Me quiere, no me quiere…

Mientras en el centro del país ya quedaron definidos los tres candidatos para la presidencia de la República, en Chiapas todavía no se ponen de acuerdo y no se sabe con certeza todavía quiénes serán los abanderados en las coaliciones y partidos.

Como se preveía, no hubo cambios y los tres precandidatos fueron ratificados en sus partidos de origen: Andrés Manuel López Obrador, por la coalición Juntos Haremos Historia; José Antonio Meade, por Todos por México y Ricardo Anaya, por Al Frente por México.

Al mismo tiempo comenzaron a distribuirse las candidaturas al Senado de la República y la Cámara de Diputados, en cuyas listas aparecen nombres que han sorprendido, como ocurre en cada elección.

Las sorpresas más notables hasta ahora son sobre todo en Morena, en el que se colaron personajes que no se esperaban, como el líder sindical minero Napoleón Gómez Urrutia, la comunicadora Lily Téllez (posición de Tv Azteca) y el ex dirigente nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez Cázares, entre otros.

Como sucede en los partidos con un solo liderazgo, en Morena no ha habido deserciones o protestas de cuadros importantes, aunque en las bases hay gente molesta con algunas designaciones.

En el PRI todavía no se han dado a conocer muchas designaciones de candidatos, pero es seguro que cuando ello ocurra habrá personajes o grupos que estarán en contra, mientras que en el PAN la disputa ha enfrentado a Anaya con el gobernador de Chihuahua, Javier Corral y con otros personajes de ese partido.

Donde se dieron con todo por la disputa de las posiciones a San Lázaro y el Senado fue en el PRD, pues la coalición ha disminuido los espacios para cada uno de los tres partidos que la integran.

La designación de los abanderados a un puesto de elección popular habrá de generar seguramente un reacomodo en los días y semanas por venir, por lo que no se descarta que ciertos personajes pasen de un partido a otro, sobre todo a Morena, que está recibiendo casi todo lo que le llega.

Las posturas de los tres candidatos presidenciales son conocidas: Meade y Anaya la continuidad de los últimos cinco sexenios y López Obrador por un supuesto cambio que habría que esperar a que llegara para saber si lo concreta.

Una vez definidos los abanderados, empezará el período de intercampañas que casi nadie sabe bien a bien en qué consisten, y luego vendrán las campañas formales en las que los ataques y descalificaciones estarán a la orden de día. Ojalá que no aparezca la violencia y que el proceso transcurra en paz.

Por lo que toca a Chiapas, las fuerzas políticas siguen entrampadas en sus propios laberintos y quién sabe cómo vayan a salir, pues la descomposición es cada día mayor.

La disputa más notoria sigue centrada entre los comitecos Roberto Albores Gleason del PRI, y Eduardo Ramírez Aguilar del Verde Ecologista de México, ambos empeñados en la candidatura al gobierno estatal.

La estrategia de Ramírez Aguilar y su equipo le ha dado resultado hasta ahora, pues hasta anoche, al cierre de esta columna, había logrado desbaratar la coalición, quién sabe si de manera definitiva o no, que mantenían el PVEM, el PRI, Nueva Alianza, Podemos Mover a Chiapas y Chiapas Unido.

Algunos dicen que el rompimiento no tiene reversa -habrá que esperar la postura de la dirigencia nacional del PVEM, que tendrá la última palabra en cuanto a ese partido y dependiendo de eso se sabrá en parte el destino de la alianza- y aunque hasta ahora no se ve que Albores Gleason sea bajado, en el actual escenario todo puede pasar.

La presión de Ramírez Aguilar le ha resultado hasta ahora porque al PRI no le conviene competir sólo en las elecciones del 1 de julio, sobre todo porque su alianza con el Panal de poco le servirá, pues algunos de sus cuadros y bases están trabajando ya para Morena.

Si Aurelio Nuño y compañía se negaban a darle la candidatura al Senado a Eduardo Ramírez, tal vez ahora lo estén pensando mejor porque su salida de la alianza arrastrando a los partidos del gobierno estatal le haría un enorme boquete al tricolor. No hay que pasar por alto un dato: Si ninguno de los dos ha dado declaraciones a la prensa es que siguen las negociaciones para ponerse de acuerdo.

De no llegar a acuerdos, el ex secretario de Gobierno de Chiapas podría competir postulado, si no le ponen trabas legales desde el centro del país donde tienen expedientes reales o inventados de medio mundo, sobre todo de los políticos, como candidato común del PVEM y de los partidos locales, o en su defecto sólo de estos últimos, de manufactura local.

Entonces sí, el agarrón entre los dos comitecos sería a muerte, y en ese escenario los virtuales candidatos, Rutilio Escandón Cadenas por Morena y José Antonio Aguilar Bodegas, de Por México al Frente si es que se concreta esa alianza, tendrían mayores posibilidades de ganarse al electorado con propuestas y no tanto con las carretadas de dinero que presumiblemente gastarán los otros dos abanderados, en caso de que las cosas quedaran como se está planeando aquí.

Aunado a lo político, los comitecos, sus partidos y sus equipos seguramente utilizarán la vía legal para definir algunas cosas y para defenderse uno del otro.

La disputa en el PRI y el PVEM ha prolongado una situación de zozobra e incertidumbre en la entidad, sobre todo entre sus partidarios que aprovechan cada ocasión para la denostación, marcadamente de los tricolores contra Ramírez Aguilar, y no es para menos porque lo que está en juego es casi la gubernatura del estado, uno de los mayores negocios en estos tiempos.

Dado que todavía no se ponen de acuerdo o de desacuerdo total, habrá que esperar un poco más para las definiciones finales. Por lo pronto, la fotografía en la que apareció Ramírez Aguilar con Julio Scherer Ibarra -hijo de quien fuera fundador y director de la Revista Proceso, Julio Scherer García-, operador político de López Obrador en el sureste del país, le movió el tapete a muchos y le dio aire a él. Fin.