A Elio Alfonso Henríquez Avendaño, por sus 27 años

Una de las preguntas recurrentes en estos días de inicio de año cuando uno se encuentra a amigos o conocidos en la calle es cómo pinta este 2018, y sin dudarlo yo contesto que “muy bien”, que este año “promete mucho”.

-¡Estás loco!- me dijo sin pensarlo mucho la nieta de doña Margarita, sabia mujer octagenaria que adivina el futuro y cuando le preguntan su edad contesta: “Según mi acta de nacimiento tengo 86 años, pero creo que está mal porque yo me siento de menos”.

Otros han reaccionado con un: “¿Cómo? ¿Trabajas en el gobierno, eres gobernador, alcalde, un próspero empresario o vas a ser candidato ya palomeado por las altas esferas del poder para ganar?”.

Nada de eso. Pero es natural que en medio de la creciente crisis actual más de alguno se ha quedado atónito buscando la ironía en tal respuesta, pero no la hay porque efectivamente este 2018 pinta muy bien, pues se auguran muchos conflictos.

Me explico: para nosotros los periodistas -anótenme esta frase, por favor- las malas noticias son las buenas noticias, desgraciadamente, porque son las que más buscan los lectores. Cuando ocurren enfrentamientos violentos con muertos y heridos o accidentes trágicos, es cuando más se venden los periódicos.

Entonces, si para el resto de los mexicanos la situación pinta mal para este año, para los periodistas es lo contrario porque significa que habrá mucho trabajo y en medio del desempleo que golpea a miles de pobladores, esa es una buena noticia.

Claro que parece una ironía que cuando el estado y el país en general viven una profunda crisis económica y política, y millones de personas sufren los efectos de la carestía de los productos básicos, alguien diga que el panorama para este año es halagador.   

Sí, sólo quienes desde la comodidad de los altos ingresos por sus salarios o por las movidas al amparo del poder en puestos del gobierno en cualquier nivel o quienes en las alturas se quedan con la riqueza del país, pueden decir que les espera un año -otro- muy bueno.

Así como la pregunta se repite, en la calle también se escuchan comentarios de alerta acerca de los peligros que representa una situación de conflictos como la que algunos suponen no sin cierta razón en ese año de elecciones federales, estatales y municipales.

Como se esperaba, el nuevo año, hay que decirlo, no ha empezado muy bien porque en lo económico el aumento a los de por sí altos precios –el gas doméstico está literalmente por las nubes, por ejemplo- de muchos productos está a la orden del día.

En lo político las cosas están complicadas en el estado -y en el país, aunque al parecer las autoridades han decidido dar un giro para tratar de evitar que el poco control existente no se les vaya de las manos como consecuencia de los previsibles conflictos por las elecciones del 1 de julio, aparte de que de esa forma podrán condicionar a dirigentes, personas, organizaciones, etcétera, para que apoyen a tal o cual candidato.

Así pues, en los días recientes ha habido señales de cambio de política. Por un lado, la policía desalojó el miércoles a un grupo de habitantes de Chenalhó que protestaba enfrente del Palacio de Gobierno en Tuxtla Gutiérrez y detuvo a 23 inconformes.

Por otra parte, según han denunciado los afectados y sus compañeros, han sido libradas órdenes de aprehensión en contra de líderes o trabajadores disidentes del sector salud. Es probable que haya más perseguidos en otros sectores sin que hasta la fecha se sepa.

Es decir, el Gobierno estatal está apretando tuercas. Habrá que ver su comportamiento ante próximas inconformidades que se manifestarán e marchas, bloqueos carreteros y otro tipo de protestas por la falta de pago o de solución a diferentes problemas.

Lo más reciente que ha llamado la atención es la noticia de que la Fiscalía General del Estado investiga por cuentas bancarias no declaradas, al ex secretario del Campo del actual gobierno, José Antonio Aguilar Bodegas, quien el 16 de diciembre pasado renunció al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y ahora aspira a la candidatura al Gobierno estatal por la coalición Por México al Frente.

Por más que Horacio Reyes Pérez, fiscal de Combate a la Corrupción de la FGE, diga lo contrario, todo el mundo sabe que se trata de una persecución política en el contexto del proceso electoral estatal.

El ex senador de la República y excandidato al gobierno de Chiapas en 2006 está interesado en participar como candidato a la gubernatura y la investigación no puede desligarse de ese contexto, sobre todo porque son ya los momentos de la definición para la designación de los abanderados por los diferentes partidos.

La pregunta que todo el mundo se hace es quién dio la orden, de dónde viene la instrucción de perseguir a Aguilar Bodegas, quien de esa forma sería inhabilitado para buscar la candidatura y sería condicionado para apoyar a tal o cual candidato. Hasta hace unas semanas parecía que tenía el apoyo de las altas esferas, pero ahora lo han dejado solo.

Lo más seguro es que así se irán multiplicando los conflictos y las noticias en las semanas y meses próximos, por lo que, si no me creen que este año será muy bueno, ahí está la explicación correspondiente. Claro, como comunicador, uno quisiera dar sólo buenas noticias pero cada día están más escasas y lo único que se escucha son lamentos de la gran mayoría de las personas porque están sufriendo una terrible crisis, a la que, por cierto, no se le ve la salida. FIN