¿Depresión social?

Algo un tanto extraño pasa que se siente en el ambiente social una sensación de preocupación, irritación y desasosiego entre muchas personas. ¿De depresión social?

Raras veces, como ahora, se percibe esa sensación que preocupa, cuando menos, a quienes les interesa la suerte de los demás.  Quién sabe si es porque se acerca el fin de año y con ello la nostalgia invade el ambiente y los corazones; por la desesperanza que prevalece, lo que provoca cierto desasosiego; por los constantes conflictos o desastres naturales o por la crisis económica y la falta de empleo.

Cada persona vive el día a día según sus problemas, su estabilidad económica y emocional, y sus expectativas. A juzgar por estos factores, la mayoría de la población no la está pasando muy bien y eso tiene que ver en buena medida con el desempleo y la crisis económica que se agudiza día a día.

Otros motivos podrían ser que el costo del gas doméstico y la energía eléctrica, por ejemplo, van en aumento considerablemente en las semanas recientes, lo que ha generado preocupación e irritación entre la población, sobre todo porque cuando estaba en discusión y aprobación la Reforma Energética, el gobierno federal aseguraba que los precios no sólo no subirían sino que bajarían. Una gran mentira.

Independientemente de lo anterior, provocado por el gobierno, han surgido desastres naturales como el terremoto del 7 de septiembre que afectó el patrimonio de miles de familias chiapanecas que no han recibido el apoyo requerido para hacer su vida normal.

Recientemente, por ejemplo, se denunció la clonación de las tarjetas para el cobro de los apoyos otorgados por el gobierno para la reconstrucción de las viviendas demolidas en diversos municipios de la entidad.

Ignorar que situaciones como esta causan depresión social sería cerrar los ojos a un problema que lleva más de dos meses sin resolver y que, como se ha dicho, afecta a miles de familias que perdieron sus bienes.

Si las autoridades piensan que con discursos se va a solucionar los problemas ya estuvo que la pobre gente se quedará esperando como ha ocurrido en otros desastres naturales como el huracán Stan o sismos de hace unos años.

De este desastre natural sucedido hace dos meses hemos pasado a la desaparición –parece no definitiva, por fortuna- de una parte de las emblemáticas Cascadas de Agua Azul, que la semana pasada se quedaron sin agua a causa de que el río se desvió presuntamente por la caída de un árbol y la desaparición de una pequeña isla que estaban cerca de la orilla del afluente.

Este problema ha afectado sicológicamente a muchas personas por la pérdida de una belleza natural mundialmente conocida, pero más por la incertidumbre de no saber en lo inmediato qué fue lo que provocó tal situación, pues podría tratarse de un fenómeno con implicaciones graves a futuro.

Menos mal que con las acciones de los  propios pobladores de Agua Azul, que con palas y barretas para desazolvar se han adelantado a las autoridades, parece que la situación está regresando a una relativa normalidad, lo que en teoría daría vida nuevamente a las cascadas. Ojalá así sea.

Igualmente preocupante, aunque de otro tipo, es la peligrosa situación que prevalece en los municipios de Chenalhó y Chalchihuitán, enfrentados desde hace más de tres décadas por la disputa de límites, sin que el gobierno haya querido resolver de fondo el problema.

Los gobernantes han preferido “administrar” el conflicto, por lo que en cada sexenio resurgen el derramamiento de sangre y la tensión que ponen en aprietos a las autoridades, que, hay que decirlo, medio apagan el fuego y luego de olvidan. Ahora mismo, los habitantes de Chenalhó mantienen incomunicados a sus vecinos de Chalchihuitán porque abrieron una zanja en la carretera.

Cuando por alguna razón a alguien le interesa remover el conflicto es relativamente fácil que le atice un poco, ya sea haciendo disparos de arma de fuego, hiriendo o asesinando a algún poblador de cualquiera de los municipios. En tiempos electorales, por ejemplo, se presta para este tipo de cosas.

Oxchuc se ha convertido en otro dolor de cabeza para las autoridades que no han querido por intereses electorales o no han podido resolver, luego de que por el mismo interés de los votos fue descompuesto social y políticamente en 2015.

La decisión de uno de los grupos de cobrar por el paso de vehículos a partir del lunes pasado, generó muchos problemas e inquietud entre diversos sectores de la sociedad, al grado de que personas de la península que tenían programado asistir a un congreso en San Cristóbal este jueves, suspendieron el viaje.

Obviamente, la acción preocupó a las autoridades estatales que tuvieron que intervenir para resolver relativamente rápido, aunque sea momentáneamente, el problema que ya estaban generando zozobra y reproches por la falta de aplicación del estado de derecho.

Realmente no parecía un problema difícil de solucionar si se toma en cuenta que lo que los oxchuqueros pedían era dinero para hacer funcionar una de las dos alcaldías que operan en ese municipio tzeltal.

Es natural que entre desastres naturales y conflictos político-sociales el ánimo de muchas personas esté a la baja, porque además el mayor número de noticias son negativas y lo único que hacen es deprimir más a la gente.

Si se toma en cuenta que dentro de seis meses habrá elecciones presidenciales, para gobernador y para alcaldes, no hay muchas esperanzas de que el optimismo de la gente mejore porque en coyunturas de ese tipo los conflictos y las disputas se incrementan. Tal vez el pago de los aguinaldos –para quienes todavía tienen trabajo- mejore el ánimo social en las semanas próximas.

Picotazos

Hoy se cumplen 34 años de la creación del EZLN, cuya aparición pública en 1994 vino a cambiar muchas cosas en el país, aunque no lo suficiente para derribar el actual sistema caduco que tiene sumidos en la miseria y la pobreza a millones de mexicanos. Ahora, intenta con una nueva iniciativa política, apoyando la candidatura independiente de Marichuy, modificar ciertas cosas. Es indiscutible que la aparición de este grupo en 1994 frenó muchos abusos de gobierno y creó nuevas formas de organización y de gobernar en las comunidades en las que tiene influencia. En recuerdo del día de la fundación, existe el municipio autónomo llamado 17 de Noviembre, con sede en el ejido Morelia, municipio de Altamirano. Fin.