¿Ganó ERA el primer round?

Después del acuerdo al que llegaron los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM) para el registro de la coalición Todos por Chiapas, podría decirse que Eduardo Ramírez Aguilar, cercano al gobernador Manuel Velasco Coello, ha ganado el primer round de esta pelea.

Aunque pírrica, parece una victoria porque hasta el 23 de enero se antojaba casi imposible que alguien pudiera evitar la candidatura de Roberto Albores Gleason, quien ahora tendrá que enfrentar un proceso de selección que no estaba en su horizonte.

Ramírez Aguilar se rebeló hasta el final e hizo uso de todos los medios posibles a su alcance, incluyendo amagos de renuncias y una campaña publicitaria bien manejada, al grado de lograr impedir lo que él llama la “imposición desde el centro”, aunque no pudo evitar que se conformara la coalición y que hasta ahora no tenga la seguridad de encabezarla él.

Claro, el hecho de haber ganado esta primera fase no significa que tenga asegurada la candidatura, pues el PRI y todo el grupo que apoya a Albores Gleason hará hasta lo imposible para imponerlo como candidato. La clave estará en buena medida en el método que acuerden para escoger al abanderado.

En ese escenario, a Eduardo Ramírez Aguilar no le quedaría más que apoyar la coalición porque estuvo de acuerdo en que se conformara en los términos en que quedó, aunque tendría la posibilidad de apoyar de facto con sus bases que son bastantes a otro candidato, como al eventual abanderado de Morena, Rutilio Escandón Cadenas, por poner un nombre, y hacerle el vacío a Albores Gleason, en caso de que sea éste el ungido.

Para Roberto Albores el acuerdo es hasta cierto punto una derrota porque no tiene asegurada la candidatura, aunque tal vez hubiera sido peor que Ramírez Aguilar se saliera del PVEM como había amenazado y dejara sólo el cascarón del partido, pues entonces se hubiera debilitado mucho.

Pero también es un triunfo que se haya mantenido la alianza entre el tricolor y el Verde, pues si participaban separados en las elecciones del 1 de julio, el que más perdería sería el PRI, ya que difícilmente ganaría las elecciones aliado sólo con Nueva Alianza.

Lo destacable, se esté o no de acuerdo, es que Velasco Coello y Ramírez Aguilar fueron capaces de resistir toda la presión y amenazas del centro y lograron que se realice un proceso de selección, que si bien estará amañado, nadie lo dude –¿una sopa de su propio chocolate?-, les dará algún margen de que operen y puedan hacer la lucha para instalar al ex secretario de Gobierno como candidato a la gubernatura. Es cierto, tampoco está imposible.

En esta coyuntura se coló de paso, el senador Luis Armando Melgar, que prácticamente estaba desaparecido del escenario y ahora participará en el proceso de selección con posibilidades de aparecer en las boletas, porque si las posturas entre los comitecos Albores Gleason y Ramírez Aguilar son irreconciliables, quienes decidirán la candidatura podrían inclinarse por un tercero, que sería el tapachulteco. Habrá que esperar todavía para saber quién será el elegido.

El conflicto que el pasado fin de semana y los días posteriores se vivió, generó mucha expectación y se percibía un ambiente de desasosiego porque no se sabía en qué terminaría, pues había incluso riesgos de hechos de violencia, ya que nunca falta una provocación.

Sin embargo, contrario a lo que muchos esperaban, el panorama político en Chiapas no sólo no se despejó con el registro de las coaliciones con miras a las elecciones del 1 de julio, sino que se enredó más.

Después de lo sucedido los días previos al 23 de enero, fecha límite para el registro de las coaliciones, el panorama es ahora mucho más peligroso y delicado.

La rebeldía en el PVEM puede traer consecuencias, pues sus adversarios políticos podrían buscar vengarse a como dé lugar, porque el priista Roberto Albores Gleason -respaldado por grupo, no sólo en Chiapas sino en el centro del país- ya se sentía el candidato al gobierno de Chiapas y no pocos de sus seguidores no ocultan su molestia.

Y no es que al final del proceso no vaya a llegar, pues cuenta con el respaldo del dirigente nacional y del precandidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Ochoa Reza y José Antonio Meade, respectivamente, sino que ahora el camino será más tortuoso y largo.

Una forma de venganza puede ser generar conflictos en la entidad para desestabilizar el estado o simplemente para crear cortinas de humo y confundir a la población.

Por eso hay quienes no descartan que el enfrentamiento o ataque ocurrido el miércoles en Oxchuc, con resultado de tres muertos y once heridos de bala pudiera haber sido provocado por actores que pretenden desestabilizar. Es muy raro que justo horas después del acuerdo de la coalición ocurrieron estos hechos de sangre.

Los agresores son supuestos simpatizantes de la alcaldesa del PVEM, María Gloria Sánchez López, y aunque pudieran haber sido alentados desde más arriba, es muy probable el ataque, porque eso fue, un ataque, haya sido planeado por la propia presidenta y su grupo y ejecutado por su gente para tratar de recuperar el Palacio Municipal, en poder de Óscar Gómez López y de su grupo desde principios de 2016.

En este escenario, la situación se torna muy delicada y peligrosa en los días por venir, ya que la confrontación por la disputa de la candidatura se agravará conforme avancen los días y llegue el momento de las definiciones, lo que puede ser aprovechado por diversos actores para generar conflictos en la entidad.

Por ello, las autoridades estatales deberán de estar muy atentas para evitar que ocurran hechos de sangre que después puedan generar un mayor descontrol en la entidad. FIN