Una vez más ha iniciado el período vacacional, por lo que se espera la llegada de miles de turistas a Chiapas, sobre todo, nacionales, a los diferentes destinos turísticos de la entidad.

Desgraciadamente, el número de visitantes no será tan alto como esperan los prestadores de servicios turísticos -hoteleros, restaurantes, artesanos, transportistas, etcétera-, ya que diversos hechos y situaciones han deteriorado la imagen del estado y muchas personas prefieren viajar a otros estados, en los que las condiciones de seguridad son mayores.

Algo de lo que más ha dañado la imagen de Chiapas son los constantes bloqueos carreteros en diversas vías, pero sobre todo en las que conectan a la capital del estado con San Cristóbal, Ocosingo y Palenque, que atraviesan la principal ruta turística.

No ha habido poder humano que haga disminuir los cierres de las vías por parte de grupos inconformes, muchas de cuyas demandas no son atendidas sino hasta que bloquean las carreteras.

Pareciera que los operadores políticos locales y regionales y los alcaldes no tienen capacidad o voluntad para resolver los conflictos y demandas sociales, muchas de las cuales tienen que ver con la entrega de dinero que cada vez escasea más porque gran parte se queda en los bolsillos de los gobernantes.

Por ello, los problemas estallan, y los grupos inconformes saben que una de las pocas formas de presión para hacerse escuchar es bloqueando las carreteras. Si los conflictos fueran atendidos por las instancias locales no sería necesario llegar hasta esos extremos.

De todos modos, las demandas de los inconformes tienen que ser atendidas en algún momento, por lo que muchas personas no se explican por qué no se resuelven a tiempo sino que esperan que estallen, si de todas maneras terminarán siendo atendidas por funcionarios mayores.

Otro asunto que muchos eventuales turistas tienen en la memoria es el caso de los ciclistas Holger Frank Hagenbush, de Alemania y Krzystof Chmielewski, de Polonia, asesinados durante la segunda quincena de abril cuando viajaban sobre la carretera San Cristóbal-Ocosingo.

Esos hechos profusamente difundidos por la prensa porque era una nota de dimensiones internacionales, también ha contribuido a que muchos posibles visitantes lo piensen antes de viajar a esta entidad.

Por si no bastara, hace poco más de una semana, fueron a saltados 15 turistas mexicanos y tres extranjeros, en el fatídico tramo ubicado entre Ocosingo y Palenque.

Adicionalmente, a muchos vacacionistas no les agrada que el centro de San Cristóbal esté prácticamente inundado de vendedores, sobre todo de artesanías, llamados ambulantes, que se colocan en la Plaza Catedral y en los andadores obstruyendo el paso o porque los acosan a cada paso que dan.

Si la ciudad coleta forma parte de los llamados Pueblos Mágicos, debería de haber un poco más de orden y de respeto, lo que no significa que los artesanos no puedan vender sus productos. Lo que se debe de hacer, y ese es un reto de la próxima administración, es destinar espacios adecuados para que vendan.

Por estos y otros hechos y situaciones, poco a poco en los últimos años se ha ido perdiendo en cierta forma el interés de turistas por visitar Chiapas, con lo que se echó por la borda toda la amplia publicidad campaña que se hizo en el sexenio pasado, algo de lo poco rescatable de esa administración encabezada por Juan Sabines Guerrero.

Cientos de millones de pesos se gastaron o invirtieron en la promoción turística durante ese gobierno, por lo que hubo algunos años, antes de 2012, en que los turistas venían por montones, pero poco a poco la cifra fue bajando, aunque sigue siendo un destino importante a pesar de todo.

Ojalá que todos pongan de su parte lo que les corresponde para que los turistas que visiten la entidad, regresen contentos a sus lugares de origen y sean la mejor promoción, no sólo para venir nuevamente sino para recomendar a familiares y amigos.

Picotazos

Hace unas décadas parecía imposible que en Chamula pudiera haber una convivencia armoniosa entre católicos tradicionalistas y evangélicos, después de la confrontación generada entre ambos grupos. Las cosas han cambiado y ahora hay más templos que comunidades, según los mismos protestantes, mientras que sólo se mantiene un templo católico, el de San Juan, patrono del municipio, ubicado en la cabecera municipal, como símbolo del fuerte poder religioso, a veces mezclado con el político y el económico. Por cierto, es el único templo católico en todo el país que no cierra sus puertas ni un solo día del año porque los feligreses llegan a cualquier hora a rezar, de acuerdo con su tradición. Uno de los argumentos de los caciques para no permitir el ingreso de la religión protestante era que se perderían las tradiciones en el municipio, pero todo indica que ello no ha sucedido. Apenas el viernes pasado se realizó una celebración y se rencontraron en ese municipio, varios dirigentes y pastores evangélicos, después de más de 24 años. Entre ellos estuvieron el mítico líder tzotzil Domingo López Angel, Manuel Collazo Gómez, Juan Pérez Pérez, Mariano González Heredia, Salvador González Heredia y Hermelindo Jiménez, originarios de Chamula, así como Esdras Alonso González, oriundo de Oaxaca. Todos ellos jugaron un papel importante en la lucha por abrir los espacios para los evangélicos en las comunidades. Fueron años de miles de expulsados, de muertos, heridos y de agresiones, pero ahora se puede ver que valió la pena esa lucha, y lo más importante, que en general, los feligreses de ambas religiones conviven en paz, salvo algunos casos esporádicos. Chamula, el símbolo de la intolerancia religiosa en décadas pasadas, debe de ser ahora un ejemplo de la tolerancia que en otros lugares de la entidad todavía no se ha logrado. Fin.