AMLO-Bukele

Tapachula fue escogida para realizar un encuentro entre los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador y de El Salvador, Nayib Bukele; se analizará el plan de desarrollo para Centroamérica que ha planteado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), como un mecanismo para frenar la migración en medio de una crisis severa por el fenómeno que se ha descontrolado en la frontera sur mexicana.

Las presiones de Estados Unidos obligaron a las autoridades mexicanas a desplegar la Guardia Nacional para ayudar a contener las oleadas de personas que buscan el “sueño americano” y a realizar el cambio del comisionado del Instituto Nacional de Migración Tonathiú Guillén López, que procedía de un sector de la investigación del Colegio de la Frontera Norte por Francisco Garduño Yáñez, quien ocupaba el Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Reinserción Social; es decir, los penales federales. Así se prevé el endurecimiento de las políticas migratorias en el país.

El gobierno federal busca contener los flujos de extranjeros que ingresan por las decenas de pasos irregulares que existen a lo largo de los más de 960 kilómetros de la frontera con Guatemala y Belice, que muchas veces pareciera invisible porque solamente son ocho cruces oficiales y el más visto es el de Ciudad Hidalgo, en el río Suchiate, por donde quizá pasan los menos, como se ha dejado ver en los últimos informes por el más de medio millón de centroamericanos que han llegado a los Estados Unidos en lo que va del año, cantidad que asombra a todos.

Y es que el tráfico de personas es uno de los negocios más redituables del mundo y lamentablemente para llegar a los Estados Unidos tienen que cruzar primero por México, siendo la frontera sur la puerta abierta no solamente para los centroamericanos; para no ir más lejos, en los últimos meses en Tapachula se han concentrado miles de personas de Cuba, Haití, Africa y Asia, que han sobre pasado por mucho la capacidad de atención de las autoridades migratorias.

Por ello, llama la atención el encuentro que sostendrán los presidentes López Obrador y Bukele este jueves en Tapachula, en donde al parecer se tocará principalmente el tema de la migración y el plan de desarrollo que ha sido elaborado por la Cepal y que incluye a México, Guatemala, Honduras y El Salvador, buscando combatir precisamente las causas del fenómeno, que de acuerdo con ese organismo es el desempleo y la falta de oportunidades, la violencia y la inseguridad y por último la reunificación familiar.

De acuerdo con el estudio, el 57.1 por ciento de los migrantes guatemaltecos, el 71.5 de hondureños y el 62.4 de los salvadoreños abandona sus lugares de origen porque no tienen trabajo. Es más, de 362 mil jóvenes de los tres países que buscan una oportunidad de empleo cada año solamente se generan 127 mil y de ese tamaño es el problema que se tiene que enfrentar.

La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, ha dicho que “se requiere la instrumentación de programas fiscales, de inversiones y de infraestructura en las cuatro naciones”, destacando la necesidad de fortalecer la interconexión eléctrica que ya existe y construir gasoductos entre el sur de México y el norte de Centroamérica, incluso el proyecto de éste último de Salina Cruz, Oaxaca a Puerto Chiapas ya estaba diseñado y anunciado, pero desde la administración federal anterior se dejó al aire.

Lo primero que harán entre México y El Salvador es la instrumentación en el país centroamericano es desplegar una acción similar al Sembrando Vida, siendo ese el programa que anunciarán los presidentes de esas naciones en su encuentro, aunque no se ha definido los montos de los recursos destinados a ello y que al parecer saldrán del Fondo Yucatán, ya existente desde hace varios años.

Ambos mandatarios ya se reunieron en marzo pasado cuando Bukele acababa de ganar las elecciones en su país, en donde se comprometió a impulsar los programas de cooperación para el desarrollo de los proyectos para las naciones centroamericanas y el sur de México que pueden iniciarse a partir de este encuentro.

Se ha instalado una mesa de trabajo que incluye a México, Guatemala, El Salvador y Honduras, que han acordado también unificar esfuerzos para atender la migración irregular y combatir los delitos de tráfico y trata de personas, además de regular el fenómeno que se ha vuelto crítico, sobre todo para nuestro país que se encuentra en medio y que por un lado enfrenta la posición de Estados Unidos y por el otro, la falta de atención a las causas.

Por el momento, prevalece la expectativa de los resultados de ese encuentro, porque la crisis migratoria pega fuerte a esta región de la frontera sur mexicana, en donde por un lado se critica el fenómeno y por otro la decisión de enviar a la Guardia Nacional para enfrentarlo, cuando desde hace meses los sectores productivos y empresariales han venido proponiendo que se hagan den facilidades y se promuevan las inversiones que generen empleos y desarrollo.

No se puede dejar de lado que miles de guatemaltecos principalmente laboran en forma permanente en México en forma histórica en los cultivos del café, plátano, soya, mango y caña de azúcar, así como en el comercio legal e informal que cruza por el río Suchiate y que es parte del sostén de la economía de ambos lados de la frontera.

Apenas en la víspera del encuentro entre los presidentes de México y El Salvador, no solamente se despliega la Guardia Nacional en la frontera sur, sino que se dan manifestaciones de inconformidad de comerciantes, tricicleros y balseros que cruzan mercancías, pero también conflictos al interior de la Feria Mesoamericana en donde permanecen cientos de extranjeros procedentes de Africa y Asia que también buscan el “sueño americano” que no solamente es de los centroamericanos, así que se tiene que poner una mayor atención al fenómeno y encontrar la solución integral.

Hasta la próxima.