¿El sexenio de Chiapas?

Con la toma de protesta de Rutilio Escandón Cadenas como gobernador del estado mañana sábado, se empata el escenario político estatal con el nacional por tratarse del mismo partido político que el del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Ello representa una gran esperanza para mucha gente que desde hace muchos años está esperando los beneficios sociales que hagan que esta entidad deje de estar en los primeros lugares nacionales en pobreza y marginación.

La llegada de Morena, partido político de reciente creación, como una opción distinta, ha suscitado el entusiasmo de muchas personas, aunque todavía falta ver cómo gobernará y si en realidad será diferente que los demás.

Por lo pronto, atrás quedan los partidos Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD) y de Verde Ecologista de México (PVEM), que no significaron ningún cambio respecto de los otros. Unos más unos menos, pero todos saquearon el estado.

El PRD con Juan Sabines Guerrero fue un verdadero desastre, pues dejó una deuda que no se supo bien a bien si fue de 20 mil millones de pesos o de 40 mil millones. El caso es que nunca antes la entidad había sido endeuda de tal manera. Y lo peor, supo protegerse y nada le hicieron por el atraco que cometió a los chiapanecos.

El balance para el actual gobierno emanado del PVEM también es negativo, cuando se esperaba que esa camada de políticos jóvenes en Chiapas, Veracruz y Quintana Roo dieran buenos resultados para la población. De hecho, fueron tan malos gobernantes, que los exmandatarios de estas dos últimas entidades están en la cárcel por robarse a manos llenas el dinero del presupuesto público.

No hay gobernador que se salve de la robadera en Chiapas, pero los dos últimos lo hicieron de manera descarada, sin vergüenza alguna, por lo que las protestas de muchos sectores y personas fueron el sello de sus administraciones, sobre todo al final, cuando muchos vieron que ya no les pagarían.

La millonaria deuda privada y la pública pondrán al próximo gobierno en muchos predicamentos, pues habrá poco dinero para operar y cubrir los múltiples compromisos y necesidades de la población que demanda más y mejores servicios y prestaciones.

Ahí están los trabajadores de salud, los maestros, los normalistas, los campesinos y otros sectores que exigen el pago de salarios, bonos o prestaciones que les adeudan desde hace varios años, y difícilmente abandonarán las protestas mientras no les cubran lo que les deben.

Pero no sólo es lo económico, sino que quedan muchos conflictos políticos pendientes de resolver como el de los desplazados de diversas comunidades por motivos políticos o agrarios; conflictos por disputa de límites o del poder político y otros.

Algo que la gente ya no quiere ver son los bloqueos carreteros que tanto daño ocasionan a todos los que necesitan usar las vías de comunicación terrestres.

Son tantos años ya de cierres en cualquier día y hora, que muchas personas amanecen diariamente preguntando o preguntándose qué carretera fue bloqueada ahora. Es tanto el trauma que las personas que tienen que viajar a algún lado, se ponen nerviosas desde la noche anterior porque no saben si las vías estarán libres o no.

Lo mismo ocurre con la caseta de cobro de la carretera de cuota San Cristóbal-Tuxtla Gutiérrez que casi semana a semana es tomada por diferentes grupos, ya sea con fines políticos o económicos, pues ellos cobran el peaje para sus bolsillos. La gente ya no quiere ver policías estatales en ese sitio, listos para actuar en caso de que inconformes se posesionen de la caseta. Quiere que haya certeza de que las carreteras estén libres para viajar sin contratiempos.

Sobra decir que los constantes bloqueos han ocasionado que muchos turistas ya no regresen a Chiapas ni lo recomienden como destino a visitar, con lo que pierde mucha gente que vive precisamente del turismo.

Existe mucha esperanza con Rutilio Escandón porque desde hace muchos años mantiene una relación cercana con el ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien además tiene un cariño especial por Chiapas, al que considera su segunda tierra, después de su natal Tabasco.

Desde hace muchos años el próximo gobernador estuvo muy cerca del tabasqueño como pudo notarse la semana pasada cuando a nivel nacional se publicaron algunas fotografías de hace 10 o más años en las que aparecen juntos.

Rutilio siempre estuvo presente, por ejemplo, en las giras de trabajo que a partir de 2006 realizó a Chiapas López Obrador como presidente legítimo, lo que habla de una lealtad a toda prueba, algo que el presidente valora sobremanera. Baste recordar que en una ocasión durante ese período, desde Tapachula le envió el mensaje público al entonces gobernador Juan Sabines Guerrero de que “en política no se perdonan las traiciones”. Algo, alguna deslealtad le habrá hecho el mandatario.

Ahora es diferente, pues existe mucha empatía entre el próximo gobernador y el presidente de la República, por lo que se espera que esa relación se traduzca en bienestar para la mayoría de chiapanecos que en los dos últimos sexenios han sufrido una crisis económica profunda, por la falta de dinero y de trabajo.

Sólo un pequeño grupo cercano al mandatario en turno se ha hecho rico con los recursos públicos, a costa de la inmensa mayoría que ha tenido que aguantar 12 años de crisis.

El que iniciará este sábado 8 de diciembre tiene que ser el sexenio de los chiapanecos. O es ahora o nunca, pues no existen mejores condiciones, cuando menos en el papel, para que los recursos económicos comiencen a fluir y llegar a las capas sociales más desprotegidas, ubicadas en buena medida en las comunidades indígenas de los municipios más pobres como Cancuc, Chalchihuitán y otros. Los planetas parecen ahora alineados. Ojalá que la esperanza de tantos miles y miles de chiapanecos no sea defraudada por quienes tienen la responsabilidad de gobernar para todos. Fin.