PAN y PRI, a debate interno

Una vez concluidas las elecciones del primero de julio, los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), seguramente están en un proceso de debate interno para definir su futuro, sobre todo porque perdieron con un amplio margen de votos contra Morena, al grado que ni juntos hubieran podido ganarle.

El más dividido internamente es el PAN, como resultado de la candidatura de Ricardo Anaya Cortés, quien dejó a muchos de los panistas fuera con tal de imponerse, con un desenlace verdaderamente desastroso porque bajó considerablemente su votación respecto a la elección de hace seis años.

Seguramente la expulsión del partido del senador Ernesto Cordero, de Jorge Luis Lavalle y de Eufrosina Cruz un día antes de las elecciones tiene la finalidad de dejar afuera de la competencia al grupo que lidera el expresidente Felipe Calderón, que se distanció de Anaya, desde que le cerró el paso a la candidatura presidencial a su esposa, Margarita Zavala, quien optó por la vía independiente, pero terminó renunciado.

Anaya y sus incondicionales pretenden con esta medida deshacerse de esa parte del PAN para tratar de controlar el Comité Ejecutivo Nacional y buscar reimpulsar a ese partido, el más dañado internamente como consecuencia de la candidatura presidencial.

Si bien los resultados de los comicios lo mandaron al tercer lugar con una votación bajísima, en el PRI las cosas parecen menos complicadas internamente, tal vez porque todavía conservan a la cabeza, es decir, al presidente Enrique Peña Nieto -el primer priísta se acostumbra decir cuando se trata del mandatario federal, si es del tricolor como en este caso-, quien puede de algún modo mantener cierta unidad.

De todas maneras, este partido tendrá también que hacer su análisis profundo acerca de la debacle que sufrió el primero de julio. Seguramente ya habrá un debate interno para tratar de decidir el rumbo que deberá tomar y el papel que jugará, al igual que el PAN, como fuerza opositora al gobierno federal que encabezará Andrés Manuel López Obrador.

Nunca en la historia del país estas dos fuerzas políticas que lo han gobernado –el PAN sólo 12 años- han sido opositoras al gobierno federal al mismo tiempo, pero a partir del 1 de diciembre lo serán.

En medio de la actual coyuntura el debate interno alcanzará seguramente a otras fuerzas políticas importantes en el país, entre ellas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que estará evaluando los resultados del triunfo de la izquierda que encabeza López Obrador, en la que, efectivamente, hay (casi) de todo.

Aunque no estuvo abiertamente a favor del tabasqueño, hay que de destacar que cuando en esta elección el EZLN no estuvo en su contra como sí lo estuvo en 2006, cuando creó la llamada Otra Campaña que le restó votos al ahora virtual presidente. El solo silencio fue importante porque ello permitió que diera pie para que se le atacara, aunque, como es esperarse tendrá una postura crítica como corresponde a un movimiento como ese.

Como ya se ha comentado las elecciones del primero de julio transcurrieron en el país en general en relativa tranquilidad, con algunas excepciones.

Hechos previos a la jornada electoral vaticinaban posibles hechos graves de violencia, sobre todo en estados como Guerrero y Michoacán, pero afortunadamente fueron menores comparados con lo que se temía. Finalmente, los ciudadanos salieron a votar como pocas veces tal vez pensando que era la única forma de asegurar el triunfo de López Obrador ante un posible fraude que no ocurrió.

Un ejemplo tierno de esas ganas por votar es doña Roselia Constantino Vázquez viuda de Astudillo -de casi 103 años- que previendo que podría haber hechos violentos en Yajalón, donde vive, decidió viajar a San Cristóbal de Las Casas para sufragar en una casilla especial.

Mundialmente, valga el término, conocida en Yajalón y en la región en general, doña Chayita, como se le conoce -muchos años se dedicó a hacer pasteles-, votó por López Obrador, esperanzada en que haya un cambio porque la inseguridad en aquella zona del norte de la entidad se ha incrementado y los habitantes ya no viven en paz.

Trasladarse de un lugar a otro con varias horas de camino sólo para emitir su voto, es un esfuerzo que no tiene precio y probablemente haya otros casos parecidos a este, que, de verdad, causan ternura.

Picotazos

El sábado por la noche yo tenía mi pronóstico de los resultados de las elecciones del domingo primero de julio. Era el siguiente, y así lo escribí en un mensaje de watsap: “Mi pronóstico es que ganan AMLO y Rutilio, aunque se la va a disputar con Castellanos. En lo municipal: Cancino, Mariano Jerónima (si hay sorpresa sería ella); Edgar, Carlos, Zapata, Esteban y César”. Así, en esas posiciones vi a los candidatos en las últimas semanas antes de las elecciones. Según los resultados del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), quedaron de la siguiente manera: Primer lugar, Jerónima Villalobos Toledo (regidora con licencia del actual ayuntamiento); segundo Mariano Díaz Ochoa; tercero, Maco Antonio Cancino González; cuarto, Edgar Rosales; quinto Carlos Herrera; sexto, Jorge Zapata; séptimo, Esteban Morales Moreno y octavo, César Domínguez Gutiérrez. Efectivamente, hubo sorpresa -el que yo tenía en primero pasó a tercero y viceversa- por, cuando menos, tres factores principales: la operación que hizo en los últimos días el gobierno estatal en favor de los candidatos de Morena, el efecto AMLO y que la gente salió a votar copiosamente. El caso más llamativo es Cancino González, que teniendo todo, recursos públicos y estructura municipal como alcalde en funciones, sacó menos de una tercera parte de votos que la ganadora, lo que habla de un mal trabajo durante los casi tres años que lleva en el poder. Fin.