Cultura de Chiapas y México en Quetzaltenango

De pronto me vi saliendo de la ciudad de Tapachula, rumbo a la frontera con Guatemala, a bordo de un autobús mediano, acompañando a la directora de la Casa de la Cultura del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas (Coneculta), en Tapachula, Norma Arellano Peñuelas y a una comitiva integrada por un ballet folclórico y un cantante.

Parque Bicentenario de la ciudad más importante de la Frontera Sur, como punto de encuentro el pasado viernes 28 de agosto, para partir en punto de las tres y media de la tarde, bajo una fuerte lluvia, hacia Talismán, a donde llegaríamos a las cuatro de la tarde, para pasar de inmediato el puente sobre el río Suchiate y arribar a la garita de migración y de hacienda de El Carmen, donde en cuestión de 20 minutos se franqueaba el paso a la delegación cultural.

Invitación del cónsul en Quetzaltengo, de la Embajada de México en Guatemala, Raúl Cueto Martínez, al director general del Coneculta, Juan Carlos Cal y Mayor Franco, que fue aceptada, para participar en las actividades diplomáticas, en apoyo a los 101 Juegos Florales de la ciudad.

Puesta en marcha del funcionario de la Cancillería mexicana, de una logística de seguridad, para lo cual comisionaría al cónsul adscrito, Isaías Noguez Tinoco, dirigida a garantizar la protección diplomática del grupo cultural, en su desplazamiento desde Tapachula hasta la el destino final en la ciudad de Xela, como también se conoce a la segunda urbe después de la capital nacional, fuente de inspiración del segundo himno nacional de Guatemala, conocido como “Luna de Xelajú”.

Apenas ingresado en territorio guatemalteco, la visión a los lados de la carretera, de una multitud de construcciones habilitadas como templos evangélicos, con todo tipo de nombres, sobresaliendo los adventistas, testigos de Jehová, mormones, bautistas y todo tipo de nombres en los que el tema central es el de Jesucristo, combinadas con los de la iglesia católica, rebasada en mucho por sus competidores religiosos en el volumen de edificaciones.

Antes de partir, la advertencia fue muy clara desde un principio para todo el pequeño grupo de pasajeros, en cuanto a que la unidad de traslado, no obstante circular con placas del vecino del sur, no debería parar en ningún lado, hasta llegar a Quetzaltenango, ubicada a dos mil 333 metros sobre el nivel del mar –la ciudad de México está a dos mil 240 metros de altura-, distante 85 kilómetros de la línea divisoria.

Pero al llegar a la bifurcación Tecún Umán (segundo punto fronterizo colindante con Ciudad Hidalgo), el conductor del “bus” de turismo contratado por el Consulado en Malacatán, San Marcos, paró la unidad, causando desconcierto entre el pequeño grupo de pasajeros, más cuando se bajó y se acercó a una persona que conducía una motocicleta, el cual después de platicar brevemente, le entregó dos paquetes.

Nos tranquilizaría que uno de ellos contenía películas, que de inmediato puso a disposición, para proyectarlas en la pantalla interior del camioncito. Le preguntaría acerca del contenido del segundo envoltorio que recibió y con toda naturalidad me explicaría, que se trataba de una pistola calibre 38, que con autorización oficial traía consigo en sus viajes por el interior del territorio chapín, ante el permanente riesgo de sufrir un atentado a mano armada y estar en posibilidad de defender al pasaje.

Precisaría que los choferes de todos los transportes públicos se ven obligados a portarlas, legal o ilegalmente, debido a que los caminos están asolados por la delincuencia conformada por pandillas “maras” Salvatrucha 13 y Barrio 18, que apoyadas en armas de fuego de todos calibres, lo mismo asaltan, secuestran, lesionan y asesinan, a connacionales, pero especialmente aquellos turistas mexicanos-chiapanecos, que ignorantes de la gravedad del problema, viajan por el interior del país y son presas fácil, por portar placas aztecas.

