José Antonio Aguilar Bodegas, la primera llamada

En 2006, el político tapachulteco José Antonio Aguilar Bodegas enarboló la bandera del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para contender por la Gubernatura de Chiapas, llevando como rival al ex priísta de ocasión, Juan Sabines Guerrero.

Perdería a la mala, porque así lo decidió el gobernador saliente Pablo Abner Salazar Mendiguchía, quien desde la omnipotencia del cargo manipuló vía el organismo estatal electoral, el resultado que finalmente favoreció a su pupilo, al que impulsó primero como diputado local por un distrito de la capital estatal y luego alcalde de la misma.

Era tal el poder absoluto del entonces mandatario de Chiapas, que ya sin pertenecer al PRI, pues lo traicionó, atraería a Juan a sus redes y desde ahí marcaría la pauta para que el tricolor lo hiciera candidato a legislador y luego alcalde.

A principios de enero de hace 11 años, recibiría en Tapachula la llamada telefónica de Sabines Guerrero, aún presidente municipal, para saludarme e invitarme a Tuxtla Gutiérrez, porque tenía interés de conocerme y consultarme.

El día 6 estábamos frente a frente, en su casa. Me agradecería haber aceptado reunirme con él, al tiempo que me comentaba que sabía que había sido amigo de su padre, Juan Sabines Gutiérrez, gobernador interino (1979-1982), así como asesor de varios gobernadores y un secretario del Gabinete Federal.

Por aquellos días el columnista dirigía Diario del Sur, el periódico más antiguo de la entidad, perteneciente a la Organización Editorial Mexicana, propiedad de Mario Vázquez Raña, de la cual era también director adjunto.

Un encuentro, en el que Juan Sabines Guerrero iría directo al tema de su interés:

-Mario, te agradezco que hayas venido. Con la confianza que me da el que hayas sido amigo de mi padre, quiero pedirte tu opinión y consejo. ¿Qué te parece si me lanzo como candidato al gobierno del estado? ¿Qué necesito?

-Le contesté: Juan, lo primero que requieres es tener un padrino poderoso, para hacer viable tu propósito.

-Lo tengo y muy poderoso, me respondió de inmediato.

Para entonces, era un secreto a voces que Pablo Abner Salazar Mendiguchía era su hacedor-protector, y que lo tenía como la persona idónea para sucederlo.

-En cuanto a la segunda pregunta, le dije que para realizar su campaña para gobernador, necesitaba contar con más dinero del normal.

Intrigado me cuestionaría, el por qué.

Mi respuesta fue simple: Tú eres un neo político hecho al vapor, con demasiada prisa, como consta en el hecho de que en cuestión de seis años hayas sido diputado y alcalde de uno de los 118 municipios del estado, después de haber llegado de la Ciudad de México donde te encontrabas sin ningún futuro.

-¿Conoces Chiapas y su problemática?, le inquirí.

-Sin mayor preocupación me dijo: ¡No!

-Tienes Juan, la necesidad obligada de hacer una precampaña para que la gente de toda la geografía de la entidad te conozca y empieces a entrar en contacto con ella, para tener el arraigo que vas a requerir como aspirante al gobierno del estado.

-Argumentaría: Oye, pero cuento todavía con el prestigio de mi padre cuando fue gobernador. Eso me va a ayudar mucho. Fue muy popular y la gente lo recuerda bien.

-Juan, le interrumpí. Te recuerdo que tu papá gobernó Chiapas hace 24 años, cuando los que hoy son mayores de edad y decidirán la elección, no habían nacido y por lo mismo nunca supieron de él. Tal vez, algunos, a los que sus padres les hayan contado algo de esa parte de la historia política nuestra, pero no todos.

-Le subrayé: Por eso debes considerar desde ahora, en llevar a cabo una gira proselitista previa.

-Tienes razón. Lo haré. Esa va a ser mi prioridad inmediata.

Nunca lo haría, porque Pablo Abner Salazar Mendiguchía le aseguró que no sería indispensable para que ganara, pues todo lo tenía previsto en ese sentido.

Al poco tiempo, asesorado por su padrino, renunciaría a su “militancia priísta”, luego de ser derrotado en la contienda interna del tricolor, por José Antonio Aguilar Bodegas.

Una estrategia dirigida por Pablo Abner, con la intención de dar paso en Chiapas al segundo gobierno de “la alternancia”, como ocurriría a nivel federal con el sucesor de Vicente Fox Quesada, el panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.

Seguía pues, el ejemplo de Salazar Mendiguchía quien haría lo mismo en el año 2000, apoyado antes en 1994, por su hacedor el mandatario priísta interino Javier López Moreno, quien lo designaría tres meses secretario General de Gobierno y luego lo postularía como aspirante del tricolor a senador.

Como chapulín, se sube al carro de Fox Quesada y apoyado por los Partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT), Convergencia y Verde Ecologista de México (PVEM), se lanza como “candidato de la esperanza”, y por obra y gracia del fraude maquinado por el mismo presidente priísta Ernesto Zedillo Ponce de León, que lo mismo hace con su sucesor, gana la gubernatura, pasando por encima del experimentado político, de gran arraigo popular Sami David David.

Todo estaba listo seis años después para continuar con la deshonestidad electoral, con Juan Sabines Guerrero, al que Pablo Abner le prepara el respaldo mediante la “Coalición por el Bien de Todos”, integrada por los Partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT), y Convergencia.

