Sismos en Chiapas; urge Centro de Investigación

Si bien es cierto que el estado de Oaxaca ocupa el primer lugar en México por el número de sismos, Chiapas lo es  también, pero en cuanto a su magnitud, como quedó constancia el pasado miércoles 14 de junio, al registrarse un movimiento de tierra trepidatorio y oscilatorio de grado 7, en la escala de Richter, presuntamente provocado por un reacomodo en la Placa del Caribe, la misma que con ese rango causó un efecto devastador en Haití, el 12 de enero de 2010, con saldo de más de 200 mil muertos y destrucción cuantiosa de decenas de miles de viviendas, hasta edificios públicos claves.

Epicentro en las inmediaciones de Ciudad Hidalgo, cabecera del municipio de Suchiate, en la vecindad con Tecún Umán Guatemala, que motivaría la Declaración de Desastre para 18 municipios, sin llegar, afortunadamente a situaciones extremas. Daños que se suman a los de 2014, aún sin resolver en su totalidad por los gobiernos federal y estatal, en las inmediaciones del volcán Tacaná.

Secuencia de temblores, antes y después, que mantienen en la zozobra y alerta a millón y medio de habitantes de la Región Soconusco y su capital Tapachula, una vez que éstos continúan intermitentes en la Costa, desde el municipio de Suchiate hasta Arriaga, con niveles de 3.7 a 4 grados Richter, con el agravante de la “desaparición” del record del Servicio Sismológico Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México,  correspondiente al de las siete de la mañana con 28 minutos y 58 segundos, del  jueves 22 de junio, con epicentro a 159 kilómetros de Ciudad Hidalgo y a una profundidad de 10 kilómetros.

Lo sorprendente es que no obstante su magnitud de 6.5 grados, éste no se ubica en la clasificación de “Sismos Fuertes” emitida por el SSN, no obstante haber sido difundida oficialmente la información minutos después de ocurrido, aunque si se ratifica el epicentro del terremoto de la madrugada del 14 de junio, estuvo a 13 kilómetros al noreste de Ciudad Hidalgo y a una profundidad de 113 kilómetros.

Extraña forma de dar seguimiento, lo cual lleva a la desinformación y especulación, y por consiguiente a la falta de seriedad y responsabilidad en este caso específico, del único Sismológico a nivel mundial, bajo control del Instituto de Geofísica de  una Universidad, en este caso la UNAM.

Situación preocupante, si se considera que el Territorio chiapaneco, es el único que se ubica sobre tres Placas Tectónicas en constante movimiento (Norteamérica, Del Caribe y Cocos). Lo mismo tiembla en la Costa, que en el Centro o el Norte del Estado, fenómeno en el que incide la actividad volcánica, siendo las de El Chichonal en el norte de la entidad y El Tacaná, en los límites con Guatemala, las más evidentes.

Aún así, hasta ahora las autoridades federal y estatal, han contemplado la necesidad, que debiera ser considerada ya con carácter de  urgente, de crear un Centro de Investigación Científica, que estudie el comportamiento dinámico del suelo y subsuelo de Chiapas, que permita desarrollar modelos geológicos y geofísicos que se adapten a una realidad sísmica, que pudiera ser tipificada como alarmante, si se toma en cuenta que en los últimos 12 años la frecuencia de eventos telúricos se ha incrementado en dos mil 290 por ciento.

Planteamiento de esta situación de alto riesgo, no valorada de manera prioritaria por el gobierno de Manuel Velasco Coello, que hace evidente Marco Antonio Paniagua Villa, secretario del Colegio de Ingenieros de Ciencias de la Tierra en Chiapas, constituidos legalmente desde el 22 de marzo de 2001 y que actualmente  integran 46 especialistas geólogos, geofísicos y petroleros, la mayoría con estudios de Maestría y Doctorados, egresados de la UNAM, Instituto Politécnico Nacional.

Afirmación del experto en geofísica por el IPN, de que en la entidad existe el personal técnico y científico de origen chiapaneco, con los conocimientos necesarios para conformar el Centro de Investigación Científica, con la ventaja sobre sus colegas foráneos de que en los últimos 25 años han recorrido y estudiado la geografía estatal en lo concerniente a su geología y geofísica, experiencia que no cualquier investigador de otras latitudes puede superar.

Se requiere, subraya, de un estudio científico más puntual, pero las autoridades no han tomado conciencia de la importancia de que Chiapas se encuentre en una zona altamente sísmica, que no ha sido documentada por los expertos ajenos al estado, puesto que en México se estudian estos fenómenos más en relación con el impacto en la Zona del Centro del país, con foco en la ciudad de México, que en otras regiones.

Necesitamos con carácter de urgente, reitera, la creación de una institución nuestra de investigación, porque las características geofísicas de Chiapas son diferentes al resto del país y otras latitudes del planeta.

Penagos Villar y sus colegas del Colegio de Ingenieros de Ciencias de la Tierra en Chiapas, 16 años después de haberse integrado para hacer oir su voz y preocupación, siguen arando en el desierto, sin ser escuchadas sus advertencias de que el incremento gradual de los movimientos telúricos en la entidad, pone en riesgo a más de cinco millones de habitantes de toda geografía de la entidad.

Como sociedad debemos de exigir, recomienda, que se instaure de inmediato un Centro de Investigación Científica, que permita a la autoridad tener el conocimiento pleno del entorno, para dar certidumbre en materia de prevención y conocimiento de sismos y la obligada seguridad en la protección de vidas y patrimonios.

