¿Unidos o separados?

Como era previsible, el escenario político-electoral en Chiapas está a todo lo que da, por la pelea de las candidaturas en los principales partidos políticos que contenderán en las elecciones del 1 de julio próximo para elegir al nuevo gobernador de la entidad.

La disputa principal se centra entre los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Revolucionario Institucional (PRI), por la designación del candidato, con dos comitecos como protagonistas.

Por el PVEM está el diputado local Eduardo Ramírez Aguilar, quien escaló posiciones políticas en este sexenio, gracias a su cercanía con el gobernador Manuel Velasco Coello, luego de ser alcalde de Comitán, y por el PRI, el senador Roberto Albores Gleason, hijo del ex gobernador interino, Roberto Albores Guillén.

Los dos quieren encabezar la previsible ganadora coalición entre ambos partidos, pero como sólo hay un espacio disponible se están dando hasta con la cubeta. El respaldo de Ramírez Aguilar proviene principalmente de Chiapas, donde ha tejido sus relaciones al amparo de los cargos que ha ocupado, mientras que Albores Gleason cuenta sobre todo con el apoyo de actores del centro del país.

Hasta el cierre de esta columna no había información oficial acerca de si ambos partidos acordaron finalmente o no competir coaligados en las elecciones.

Ante las pocas posibilidades de que sea designado para encabezar la eventual alianza, Eduardo Ramírez y su equipo han pugnado por competir solos como PVEM, seguros de que podrían ganar porque cuentan con 56 alcaldías y muchos espacios de poder en el estado, empezando por el ejecutivo estatal, además de los partidos Podemos Mover a Chiapas y Chiapas Unido, de registro estatal, de los cuales puede disponer quien encabeza el poder en la entidad.

Albores, por su parte, está pugnando por la coalición encabezada por él, pues sabe que si no va aliado con el PVEM, difícilmente ganaría los comicios, pues el PRI se debilitaría mucho.

Por ello, al renunciar hábilmente ante miles de simpatizantes el domingo a la dirigencia estatal del PVEM, Ramírez Aguilar metió presión y en un gran problema no sólo a la dirigencia nacional del Verde, que hasta ayer no había aceptado su dimisión, sino al propio PRI.

Se había anunciado que ese mismo domingo renunciarían los alcaldes del PVEM, como un día antes lo hicieron 14 diputados locales, pero finalmente fueron instruidos de que permanecieran como están, como un factor de negociación con la dirigencia nacional y con el PRI, pues gran parte del poder para ganar las elecciones está precisamente en los municipios.

Albores hizo su juego y ayer acudió igualmente acompañado por miles de seguidores a registrar su precandidatura ante el PRI estatal, donde es casi seguro que será aceptado.

Es probable que a Ramírez Aguilar no le alcance la fuerza política para encabezar la alianza si es que se da, pero sí puede negociar que el PVEM compita solo con él como candidato. Lo demás sería cuestión de dinero para ganar, lo que no estaría tan difícil.

Pero en este escenario del PRI y el PVEM separados, el que podría ganar sería el candidato de Morena, en el que hasta ahora se mantiene a la cabeza Rutilio Escandón Cadenas.

¿Es posible que en medio de la disputa entre Eduardo y Roberto, quienes tienen el poder de decisión en el centro del país y en Chiapas optaran por un tercero? ¿Melgar, por ejemplo? Habrá que esperar.

Otro que podría salir ganando si el PRI y el PVEM no logran la alianza, sería José Antonio Aguilar Bodegas, en caso de que se concrete su candidatura el todavía incierto Frente que pretenden formar los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano.

Por cierto, en caso de quedar fuera de la candidatura de la eventual coalición PVEM-PRI o del PVEM únicamente, Ramírez Aguilar tendría la posibilidad de competir por el puesto con Aguilar Bodegas, lo que explica la investigación iniciada en su contra en días pasados.

Josean, por cierto, ha sido un poco opacado estos días por la disputa entre los comitecos mencionados, y María Elena Orantes de plano no figura como precandidata en Movimiento Ciudadano.

Otra opción que tendría sería inscribirse por uno de los dos partidos con registro estatal y llevarse lo más que pueda de la base Verde que tiene en todos los municipios de la entidad, y de alguna forma dejaría el cascarón del PVEM.

Por otra parte, si finalmente no se concreta la alianza y la dirigencia nacional del PVEM acepta la renuncia de Eduardo Ramírez, se plantearía un serio problema para los alcaldes de ese partido que tienen intenciones de reelegirse como Marco Antonio Cancino González, de San Cristóbal, porque para buscar la reelección tendrían que mantenerse en ese instituto político y su dirigente -o exdirigente en su caso- estatal los presiona para abandonarlo, tendrían que hacerlo, a menos que quisieran enfrentarse con el ejecutivo estatal y pagar las consecuencias, a lo que probablemente pocos estarían dispuestos. Según la ley, la reelección tiene que ser por el mismo partido.

De esta forma, muchos presidentes municipales podrían quedar en el limbo político o tendrían que buscar competir por otros puestos, ya sea junto a Ramírez Aguilar, en cualquier opción que finalmente encuentre acomodo o por otros partidos.

En el jaloneo político, las últimas horas de este lunes y las de este martes, son cruciales para saber cuál será el futuro político de Ramírez Aguilar, Albores Gleason, Josean y otros políticos que aspiran a quedarse con una candidatura para participar y tratar de ganar las elecciones para ocupar la silla que ahora está a disposición de Manuel Velasco. FIN