El rescate de Ricardo Anaya

Esta mañana, cuando acuda a la sede del Instituto Nacional Electoral (INE) para obtener su registro como candidato presidencial de la alianza PAN-PRD-Movimiento Ciudadano, Ricardo Anaya buscará proyectar la imagen del marino que cree haber dejado atrás la peor tormenta que haya azotado su nave. Y puede lograrlo si los astros que lo protegen logran alinearse en su favor.

Como la cinematográfica caballería que se acerca por el horizonte para salvar al protagonista sitiado por una embestida apache, una coalición de intereses está ya a la vista, presta a rescatar la causa de Anaya.

En ese conglomerado hay algunas sorpresas. Todos forman ya filas entre quienes le han permitido al político queretano soportar el vendaval que durante más de un mes lo ha ligado con la utilización de dinero sucio en operaciones inmobiliarias.

Un grupo de empresarios cada vez más visible, presumiblemente resentidos con la administración Peña Nieto, a cuyo frente es ubicado Claudio X. González padre, destaca en esta labor de salvamento, según se aseguró a este espacio. Están también ahí gobernadores y ex gobernadores panistas que pactaron su apoyo a cambio de control absoluto de postulaciones y otros espacios en sus respectivos estados.

A este bloque se suma, desde luego, el liderazgo del PRD, depositado en las manos de Miguel Ángel Mancera y en el que destacan Alejandra Barrales, candidata de la coalición para el gobierno de la Ciudad de México, y Manuel Granados, presidente formal del perredismo en tanto que operador del actual mandatario capitalino. PRD y Movimiento Ciudadano han tenido un benéfico acuerdo en el reparto de candidaturas, entre otros temas.

La base de soporte de Anaya se ha visto paulatina y discretamente enriquecida por personajes cercanos al PRI, a los que se identifica con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, lo que incluye a figuras satélite como Diego Fernández de Cevallos, aliado salinista desde hace 30 años.

Existen señales cruzadas sobre la verdadera motivación de Salinas de Gortari, pues las versiones le atribuyen lo mismo agravios con el equipo de Peña Nieto que una pragmática visión de “Plan B” en caso de que el abanderado del oficialismo, José Antonio Meade, no alcance a ser competitivo.

Esta última hipótesis es cada vez más débil, pues en los meses recientes Ricardo Anaya se embarcó en un gran viraje en su relación con la presidencia de Peña Nieto, desde un abierto colaboracionismo hasta la confrontación directa, incluso personal, al grado que el abanderado de la alianza Por México al Frente se dijo dispuesto a meter a la cárcel al Presidente.

Lo que ocurra en las próximas semanas determinará si Anaya retorna al escenario de un acuerdo confidencial con el PRI para ser Presidente de la República, como ocurrió en 2006 con Felipe Calderón, o sepulta ese escenario, lo que puede abrir múltiples alternativas.

La coalición de intereses que acompaña a Anaya se manifestaría en los próximos días en caso de confirmarse la participación del politólogo Jorge Castañeda como coordinador de la campaña del Frente.

Ex figura clave en la contienda presidencial del 2000, en la que colaboró en el triunfo de Vicente Fox, Castañeda había sido cercano al guanajuatense desde años anteriores, cuando junto con otros actores fundaron el Grupo San Ángel. No existe tal antecedente ahora entre el analista político y Anaya, por lo que su acercamiento obedecería a otra lógica.

Castañeda fue canciller del durante la primera mitad del sexenio foxista, pero luego marcó una honda distancia. Ello se debió entre otros motivos a su confrontación con Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación y actual conductor de la estrategia de Anaya.

Las rencillas entre Creel y Castañeda se han mantenido durante los tres últimos lustros, por lo que la incorporación de éste a la campaña de Anaya supondría el desplazamiento de aquél y revelaría una operación manejada por intereses más allá de la estructura actual del PAN.

Todo ello tiene como telón de fondo la obsesión de Anaya por conquistar Los Pinos. Durante al menos los últimos dos años, la convicción de un hombre que se supone predestinado lo llevó a pavimentar su camino con los cadáveres políticos de su adversarios internos, con mucho de los cuales sostuvo alianzas que eventualmente eran traicionadas por el queretano.

Hoy Ricardo Anaya asumirá su candidatura formal, lo que descartará las versiones de que podía haber alguna voluntad capaz de hacerlo a un lado. En esta nueva etapa y como ocurre siempre en política, cada día habrá baraja nueva para todos los jugadores.

APUNTES: Otro registro ocurrirá hoy también, pero éste en Puebla, donde Miguel Barbosa, aspirante a la gubernatura por Morena-PT-PES, sigue encabezando las encuestas en la contienda hacia la gubernatura, ante la creciente inquietud del bloque político que encabeza el ex gobernador panista Rafael Moreno Valle.

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