Otra vez El Bosque

El municipio de El Bosque, el más pobre de la región norte, ha estado envuelto desde hace varios años en una situación de descomposición que ha provocado un descontrol total, al grado de que desde hace más de un año está cerrada la alcaldía y las autoridades municipales despachan por otro lado.

La retención de funcionarios municipales ha sido constante en el presente trienio, por la falta de cumplimiento de las promesas de campaña del actual presidente municipal Martín Díaz Gómez o simplemente porque como sus antecesores, decidió apoyar sólo a los habitantes de las comunidades que votaron por él, con el correspondiente pago.

Ese municipio tzotzil ha sido noticia nacional en las dos semanas recientes, luego de que pobladores aglutinados en 21 grupos opositores al presidente, retuvieron a Ramiro González Patishtán, esposo de la síndica Herminda López Pérez, aunque según los pobladores, en los hechos es él quien desempeña el cargo, pues su cambio de última hora en la planilla lo hizo el partido en las elecciones de 2015, como consecuencia de la paridad de género que era necesario cumplir por ley.

Pues resulta que debido al incumplimiento del presidente municipal, Ramiro fue retenido el 13 de mayo en el vecino municipio de Bochil y trasladado a la comunidad de Los Plátanos, una de las más grandes y aguerridas de El Bosque.

Los inconformes exigían el pago de 18 millones de pesos de recursos correspondientes al Comité de Planeación para el Desarrollo Municipal (Copladem), que según ellos les adeudaba el alcalde. Argumentaban que la única forma de hacerse escuchar era reteniendo a algún funcionario.

Ahí permaneció Ramiro una semana sin que nada pasara, hasta que un día los pobladores lo sacaron del lugar en el que lo tenían -según los inconformes era movido de un sitio a otro para evitar que fuera rescatado por la policía-, lo ataron a un poste con las manos amarradas hacia arriba y lo hicieron emitir un mensaje desesperado por medio de una video grabación, pidiendo ayuda al gobernador del estado.

Las imágenes le dieron la vuelta no sólo al país, por lo que las autoridades estatales tuvieron que intervenir para el pago de los recursos que exigían.

Fue así como finalmente, después de casi tres semanas, se llegó al acuerdo de que sería liberado, previa entrega de 15 millones 253 mil 520 pesos.

Fueron días muy difíciles no sólo para Ramiro y su familia, sino para las autoridades estatales y municipales y para el sacerdote Joel Padrón González, párroco de San Andrés Larráinzar, quien intervino como mediador de forma eficaz, pues conoce la región ya que durante 20 años estuvo como párroco en Simojovel y el Bosque.

Finalmente, el pasado sábado se concretó el intercambio, pues una vez que los representantes de los pobladores inconformes recibieron el dinero, entregaron a Ramiro en las oficinas de la curia diocesana, que nuevamente prestó el local para un servicio de este tipo como lo ha hecho en otros casos delicados.

Podría decirse que afortunadamente, el caso tuvo un final relativamente feliz, salvo las innegables secuelas de salud que la retención y la tortura sicológica hayan dejado en Ramiro las casi tres semanas de retención.

La pregunta ahora es: ¿El dinero que los pobladores recibieron -se habla de que les tocaría como de a cinco mil por persona- servirá para la construcción de obras sociales o se lo gastarán en cualquier cosa, empezando por cervezas o alcohol?

¿Alguna autoridad vigilará que el dinero se emplee para resolver las necesidades en obras de caminos, vivienda, agua, drenaje u otras? Lo más seguro es que no.

Esta es la segunda ocasión en que bajo presión, las autoridades entregan recursos públicos a habitantes inconformes de El Bosque, pues en noviembre pasado recibieron ocho millones de pesos. Es decir, en seis meses se han quedado con 23 millones de pesos. ¿Cuántas obras podrían hacerse con todo ese dinero?

Es una lástima que por la incapacidad de las autoridades municipales y/o por un juego político electoral perverso, no exista planeación y que en lugar de construir obras, el dinero se diluya en las manos en los habitantes. A nadie le ayuda tal situación porque los recursos públicos deben de servir para el desarrollo, en este caso del municipio.

De esta forma, en lugar de salir del atraso en que se encuentra, El Bosque se hundirá cada vez más y sus habitantes serán cada día más pobres, salvo las comunidades que se hayan organizado y aprovechado el dinero.

Lo más triste es que no queda ninguna pizca de esperanza porque los candidatos actuales, que luego serán autoridades tras ganar las elecciones del primero de julio, seguramente seguirán el camino del ayuntamiento en funciones porque no se ha sabido de que alguno de ellos, cuando menos de los que tienen mayores posibilidades de ganar las votaciones, tenga una estrategia para cambiar la situación.

Si no gana un político que verdaderamente tenga voluntad de cambiar la situación de descomposición que prevalece en el municipio y ponga orden, El Bosque está destinado irremediablemente al rezago permanente.

Para que haya desarrollo, los recursos públicos tienen que ser empleados en forma ordenada y planeada, pero si las autoridades municipales no lo hacen, qué puede esperarse. La única esperanza sería que el gobierno estatal o el Congreso local hicieran algo, pero para eso primero tienen que poner orden ellos allá adentro. Qué esperanza. Fin.