Extorsiones permanentes de los “maras”, a los dueños de las miles de unidades de transporte colectivo de no más de 10 pasajeros, advertidos de que si no cumplen con el pago de cuotas por protección, sus vehículos no únicamente serán objeto de sus actividades delictivas, sino desmanteladas e incluso destruidas.

Clima de terror en las carreteras colindantes con Chiapas, que en los tiempos recientes provoca que el turismo proveniente de México se abstenga cada vez más de cruzar la frontera común con sus vehículos, para visitar un país de belleza natural extraordinaria, con una cultura milenaria maya-mam y quiché.

Una situación extrema que contrasta con la creciente afluencia de miles de guatemaltecos que a diario cruzan con vehículos particulares y camiones a lado mexicano, por los puentes de Talismán y Ciudad Hidalgo sin ningún problema, siendo objeto de respeto y atenciones por los anfitriones chiapanecos que observan cómo se abastecen de abarrotes, incluyendo gasolina y diesel, y todo tipo de productos manufacturados, que en grandes volúmenes adquieren en Tapachula, en los comercios locales como en los transnacionales, aprovechando el valor de su moneda (quetzal), equivalente por unidad a dos pesos con 50 centavos.

Permanencia en paz en México, con sabor a gloria y en absoluto respeto a su presencia, mientras la delegación cultural del CONECULTA Chiapas, avanza por una carretera panamericana que conduce a la capital, en estado ruinoso, llena de baches, por la que el transitar es por demás lento y lleno de topes, que son anunciados como “túmulos”, cuando el vehículo está encima de ellos, en una ruta de dos carriles ligeramente amplios.

Nada que ver con la moderna autopista que comunica de Ciudad Hidalgo a Tapachula, que se prolonga hasta Arriaga, Tuxtla Gutiérrez, en ruta hacia el centro del país o la de Talismán, menos ancha, pero en buen estado de su asfalto.

Paso accidentado, con intensa lluvia, por los rumbos costeros de Pajapita y Coatepeque  donde la carretera se achica sin acotamiento y la montaña empieza a provocar fresco, y más arriba los árboles de pino que anuncian el frío en Colomba, que es adornada en su cercana vecindad por el activo volcán “Santiaguito”, que constantemente se mantiene en erupciones leves y fumarolas espectaculares, como las observadas hace apenas unos meses.

Transitar con frío, después de dejar atrás el clima de la costa chiapaneca en Soconusco, con promedio anual de 30 grados, mientras se da la cercanía de la que fuera mucho tiempo atrás, la capital nacional, que sufre los efectos del cambio climático, que la mantuvo en diciembre de 2016, en temperatura de tres grados bajo cero. 

Por fin, después de una travesía tensa, en la que gradualmente observamos la imprudencia de los conductores particulares y del servicio público, el arribo a las 18 horas con 45 minutos, a la hermosa ciudad de Quetzaltenago, en la que sobresale el majestuoso Teatro de la Ciudad, con antigüedad de 120 años, sede de los Juegos Florales 2017, que impacta por su entorno montañoso y la hospitalidad inicial de su gente.

Instalación en el moderno hotel, considerado como el número uno de la región, para luego dirigirnos a un restaurante típico donde el grupo folclórico invitado por Coneculta Tapachula, Compañía Danzarte, dirigida por Javier Abraham Arebalo Cancino, además del joven intérprete de música romántica, Rafael López Hernández, alumno del Taller de Canto, así como del  artista de la fotografía Luis Mario Ruiz Arellano, invitado para dar testimonio de las imágenes del espectáculo programado para el día siguiente, sábado 29 de julio a las 19 horas en el máximo Santuario Cultural de Quetzaltenango.

Mañana de presentación de la delegación cultural encabezada por la directora en Tapachula de la Casa de Cultura del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, Norma Arellano Peñuelas, que en coordinación con los vicecónsules Alejandra Salazar y Camilo Capri, tienen todo preparado para que después del desayuno, realicen en punto de las 11 de la mañana su primer ensayo en el escenario del Teatro.

