¿De verdad nueva era?

Una nueva era comenzó desde ayer para Chiapas con el relevo del poder Legislativo y municipal en el estado. Un nuevo mapa político se ha configurado con la asunción de diputados, diputadas, alcaldes, alcaldesas, regidores, regidoras de un partido, Morena, que por primera vez participó en elecciones presidenciales en México.

Muchas expectativas se han creado en torno al triunfo de políticos de este partido, por lo que la población en general espera ver un cambio en la forma de hacer política, y sobre todo, del manejo de los recursos públicos que en los recientes sexenios han servido en gran medida para que los funcionarios en turno se los roben descaradamente y se enriquezcan sin que haya alguien que pueda evitarlo.

Ante la falta de controles efectivos, la ciudadanía apela ahora a la honestidad e integridad de quienes han asumido como diputados y acaldes, dándoles el beneficio de la duda, pues como santo Tomás, hasta no ver no creer.

La gente está consciente de que esta es tal vez la última oportunidad de que las cosas se hagan de manera diferente respecto a como se han hecho en las décadas recientes, cuando menos por el discurso del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, líder indiscutible de Morena, que ha pregonado el fin de la corrupción. Claro, las cosas no cambiarán de la noche a la mañana por arte de magia, sino a través de un proceso de educación y concientización.

Si los actuales servidores públicos fallan y se comportan como sus antecesores, se habrán acabado las esperanzas de un cambio en este país y la frustración invadirá a todo mundo, salvo a quienes están acostumbrados a la corrupción.

Uno de los problemas es que muchos de los nuevos funcionarios ya han estado antes en otros puestos y otros que no han estado, sino que se estrenan en algún cargo, no son unos santos porque, además, ni los santos son santos.

Para pensar que las cosas serán totalmente diferentes, quizá sería necesario traer a gente de otro planeta, pero como no es posible, los cargos tienen que ser desempeñados por quienes han crecido y se han desarrollado en medio del ambiente político que priva desde hace décadas en el país.

Las esperanzas, pues, están puestas principalmente en los políticos surgidos de Morena, aunque en muchos casos, como ya se ha dicho, sean reciclados y provengan de los partidos que han hecho de la corrupción su forma de vida.

Las principales ciudades del estado como la capital política, Tuxtla Gutiérrez; económica, Tapachula y cultural, San Cristóbal de Las Casas serán gobernadas por políticos de Morena. En esos y otros municipios, los ojos de la población estarán muy abiertos para escudriñar cómo están gobernando y si es cierto que habrá un cambio.

Por eso es importante que cuiden todos los detalles en el nombramiento de funcionarios, evitando conflictos de intereses, y que en verdad, tengan voluntad de hacer diferentes las cosas. Que no se roben descaradamente el dinero público será ya un gran avance, aunque desde luego, no suficiente.

No deben, por ejemplo, comenzar estrenando vehículos último modelo o comprando bienes cuando se supone que no hay dinero para atender necesidades prioritarias para la población en general. Algo que no deben de olvidar las nuevas autoridades es que siempre será necesario privilegiar el diálogo para la solución de los problemas, porque comienzan confrontándose con grupos y sectores, se les complicará la gobernabilidad. Mejor poco a poco.

En San Cristóbal, por lo pronto, se vislumbran cosas importantes y algunos cambios positivos. El nombramiento de algunos funcionarios no da mucho lugar a cuestionamientos, aunque, como es lógico, habrá que ver los resultados con su desempeño. Sólo su trabajo dirá con el tiempo si van en la ruta correcta.

Una de las acciones importantes tomadas por la nueva alcaldesa, Jerónima Toledo Villalobos y su equipo cercano, inclusive antes de entrar en funciones, es la compra de un terreno propio para crear un nuevo relleno sanitario que incluirá un programa integral de tratamiento de las más de 280 toneladas diarias de basura que se generan en la ciudad.

Este paso, que los anteriores presidentes municipales no habían querido dar por intereses diversos, es mucho más importante de lo que algunas personas piensan porque las autoridades municipales se habían convertido casi en rehenes de quienes manejan a los representantes de Predio Santiago -y localidades aledañas- donde hasta este 30 de septiembre se ubicó el tiradero de desechos. Esto marca ya un cambio y demuestra voluntad de solucionar añejos problemas que nadie había querido enfrentar con firmeza.

Para usar ese terreno se condicionaba al ayuntamiento a entregar grandes cantidades de dinero, la construcción de muchas obras y la imposición del director de Limpia en la persona de Augusto García, quien, por cierto, según fuentes oficiales, fue llamado la semana pasada por un alto funcionario del gobierno estatal para advertirle que no le siga moviendo al asunto o de lo contrario lo pondrán quieto.

Sólo esta acción para iniciar la administración es ya un gran paso, esperando, claro que todo marche bien y que no haya obstáculos con el nuevo relleno sanitario que se ubica en tierras del vecino municipio de Zinacantán.

Algo que debería de iniciar ya el nuevo ayuntamiento es el bacheo de calles que están bastante destruidas -en Tuxtla Gutiérrez, ya ni se diga-, pues la anterior administración estaba más preocupada en apropiarse de los recursos públicos que en resolver estos problemas que tanto afectan a la población en general.

Otro asunto que deberían de atender de inmediato las nuevas autoridades es la fuga de aguas del drenaje en algún punto del mercado público José Castillo Tiélemans, la principal central de abastos de San Cristóbal. Fin.