Los procesos electorales en México son muy complejos por toda la estructura legal y, consecuentemente, por todo el andamiaje de temas que van desde los aspectos técnicos metodológicos por los que el INE integra la geografía electoral del país tanto federal como locales, que sirve de base, entre otros aspectos, para la delimitación de la competencia electoral y, consecuentemente, la determinación de los cargos de representación en un sistema de doble vía, es decir, de mayoría relativa y de representación proporcional, según la elección de que se trate.

Hay temas complejos temas como la integración de los listados nominales de electores, cuyos trabajos son observados por comisiones de vigilancia donde participan representantes de los partidos políticos; o el proceso que se lleva a cabo para la ubicación de las casillas en donde, el día de la jornada electoral, los electores podrán asistir a las urnas para emitir su sufragio. Para la elección del primero de julio podrían votar casi 90 millones de ciudadanos, de ese tamaño es el reto de esta elección.

Otros aspectos por demás complicados de los procesos electorales son la forma en que los ciudadanos participan como funcionarios de casilla, a través de intensas capacitaciones, para recibir la votación de sus vecinos a lo largo y ancho de nuestro país, en las más de 157 mil casillas que se instalarán en la jornada electoral y que, en las manos de más de un millón 400 mil ciudadanos, estará la contabilidad de los votos para los más de 3 mil 300 cargos tanto federales y locales en disputa.

Las coaliciones entre las fuerzas políticas que, por tipo de elección no son iguales, forman parte del abanico electoral; el robusto proceso de fiscalización, la transparencia obligada por la legislación para los sujetos obligados entre ellos los partidos políticos; las estructuras informáticas para generar sistemas que informen sobre el desarrollo de la jornada electoral, sobre los resultados electorales preliminares o bien, sobre los cómputos distritales, son sólo algunos aspectos que han hecho de nuestro sistema electoral uno de los más complejos del mundo; ni que decir del sistema de medios de impugnación.

Ante este cúmulo de procesos, al que habrá que sumarle que, como nunca en nuestra historia, junto con los 629 cargos en disputa federales, la Presidencia de la República y la renovación tanto de la Cámara de Diputados como la de Senadores, en 30 entidades federativas, con excepción de Baja California y Nayarit, también habrá elecciones.

Es por ello que, ante esta estructura tan compleja de nuestro sistema electoral, los medios de comunicación juegan un papel fundamental.

Los medios, ya sean impresos, a través de la radio, la televisión o digitales, son el principal vehículo por el que la ciudadanía se informa, conoce, debate y opina. En este sentido, los medios se convierten en áreas especializadas que deben conocer a fondo, en este caso, la materia electoral para poderla procesar, traducir de ese contexto jurídico a un esquema coloquial y dinámico que sea atractivo para la población. Parece fácil pero no lo es, sobre todo cuando en muchas ocasiones en una misma entidad, en un proceso electoral concurrente, la legislación electoral federal no es igual que la normatividad local.

Consecuentemente, el papel que están teniendo los medios de comunicación en el desarrollo de la presente elección es titánica, su cobertura no es sencilla y seguramente están, junto con las autoridades electorales, con largas jornadas de trabajo.

Pero los medios, además de su gran labor de informar a la sociedad, tienen bajo la libertad de expresión, el derecho de emitir puntos de vista, opiniones y hasta críticas sobre el desarrollo del proceso electoral, lo que permite a la población contrastar informaciones, opiniones y posturas.

La labor de los medios está también a prueba de fuego por generar la mejor información, dinámica e interesante pero, sobre todo, siendo partícipes de nuestro acontecer político electoral en beneficio de nuestro sistema democrático del que todos formamos parte; los medios de comunicación también por supuesto. Sería oportuno, al final de la elección, observar qué medios tuvieron la mejor cobertura informativa, qué medios se posicionaron más en las preferencias del público y qué reportajes e investigaciones resultaron más atractivas. Generemos este debate en su oportunidad.

Analista político.