No sería uno, sino dos los que finalmente se llevarían a cabo, con un alto nivel de profesionalismo, los cuales culminarían una hora antes de iniciar la presentación, en los que se ultimarían todos los detalles de sonido y luces, que hacían lucir más impactantes los espacios ocupados por el butaquerío original de madera, combinados con la elegancia de los palcos encortinados instalados en el entorno de planta baja y alta, con cómodos asientos acojinados y una pequeña antesala en cada uno de ellos, con un tocador para el embellecimiento femenino.

Ahí estaban listos para entrar a escena y demostrar lo mejor de su arte dancística de los estados de Chiapas, Veracruz y Jalisco, Leticia García Tino, María Lizeth Tapia Campos, Karen Michel y Kimberli Guadalupe Altamirano Campos y Karla Karina Mejía López, al igual que Javier Abraham Arebalo Cancino, Jorge Joel Díaz Palomino, José Francisco Dávila Rivera, Luis Fernando Morales Medrano y Roberto Joshua López Zúñiga, en tanto Rafael López Hernández vocalizaba.

Afuera, bajo una pertinaz lluvia, cientos de animados habitantes de Quetzaltenango, aguardaban desde antes de las 18 horas, se abrieran las puertas para ingresar al teatro, con capacidad solamente para 700 personas. Había preocupación en muchos porque no habían obtenido el pase autorizado por el Consulado mexicano, pero se mantenía afuera, seguros de que podrían entrar.

El cónsul Raúl Cueto Martínez y su equipo de vicecónsules estaban gratamente sorprendidos, por el interés despertado entre la población para asistir a disfrutar de la actuación del ballet folclórico y el cantante, enviados por el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas.

Más todavía por el cariño hacia la delegación chiapaneca-mexicana, de la gobernadora del estado de Quetzaltenango, Claudia Yesenia Avila Guzmán y el alcalde la

ciudad, Luis Fernando Grijalva Minera, sobre todo porque en el evento más reciente de días atrás, la respuesta había sido mucho menor. Por la lluvia, se permitiría el acceso antes de las 18.30 horas y conforme fueron entrando serían acomodados en las butacas y el graderío del segundo piso, mientras que los invitados especiales lo hacían en las áreas de palcos.

En punto de las 19 horas, con una iluminación que mostraba todo el esplendor del edificio histórico, se correrían las cortinas, para dar comienzo con el espectáculo que motivó de inmediato el aplauso entusiasta del respetable, con la representación de una procesión en honor de la virgen de Candelaria, patrona de Tuxtla Chico, partiendo de la entrada de la sala, con la imagen colocada en un nicho especial, encabezada por un mayordomo, que en sus manos llevaba un recipiente de barro, quemando incienso, en tanto cuatro jóvenes la custodiaban y detrás de ellos con velas encendidas, vistiendo el traje típico de las indígenas Mam de la zona alta de Tapachula, integraban el cortejo, que llegaría al escenario.

Durante hora y media, los bailables de la Región Soconusco, “El Palomo de Mi Tierra”, “Aires del Coatán”, “Danzón de Mazatán” y “Tapachula”, lo mismo que  de la Región Centro de Chiapas, “Ecos del Grijalva”, “Las Chiapanecas”, “Los Parachicos” y “El llorón”, motivaron la entrega del público, que posteriormente aplaudiría prolongadamente el folclor de los estados de Veracruz y Jalisco, desbordarían el entusiasmo general, sumado a las excelentes interpretaciones románticas con la bien timbrada voz de Rafael López Hernández.

Finalmente, el cónsul Raúl Cueto Martínez agradeció la presencia del público y sus autoridades, mientras la directora de Coneculta Tapachula, Norma Arellano Peñuelas, afirmaría que el quetzal y el águila se habían abrazado con sus alas, hermanando la amistad de Guatemala y México, como también de Chiapas.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.