En el análisis de la problemática sismológica de Chiapas, los elementos agregados de que a casi cinco años del inicio del gobierno federal, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y la Secretaría de Protección Civil de la administración estatal, aún no hayan desarrollado en su totalidad los Atlas Municipal de Peligros y Riesgos, que el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), considera como fundamental para conocer los fenómenos geológicos e hidrometeorológicos que inciden en todo el espacio de la entidad.

Según los especialistas chiapanecos, resulta lamentable que se desconozcan y no se tengan geoposicionadas, las cientos de fallas geológicas que afectan el crecimiento y desarrollo urbano de nuestras poblaciones y demás infraestructura instalada, principalmente caminera y de agua potable.

Referencias precisas en cuanto a que no ha habido ningún interés por estudiar la influencia de la Falla Motagua-Polochic, en el fenómenos sísmico en la entidad, que en Guatemala y sureste de Chiapas se observa satelitalmente como el límite más evidente entre la Placa del Caribe, con respecto a la de Norteamérica, cuyo trazo se abarca el territorio chiapaneco.

Investigaciones de los geofísicos y geólogos locales, advierten que en su paso por la Región Central del estado, esta falla pone en riesgo no únicamente a importantes estructuras de comunicación como son el Puente Chiapas y el que comunica a Tuxtla Gutiérrez con San Cristóbal de las Casas, sino también a las ciudades que por su densidad poblacional podrían ser afectadas, en caso de que la sismicidad que actualmente se sigue manifestando del Istmo de Tehuantepec al noroeste de Cintalapa, cambie de dirección y migre hacia el altiplano.

Un análisis crudo en el que se incluyen los enfoques de especialistas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes federal, en cuanto a que el puente San Cristóbal está calculado para soportar un temblor de magnitud de 8 grados Richter. Los expertos chiapanecos, advierten que si un sismo mayor a magnitud 5 se registra epicentralmente debajo de la estructura del puente, ubicado sobre la Falla de Zeuqentic, podría quedar inhabilitado por problemas de fracturas o fisuras, lo que cancelaría automáticamente su uso.

Pareciera que se ha olvidado que Chiapas siempre ha sido tierra de movimientos telúricos de gran envergadura, especialmente en su Región Centro, como quedó evidenciado el 23 de septiembre de 1902, en que un terremoto destruyó Bartolomé de los Llanos (hoy Venustiano Carranza),  y afectó con severidad San Cristóbal de las Casas, Acala, Chiapa de Corzo, Tuxtla Gutiérrez, Socoltenango, pero que incluyó a otras localidades más.    

Hace casi 115 años, se registraría el temblor de tierra de mayor magnitud en la historia del estado, que de acuerdo con las estimaciones del Sismológico de la ciudad de México, fue de 7.7 grados en la escala de Richter, mientras que para el Servicio Geológico de Estados Unidos, fue de 8.4 grados.

Testigo presencial de  aquellos días de terror y zozobra por el número de muertos y destrucción de patrimonios, lo fue el obispo de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, monseñor Belisario Trejo, que dejaría constancia escrita de su visión personal del fenómeno de la naturaleza, tanto en el centro como norte de Chiapas, que incluiría el relato de la sucesión de infinidad de réplicas de severas a menores, en los siguientes meses.

Pero al sismo mayor, siguieron ese mismo día seis más que cimbraron y dañaron irreparablemente los principales templos católicos de San Cristóbal de las Casas, Teopisca, Comitán, Soyatitán, Venustiano Carranza, Chiapa de Corzo, Simojovel y Tila, al igual que la destrucción parcial o total de casas en esas comunidades.

San Bartolomé de Los Llanos, ahora Venustiano Carranza, fue destruida en un 95 por ciento. Lo interesante, es que únicamente el templo del patrono del pueblo, de igual nombre, resistiría con daños leves, el embate de alto rango sísmico.

Todo un drama que se reflejó espectacularmente en la desaparición de arroyos y ríos de la región, al fracturarse la tierra. El número de víctimas mortales bajo escombros, fue de miles que no pudieron contabilizarse oficialmente.

Hoy, las nuevas generaciones desconocen este capítulo trágico de Chiapas.

Más aún, que el peligro es latente en las inmediaciones del municipio de Venustiano Carranza, muy cercano a la capital Tuxtla Gutiérrez, donde se localizan las estructuras volcánicas “La Lanza”, “Corraltón”, “Saltotón”, “Laja Tendida” y “Chacté”, como herencia del violento pasado geológico de la Región, que también se caracteriza en la actualidad por los múltiples manantiales de agua caliente azufrada, convertidas en centros turísticos, como los “Baños de Aguas Termales del Carmen”, que en su conjunto tienen que ser estudiados por especialistas. 

En las últimas semanas, Chiapas ha atraído los reflectores del mundo científico nacional e internacional por el incremento cada vez más importante de su actividad telúrica, derivada de las tres Placas Tectónicas sobre las que se ubica geográficamente.

De ahí, que la propuesta del Colegio de Ingenieros de Ciencias de la Tierra en Chiapas, conformada por profesionistas de alto nivel de la entidad, deberá ser considerada muy en serio y con carácter de urgente por los gobiernos federal y estatal, para crear en Tapachula o Tuxtla Gutiérrez, el Centro de Investigación Científica, que permita a los chiapanecos tener información más cercana y confiable de lo que aquí ocurre en materia de sismos.

Estamos en tiempo. El hubiera y las lamentaciones no cabrían en caso de una desgracia que no se desea, pero que se puede prevenir con bases científicas.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.