junio.

Si la intención, al cancelar del seguimiento, es la de no causar alarma entre los habitantes de la colindancia con Guatemala, definitivamente que han fracasado en el intento, pues el efecto causado es contrario al propuesto.

Si luego el Instituto de Geofísica de la UNAM sale con su versión de que se trató de “un error humano”, la desaparición de la información, no resultará nada inteligente, pues los sismógrafos en automático ingresan a su sistema general cualquier incidente provocado por la naturaleza.

Alguien, lo borró intencionalmente, en un afán absurdo, como si con ello también desaparecerá de las mentes de por lo menos tres millones de chiapanecos que sintieron los efectos de la severa sacudida de la tierra, desde el extremo sur de la entidad hasta su zona central en Tuxtla Gutiérrez, donde con anticipación sonaría la alerta sísmica que hizo posible a sus habitantes prepararse ante la embestida telúrica.    

Fuerte sacudida que hizo estremecer las casas y edificios de Tapachula, la segunda ciudad más importante del estado, junto con Ciudad Hidalgo, Frontera Hidalgo, Metapa, Tuxtla Chico, Cacahoatán, Mazatán, Huehuetán, Huixtla, Villa Comaltitlán, Acapetahua, Escuintla y Mapastepec, en Soconusco, mientras que el estremecimiento fue igualmente mayor en Belisario Domínguez, Motozintla, Frontera Comalapa, Mazapa de Madero, Chicomuselo, El Porvenir, La Grandeza y Siltepec.

En la montaña de Tapachula, el terror generalizado entre los 30 mil indígenas indígenas Mam, asentados en las faldas del volcán Tacaná, en 138 comunidades, entre las que destacan Pavencul, Chanjalé, Toquián Grande y Aguacaliente, que si bien están acostumbrados al “ruido de la panza” del coloso de cuatro mil 100 metros de altura, lo que ahora escuchan va más allá de la “normalidad” a la que han estado acostumbrados.

De temblorcitos frecuentes, a temblores que les espantan, porque allá arriba se mueve feo y se escuchan los tronidos de “La Casa de Fuego”, nombre que en su lengua recibe el gigante que sirve de límite a Chiapas-México y Guatemala.

Ante la prolongación de los sismos que adquieren rangos de alto riesgo para la vida humana y patrimonios, combinados con las intensas lluvias diarias de las últimas semanas, el temor de los Mam crece y se mantienen en estado de indefensión frente a los riesgos de más deslaves en las inmediaciones de El Tacaná, que en parte han empezado a bloquear los estrechos caminos de dos vías, que en momentos los incomunican.

Un gigante que es monitoreado de manera incompleta por los geofísicos de la Máxima Casa de Estudios, ya que de las cuatro estaciones de su Red Sísmica de Banda Ancha equipadas con sismómetros, únicamente tres funcionan, debido a que desde hace dos años, vándalos aparentemente pertenecientes al crimen organizado de Guatemala, destruyeron la ubicada en la zona del cráter, por el supuesto de que formaba parte de una red satelital para detectar el trasiego de drogas en sus inmediaciones.

Operan solamente tres en el entorno sur de la parte superior del volcán, con sensores que registran las ondas sísmicas, las cuales son muestreadas en forma permanente -40 por segundo-, cuya información es transmitida a la Estación Central de Tapachula vía satélite. Equipamiento que incluye un reloj que permite un registro de los movimientos volcánicos con alta precisión.

Entre los pobladores Mam se afianza su creencia de que “El Tacaná está despertando” y que por eso tiembla fuerte, mientras las versiones científicas hablan del reacomodamiento de las placas tectónicas de influencia en Chiapas: Cocos, del Caribe y Norteamérica.

Todo se conjuga en medio de la desinformación de las autoridades responsables que guardan silencio en cuanto a lo que los indígenas suponen de su futuro inmediato incierto y en el fondo de terror, si se considera que desde hace 31 años en que se registró el último período de explosiones freáticas y fumarólicas, ningún gobierno federal, estatal o municipal, se ha interesado por cumplir los “compromisos urgentes” de aquellos días, de construir caminos de evacuación para miles de pobladores de la montaña.

Antes ocurrieron estas actividades de alto riesgo, en los años 1855, 1878, 1903, 1949 y 1951.

En caso de generarse una situación de peligro que obligara a un urgente desalojo de los miles de indígenas, la situación se volvería trágica debido a la carencia de la infraestructura caminera que diera margen a una efectividad limitada del Plan DN-III del Ejército Mexicano, que por rigor se aplica en caso de emergencias y desastres.

Hay enojo entre los Mam, porque solamente se les busca en tiempo de campañas políticas para elegir alcaldes, diputados locales, federales y senadores. Cansados de recibir las mismas promesas de contar con más vías de acceso que les permitan comercializar oportunamente sus productos en la cabecera municipal de Tapachula o en los municipios de Cacahoatán, Unión Juárez y Tuxtla Chico, cuesta abajo.     

