¡Turismo cultural ya!

Fernando Savater en su libro “Política para Amador” habla de que las primeras organizaciones sociales partieron de la diferencia o distinciones entre los hombres; es decir, que el que fuera mejor cazador dirigiera la caza, que el más fuerte y valiente, organizara el combate, etc. Todo esto obedeciendo a una lógica pragmática.

Llegando a nuestro siglo, intrincado, ambivalente: globalizado y atomizado en subespecialidades que son como la filigrana del pensamiento y actividades, nos vemos en la necesidad de replantear una deconstrucción del pensamiento y de la manera de abordar la realidad, ¿por qué no?

Por ello festejo la existencia de una especie de cofradía, caballeros o damas de la mesa redonda contemporánea que a pesar de la cantaleta molesta y hostigante de: los mexicanos no leen, no les gusta la cultura, o no compran libros, no invierten en arte estimulante, no participan en eventos en donde la narcocultura no es el centro, o los televiso-artistas, etc., están haciendo historia con una propuesta que vale la pena abanderemos todos y más quienes vemos azorados el destino que aguarda a nuestros hij@s en contextos de violencia, drogas, pérdida de valores que la moda exprés está heredando. En mi novela DESARRAIGADA, cuya versión en PDF se puede tener acceso libremente a través de los buscadores más comunes, hago esa denuncia de la falta de políticas públicas, desamor de las nuevas generaciones enfermas de urbanidad y adictos a las plazas comerciales, para fomentar la mirada y atención, al turismo recreativo y cultural en el corazón de nuestras bellezas campiranas, los cascos de fincas, los pintorescos pueblos y su propia agricultura, etc. ¿Qué decir de las obras y propuestas que ha inspirado el café, la caña y la incitante posibilidad de recrear historias y escenarios para deleite sensorial de grandes y chicos, latinos y de otros horizontes?

El turismo cultural es una imperiosa necesidad en una realidad apabullante de esta generación, además sobre estimulada de efectos especiales, tecnologías abrumantes hasta la discapacidad, pérdida de capacidad de asombro y reacción que raya en el autismo tecnocrático. Chiapas tiene todo para esa fusión que además optimice los recursos, en donde las letras, la música, el teatro, la danza, el cine, etcétera, puedan ser presentados y potencializados en los maravillosos escenarios naturales de nuestros ecosistemas, cuevas, playas, montañas y con la vibrante idiosincrasia de nuestros paisanos y sus regionalismos pintorescos y únicos.

Que el turista, nosotros mismos, no solo disfrutemos de los Lagos de Montebello y su gastronomía exquisita, sino ahí se monte una puesta escénica entre las balsas del lago Tziscao que rescate la poesía y pensamiento clásico y contemporáneo.

Que Las Margaritas luzca y sea recordada también porque el casco de la finca en donde vivió su niñez Rosario Castellanos ya es un centro cultural referente, con programa permanente de montajes de las obras que escribió Rosario Castellanos.

Que la Atalaya de nuestro Cañón del Sumidero cuente con un sendero iluminado, confiable, una acogedora cafebreria, con programas matutinos y vespertinos para todas las edades, veladas permanentes con todo el recurso que se merece y cuya fama rebase las fronteras al grado que cualquier agencia de turismo internacional la incluya en su itinerario.

Vale infinitamente la pena colocar en nuestros paisajes los valiosos programas e iniciativas empresariales apasionantes como las de Chiapas lee que promueve Julio Cesar Sánchez Esquinca, Chiapas escucha música como la fomenta la Orquesta Esperanza Azteca, Chiapas admira al teatro como lo hace Lola Montoya y Héctor Cortez, Chiapas promueve la danza como Lupita Bautista sabe hacerlo con el ballet CANDOX… Turismo, turismo cultural ya, y ¡que nadie se quede atrás!

margaritaeditora@hotmail.com