La experiencia política y administrativa de Juan con José Antonio Aguilar Bodegas era abismal, pues el costeño había sido delegado en la década de los 80, delegado federal de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos en Chiapas; alcalde de Tapachula; diputado local y líder del Congreso; diputado federal; presidente del PRI estatal y senador de la República.

En su currículum, se establecía que Sabines Guerrero no era chiapaneco, pues había nacido en Tepetlaoxtoc el Estado de México. En 1994 fue asesor en la Representación del gobierno de Chiapas en el Distrito Federal; director de Servicios Médicos de la Delegación Cuauhtémoc; cargos menores en el PRI chiapaneco a partir de 1997, hasta 2001, en que es diputado local y al concluir su período, alcalde de Tuxtla Gutiérrez.

Inicio de una contienda electoral en la que Aguilar Bodegas llevaría siempre la delantera, pues conocía la entidad y los problemas de cada una de las regiones.

Vendría la entrevista que le haría al tapachulteco, para Diario del Sur, la cual publicaría en cuatro partes, dada la riqueza de la información proporcionada por el aspirante priísta en cada uno de las respuestas a los cuestionamientos sobre la problemática de Chiapas.

José Antonio hablaría de su Proyecto de Gobierno, que incluía una serie de propuestas básicas para atender lo que consideraba justas de mandas de la población, principalmente de las zonas rurales, donde la prioridad serían los indígenas.

Diálogo en el que hablaría de su cercanía con la gente de todos los municipios del estado, que en más de 20 años de actividad política había conocido y con la cual se mantenía en comunicación, como parte de una estructura partidista que hacía viable su triunfo en los comicios del 2 de  julio de 2006.

Juan Sabines Guerrero me llamaría para pedirme un trato igual, recordándome que era el candidato de Mario Vázquez Raña, luego de que Mariano Herrán Salvatti, lo llevara personalmente a la oficina-penthouse de su amigo el magnate de la Corporación más grande de periódicos en Latinoamérica, en la colonia San Rafael, donde el columnista estuvo presente.

Acordamos una cita al día siguiente a las 11 de la mañana. Llegaría a la una y media de la tarde, con aliento alcohólico y demasiado distraído. La conversación sería todo un fracaso, porque sus respuestas eran muy breves e incoherentes.

Terminamos y lo primero que me diría sería: ¿Cómo me viste?

Le  contesté que muy mal.     

-¡Quiero que me des el mismo espacio que a José Antonio Aguilar Bodegas! ¡En nombre de mi padre, te pido que me ayudes! Tenías razón, sigo sin conocer el estado, pero si te puedo adelantar que de todos modos voy a ganar, porque Pablo así lo ha decidido.

Le ofrecí que vería la forma de apoyarlo, no sin antes precisarle que mientras él a cada pregunta me contestaba con un párrafo, Aguilar Bodegas lo hacía con seis.

Hablaría con Mario Vázquez Raña, para explicarle lo que había ocurrido. Me contestaría: “Tocayo, ayuda a ese pobre pendejo. Tu sabes cómo hacerlo”.

Lo hice, pero no pude más que redactar únicamente tres partes, que publicaría en los días siguientes.

Juan me reclamaría que no haya sido cuatro partes como ocurrió con Aguilar Bodegas. Me amenazaría, que ya como gobernador, me la iba a cobrar. Y así fue. El 7 de junio de 2007, presenté mi renuncia a Mario Vázquez Raña, como director adjunto de OEM y director de Diario del Sur.

La campaña de José Antonio sería todo un éxito. Su arraigo y popularidad eran cada vez más evidentes, a pesar de la aplicación de recursos económicos escandalosos y programas federales y estatales a favor de Sabines Guerrero.

Sin embargo, por la noche del 2 de julio de 2006, el organismo electoral estatal daba el triunfo a Juan Sabines Guerrero. Vendría la impugnación hasta la máxima autoridad en la materia, representada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en manos del gobierno panista de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y el resultado fue finalmente desfavorable para el tapachulteco.

Hoy, después de once años del segundo fraude de “la alternancia blanquiazul en el poder”, el priísta José Antonio Aguilar Bodegas ha sabido mantenerse en el ánimo de la ciudadanía estatal, como titular de la Secretaría del Campo estatal, a la que este lunes 16 de enero, renuncia para formalizar legalmente su intención de contender por la Gubernatura de Chiapas.

Retiro en tiempo y forma de la Secam, para anunciar que está dispuesto a luchar por la postulación, en la que también tiene interés el senador

Roberto Albores Gleason, convirtiéndose ambos en los principales focos de atención dentro del Partido Revolucionario Institucional, para la sucesión chiapaneca en 2018.

Antes que cualquier otro aspirante, Aguilar Bodegas cumple con la ley y da el primer paso, para dar comienzo a una amplia y abierta tarea proselitista.

Desde ahora, se avizora que el PRI vendrá con todo, como en sus mejores tiempos, solo, porque el Verde ha evidenciado que no quiere seguir en alianza con el tricolor, lo cual significará de mantenerse, el principio de su fin, mientras continúa el compás de espera de definición partidista, de los senadores Luis Armando Melgar Bravo y Zoé Robledo Aburto, así como de Rutilio Escandón Cadenas y Plácido Morales Vázquez.

Estamos pues, ante la primera llamada, de la sucesión en Chiapas 2018.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.