Sus justas demandas de cumplimiento de promesas a las distintas instancias oficiales han sido desoídas, incluso las concernientes al apoyo ofrecido para la reparación de los daños sufridos en sus viviendas, por los temblores más recientes, lo que los ha llevado de manera reiterada a  bloquear la carretera que comunica a Cacahoatán con Unión Juárez, sin obtener respuesta alguna, sobre todo de la Secretaría de Desarrollo Social federal.

El Tacaná está más vivo que nunca y se constata con sus movimientos telúricos constantes de baja magnitud que la gente siente, pero de igual manera en su zona de fumarolas, con temperaturas variables entre los 82 y 94 grados centígrados, localizada en el flanco oeste-suroeste. Entre los mil 500 y dos mil 100 metros sobre el nivel del mar, se ubican manantiales termales con temperaturas que van de los 40 a 55 grados centígrados, precisamente en las inmediaciones del poblado Agua Caliente.

Hasta ahora, ignoran que los sensores instalados en las estaciones sismológicas en las inmediaciones del cráter del conocido como Volcán de Soconusco, tienen la capacidad de registrar sismos en una amplia gama de magnitudes, desde sismos locales pequeños, hasta lejanos, sin problema de saturación, de tal manera que de acuerdo al Servicio Sismológico Nacional, los equipos tienen el doble propósito de monitorear al coloso binacional y la actividad de las fallas que existen en la zona colindante de Chiapas y Guatemala.

Versión oficial de que esta mini red permitirá detectar pequeños eventos de período largo o de tremor que pudieran estar relacionados con movimientos de gases o fluidos hidromagnéticos.  

Toda esta estrategia científica es por demás interesante en cuanto a las tareas que se llevan a cabo en torno de la actividad de El Tacaná, pero surge entonces el cuestionamiento en cuanto a por qué todavía no es posible contar con algún estudio que evalúe toda esta importante información y que la misma se haga pública, sobre todo para el conocimiento de los habitantes de Tapachula y municipios de Soconusco, que viven en la zozobra por la ignorancia de lo que acontece en su entorno.

¿Cómo entender que siendo Chiapas y específicamente la Región de la Frontera Sur, la segunda entidad del país en número de sismos después de Oaxaca, pero la primera en su magnitud, demostrada con el pasado terremoto de 7 grados del miércoles 14 de junio, carezca en la Costa de una Alerta Sísmica, pero sobre todo con una institución propia que vaya más allá del simple seguimiento de los reportes del Servicio Sismológico Nacional?

¿Por qué estados de menor incidencia sísmica se mantienen a la vanguardia, como el de Baja California, que cuenta con una Red Sismológica de Banda Ancha del Golfo de California (RESBAN), y la Red Sísmica del Noroeste de México (RESNOM), dirigidas por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada?

¿Acaso no es menosprecio y marginación a la Frontera Sur de México, cuándo el SSN ha creado una Red Sismológica Telemétrica del Estado de Colima (RESCO), bajo la coordinación del Centro Universitario de estudios de Investigaciones de Vulcanología, de la Universidad de Colima?

¿Y qué de la Red Sísmica de Veracruz, bajo la responsabilidad del Observatorio Sismológico y Vulcanológico (OSV), del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana?

¿Cómo

se atreven a afirmar las vacas sagradas del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, que “el Servicio Sismológico Nacional se encuentra en constante colaboración con instituciones locales y regionales en nuestro país”, cuando en Chiapas, Oaxaca y Guerrero, las de mayor sismicidad en el territorio nacional, carecen de esa representación institucional, como las de los estados de referencia?

Faltan entonces a la verdad, cuando en su mundo cibernético manifiestan que “en conjunto, se logra extender la cobertura nacional de estaciones sismológicas y maximizar los recursos que permiten alcanzar altos estándares de calidad en la operación de las redes de monitoreo sísmico”.

Lamentable que ello ocurra en los días en que los chiapanecos-mexicanos de la Frontera Sur, viven tiempos de incertidumbre por la escalada masiva de movimientos sísmicos que ya los aterran por su dualidad trepidatoria y oscilatoria de niveles alarmantes.

Está temblando ya no solamente con epicentro en las cercanías Ciudad Hidalgo y las jurisdicciones municipales de Soconusco y Costa, que incluyeron este jueves 22 de junio, otros con origen a 36 kilómetros al oeste de Pijijiapan y a 100 kilómetros de profundidad, sino también a 23 kilómetros al suroeste de Cintalapa, a 70 kilómetros bajo tierra.

Si aunado al ocultamiento del SSN de la información del sismo de 6.5 de este jueves 22 de junio, se agrega la indiferencia de las tres instancias de Gobierno a lo que sucede en la vecindad con Centroamérica, podemos concluir que el panorama social se tornará todavía más complejo.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.