Abucheos: ¿Planeados?

8 de marzo, nada que celebrar

Algunos gobernadores priístas y panistas en el país han padecido en los meses recientes rechiflas y abucheos en los actos encabezados en sus entidades por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, como si se tratara de venganzas o revanchas políticas.

Cuando sucedieron los primeros casos parecía algo normal, entendible hasta cierto punto, que los simpatizantes del jefe del ejecutivo federal abuchearan a los mandatarios estatales, pues recién se había dado el cambio de gobierno y en alguna medida había rencor en contra de todo lo que oliera a PRI y PAN, pues de algún modo se responsabilizaba a los gobernadores y su partido, ahora de oposición, de tratar de impedir que el tabasqueño ganara las elecciones.

Sin embargo, conforme fue avanzando el tiempo y las protestas no cesaron a pesar de los llamados a la tolerancia política de López Obrador a sus simpatizantes de que respeten la investidura estatal, pues les guste o no son los mandatarios elegidos en las elecciones respectivas.

Ello ha despertado sospechas de que tales actos son promovidos desde el mismo gobierno para exhibir a los gobernadores de oposición -y hacerlos chiquitos, valga la expresión-, quién sabe con qué intereses concretos.

Las protestas de las cúpulas priísta y panista no se han hecho esperar y en los días recientes incrementaron su exigencia de que intervengan las altas autoridades federales para que cesen tales hostigamientos.

Los abucheos comenzaron en Guerrero en diciembre pasado, cuando apenas iniciaba la administración y el mandatario federal encabezó un acto en la montaña, en el que militantes del gobernante partido Morena exigían la salida del gobernador priísta, Héctor Astudillo Flores.

No es que los mandatarios estatales sean unos santos, pero a nadie ayuda que en un acto de ese tipo haya confrontaciones, así sean verbales porque no contribuyen al ambiente de paz y reconciliación que promueve el propio presidente de la República, cuando menos en el discurso.

Quiérase o no esas acciones provocan recelos y hasta desconfianza entre los gobernadores y el presidente de la República, ya que, real o no, los primeros sospechan que podrían estar siendo organizados desde el gobierno federal.

Las sospechas están enfocadas en algunos casos en contra de los super delegados del Morena en los estados, que tienen mucho poder y pretenden convertirse en gubernaturas paralelas, lo que ocasionan disputas con los mandatarios.

Como es natural, la gran mayoría de personas que acuden a los actos de López Obrador son militantes o simpatizantes de Morena, por lo que el blanco en esos casos será siempre el gobernador del PRI o del PAN que esté junto a él.

¿Qué pasaría si a dichos actos ingresaran opositores con el mismo fanatismo de los morenistas para gritarle al presidente? Simplemente serían sacados de inmediato por el personal de seguridad, con el riesgo adicional de ser agredidos por el resto de la concurrencia.

La intolerancia política no le sirve a nadie, porque polariza y divide, por lo que es necesario que haya un llamado desde las alturas del poder político a quienes acuden a los actos públicos masivos con el presidente y gobernadores a comportarse de manera civilizada.

Ojalá que en lo sucesivo desaparezcan los abucheos organizados exprofeso y los actos públicos del presidente en los diversos estados del país transcurran como debe de ser: Sin pretensiones de intentar borrar a los opositores, así sea sólo mediante abucheos y rechiflas.

Nada que celebrar.

En diversos países, incluido México, se celebrará hoy 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, seguramente con marchas, mítines y otras actividades.

En el caso de esta entidad, la celebración ocurre en momentos en que se padece un aumento de casos de agresiones y asesinatos en contra de mujeres, pues según organizaciones feministas, en lo que va de este año, han sido contabilizados por lo menos 20 casos de feminicidios o muertas violentas en diversos municipios.

Quién sabe qué está pasando, pero la violencia en contra de las mujeres está desatada, aunque también incluye a hombres que han sido asesinados por diferentes causas.

Sólo en San Cristóbal se han contabilizado cinco casos de feminicidio o muertes violentas en contra de mujeres, de acuerdo con los grupos feministas que tienen su sede en esta ciudad.

Por ello, seguramente hoy viernes 8 de marzo, será aprovechado para exigir a las autoridades un alto a los feminicidios y muertes violentas en contra del género. Claro, la preocupación no es sólo de las mujeres sino de los padres, hermanos, abuelos, tíos y demás familiares varones de ellas porque ya no pueden salir a la calle con relativa seguridad de que nada les pasará. (A propósito, ahora que ha sido aprobada oficialmente la creación de la Guardia Nacional, muchas mujeres se preguntan si será capaz de frenar la violencia en su contra o si, por contrario, se incrementará. Ya se verá).

Es cierto, pareciera que la Alerta de Violencia de Género declarada en noviembre de 2016 para siete municipios del estado, poco o nada a ayudado a frenar los feminicidios y las muertas violentas en contra de mujeres, por lo que es necesario replantearla o simplemente hacerla funcional.

Pero no sólo son los homicidios los que agravian a las mujeres, sino la violencia en general, sobre todo cuando se trata de indígenas que son más maltratadas porque no tienen cómo defenderse, y porque amparados en los usos y costumbres el que lleva las de ganar siempre es el hombre, por lo que cuando se deciden a acudir ante las autoridades correspondientes para denunciar, poco caso les hacen. Fin.