Tren Maya

*Expertos alertan de deterioro ambiental en la región

*Inversión equivaldría al presupuesto de Pemex y la CFE

Congreso de la Unión.- El Tren Maya, proyecto turístico del futuro presidente de México, enfrenta grandes retos que podrían descarrilar el ambicioso plan: los daños a la reserva de la biósfera y a la diversidad de las especies que habitan donde se realizarán las obras de infraestructura y la fuerte inversión que asciende a 150 mil millones de pesos, equivalente al presupuesto de Pemex y la CFE para 2019.

El proyecto de un tren para potenciar la oferta turística del Mundo Maya tiene como antecedente más reciente el anuncio del presidente Peña Nieto en 2012, de construir una vía férrea de Mérida a Cancún, que finalmente fue cancelada tres años después.

En las últimas tres décadas, nuestro país desarrolló proyectos turísticos en la región Maya, como la iniciativa Ruta del Mundo Maya lanzada conjuntamente en 1988 con Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, con el respaldo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El programa pretendía aprovechar los recursos arqueológicos, naturales y culturales de la cultura Maya, en ciudades como Uxmal, Chichén Itzá, Bonampak, Palenque y Tikal.

Si bien el proyecto del Tren Maya es muy atractivo, su ejecución implica una alteración considerable de los ecosistemas y reservas ambientales de zonas como Palenque, Chichén Itzá y Bacalar.

Palenque, la selva Maya en Chiapas, fue designado Parque Nacional en 1981 y la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987, mientras que Chichén Itzá fue inscrita en la misma lista un año después.

Al igual que las Reservas de la Biosfera, los Parques Nacionales tienen gran importancia, pues en ellos se encuentran ecosistemas de gran valor científico e histórico, además de la enorme belleza escénica que poseen.

Representan importantes porciones de nuestro territorio nacional, ya que albergan a cientos de especies tanto de flora como de fauna, además de que en estos sitios podemos obtener diversos beneficios con la explotación racional de los recursos naturales que ofrecen.

Sobre el Tren Maya, Julia Carabias, una de las más destacadas biólogas del país, refiere que el proyecto tiene que ser sometido a un análisis integral, pues no solamente se trata de verificar tramo por tramo, sino de estudiar su impacto ambiental y cultural.

“Debe haber un balance entre los intereses económicos, sociales y ambientales”, sostuvo.

El experto en Geografía Económica, Pablo Pérez Akaki, profesor de la UNAM en la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán, dijo que hay varios puntos cuestionables dentro del proyecto, y el primero tiene que ver con el tema ambiental, pues el tren cruza un área protegida que es reserva de la biosfera.

La diversidad y la abundancia de las especies a lo largo del derecho de vía sobre el que se desarrollará el proyecto, se verán afectadas debido a que la cobertura vegetal será removida, provocando una disminución en las fuentes de alimento para las especies de fauna asociada generando migración y competencia con otras especies.

También provocará la contaminación de cuerpos de agua con residuos sólidos de todo tipo, presentando alteraciones en las características fisicoquímicas del líquido y otros efectos como el azolvamiento.

Hay costos ambientales que ya no se recuperan y deben compensarse en función de los beneficios, por lo que habrá que preguntarse qué beneficios traerá el Tren Maya a la zona, pues según grupos ecologistas, no está garantizado que haya ganancias para las poblaciones locales, que además son principalmente indígenas, agricultores y ganaderos.

Si bien el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, descartó que el Tren Maya cause afectaciones ecológicas durante su construcción, grupos ambientalistas señalan que su funcionamiento ignora el daño irreversible a las reservas ecológicas.

El megaproyecto podría descarrilarse incluso antes de empezar a rodar, porque el próximo gobierno federal tendría que subsidiarlo con recursos públicos (alrededor de 32 mil millones de pesos) los cuales carece, ya que según ha reiterado en múltiples ocasiones el futuro presidente de México, los programas sociales son su prioridad y desde esa óptica el Tren Maya es un lujo desde cualquier ángulo que se le quiera observar.

Se supone que el gobierno federal sacará la inversión que le corresponde del Impuesto al Turismo, que comprende el Derecho al Hospedaje y el Derecho de No Residente, un impuesto que se disputan el Consejo de Promoción Turística de México y el Instituto Nacional de Migración.

En todo caso, la entidad que saldría más afectada será el Consejo de Promoción Turística, porque tendrá que aportar casi todo su presupuesto anual.

La inversión total (incluida la privada) para el Tren Maya equivaldría al presupuesto que el gobierno de López Obrador solicita para el año entrante para Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, es decir, 150 mil millones de pesos.

El riesgo de la viabilidad financiera del Tren Maya es muy alto, por lo que es recomendable replantearlo, ahora que se está a tiempo de reasignar el presupuesto de egresos de 2019 en el Congreso de la Unión.

jesus.belmontt@gmail.com