Migrantes

En los últimos días hemos sido testigos de un evento inusual; miles de centroamericanos cruzando el río Suchiate en forma indocumentada y a unos metros de ellos, cientos de elementos de la Policía Federal y del Instituto Nacional de Migración, ofreciéndoles un trato digno e ingreso ordenado al país que no fue escuchado por la mayoría que optó por estar en la ilegalidad. Se trata de la más grande migración de personas en un solo evento, algunos calculan que son cuatro mil y otros que siete mil 500, lo real es que son muchos. Las causas de la migración es conocida: pobreza extrema, falta de oportunidades de trabajo, violencia delincuencial y política.

Hace ya casi dos años vivimos algo similar con el arribo de casi 15 mil extranjeros originarios de Cuba, Haití y de otras naciones africanas, pero en esa ocasión fueron grupos pequeños y a todos les otorgaron un salvoconducto con un plazo de 15 y 20 días para abandonar el país; decidieron irse hacia la frontera norte, porque su objetivo era llegar a los Estados Unidos. Se sabe que muchos de ellos siguen esperando que les autoricen la entrada a ese país.

Hoy las condiciones son diferentes; se trata de centroamericanos que han salido de sus respectivos países buscando mejores oportunidades de vida. La pobreza no solamente se vive en esas naciones, en México hay mucha y en Chiapas más, faltan fuentes de empleos y programas que impulsen al campo y a la agroindustria, aunque ya hay esperanzas con la Zona Económica Especial de Puerto Chiapas que ya tiene garantizada la instalación de las primeras empresas.

Pero el tema migratorio no es nuevo. México es país expulsor y receptor de migrantes. El problema que se presenta en la región fronteriza sur es que aquí llegan a diario decenas de ellos y lamentablemente muchos integrantes de pandillas que huyen de sus respectivos países por haber cometido delitos y se vienen a refugiar, pero aquí al no encontrar empleo igual incurren en delitos y eso hace que esta sea una zona con una percepción de alta inseguridad.

Quedó demostrado que con esta migración de miles de personas juntas las autoridades fueron rebasadas por más que quisieron tomar el control de la situación. La vista del mundo está en la caravana de hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses en busca del “sueño americano”, aunque muchos ya lograron llegar a tierras mexicanas y quizá aquí se queden. Hay quienes consideran que los que documente el INM solicitarán asilo.

Hay quienes consideran que se trata de un movimiento político y es lamentable que apenas a su entrada a territorio mexicano haya habido integrantes de un partido –el Verde Ecologista- que sin medir las consecuencias empezó a repartir playeras junto a otras con leyendas de programas instituciones del gobierno estatal.

No son pocos los migrantes que a diario cruzan la frontera sur mexicana para internarse al país para ir hacia la Unión Americana, la diferencia es que ahora llegaron organizados, cruzando prácticamente por la fuerza o en forma indocumentada por el río Suchiate, poniendo incluso en riesgo la vida de niños y mujeres. Es un movimiento que demuestra el fracaso de las políticas sociales y de seguridad en Centroamérica, aunque buena parte de su economía esté basada en las remesas que envían millones de personas que ya están en Estados Unidos.

Lo hemos comentado en muchas de nuestras entregas, la frontera sur no solamente es porosa, está abierta a todo y se demostró ahora, mientras que la seguridad estaba en el puente internacional por el río cruzaban los migrantes y la actividad comercial irregular –de contrabando- entre México y Guatemala no se detuvo para nada. Los ojos del mundo están ahora en esta zona, con la caravana y el gobierno mexicano si bien ha comprometido acciones para regularizar a los extranjeros que ingresaron, estos no le toman la palabra y por el contrario, siguen su peregrinar hacia el norte.

Ayer el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, estuvo en Tuxtla Gutiérrez, estableciéndose que muestra su interés por esta región del sur-sureste del país y ha dicho que para frenar la migración centroamericana se requieren programas de desarrollo regionales con la participación de esas naciones, México y Estados Unidos; si bien muchos consideran esa propuesta adecuada, también establecen que los empleos primero deben ser para los mexicanos y chiapanecos.

Es más, con esta caravana migratoria surgieron voces que sugieren que al igual como se instalaron albergues provisionales con servicios de alimentación y médico a sus participantes, igual deben hacerlo con los desplazados de comunidades de la zona de Los Altos de Chiapas, en donde se han vivido serios problemas en los últimos meses por diferentes causas sociales, políticas y de posesión de tierras que a pesar de las mesas de diálogo y negociación no han podido superarse. Esta movilización de extranjeros que ingresó por la frontera sur está haciendo tomar conciencia de la necesidad de atender a los nuestros y no seguir siendo candil de la calle y oscuridad de la casa.