Va militar

Con la novedad ya sabida de que siempre sí será un militar quien dirija a la naciente Guardia Nacional (GN), con la que el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende combatir la creciente inseguridad en el país.

Había la expectativa de que como se había planteado en la campaña política, el titular del nuevo cuerpo de seguridad fuera un civil, como además han demandado grupos civiles, organizaciones, activistas e instituciones como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y organismos internacionales.

Sin embargo, López Obrador optó por un militar en activo, el general de brigada Luis Rodríguez Bucio, de 63 años de edad y en proceso de retiro.

El mensaje es claro (más): El presidente pretende gobernar con el poder de los militares para tratar de evitar que haya (tantos) actos de corrupción, ya que el Ejército Mexicano es una de las pocas instituciones que se mantiene un poco limpia a ese cáncer, aunque como es natural no se salva del todo.

Uno de los problemas es que los militares se han visto envueltos en actos de represión en distintos momentos de la vida política del país como en Tlatlaya, donde se cometió una matanza en 2014, y está por verse todavía su grado de participación en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, entre otros casos.

Pareciera que en las circunstancias de una posible transición en el país era preferible colocar al frente de la GN a un civil experimentado en temas de seguridad, como por ejemplo, sucedió en El Salvador, luego de la firma de los acuerdos de paz del 16 de enero de 1992.

Una de las muchas demandas de la guerrilla del Frente Nacional para la Liberación Nacional (FMLN) para firmar la paz entonces, fue precisamente la creación de la Policía Nacional Civil (PNC), ya que el ejército salvadoreño que realizaba tareas de seguridad, había cometido cualquier tipo de atrocidades antes y durante la guerra civil de 12 años que dejó más de 75 mil muertos.

Si López Obrador habla de una Cuarta Transformación, bien pudo designar a un civil como director de la GN, que se supone es un cuerpo policiaco nuevo libre de corrupción que respetará los derechos humanos de los mexicanos, y con ello iniciar una verdadera nueva etapa en el tema de seguridad. No obstante, se ha inclinado por un general en activo, lo que significa, además, que los militares tienen un peso muy fuerte en su gobierno.

Si bien los integrantes de la GN serán civiles, como cabeza, las decisiones las tomará un militar, con un enfoque basado en su formación castrense, aunque hay que decir que ha estado ligado a otras actividades más civiles como la gestión de proyectos de investigación, tecnológicos y de ciencias médicas durante su estancia en el Centro de Investigación y Desarrollo, del que fue director.

Una de las preguntas es si en su equipo cercano y de todas sus confianzas incluirá a compañeros militares que le ayuden a delinear y llevar a cabo la estrategia para combatir el crimen organizado.

De acuerdo con sus datos curriculares, Rodríguez Bucio es originario de Tancitaro, Michoacán y su trayectoria ha sido en las Fuerzas Armadas de México. Empezó en 1973 como cadete del Heroico Colegio Militar y fue miembro de Segundo Batallón de Guardias Presidenciales, hasta 1985.

Se ha desempeñado en la Sección Segunda del Estado Mayor Presidencial y en la Secretaría de Relaciones Exteriores, como ayudante del secretario de esa dependencia. Formó parte de la Escuela Superior de Guerra y se desempeñó como oficial del Estado Mayor.

Estuvo el equipo del Estado Mayor Presidencial en Los Pinos, donde obtuvo el cargo de subjefe de la Sección Cuarta, encargado de la logística en las giras y eventos oficiales del presidente, en México y en el extranjero. Además, cuenta con una Maestría en Seguridad y Defensa Nacional y con un Doctorado. En su última tesis, hizo un análisis del papel de las Fuerzas Armadas durante el sexenio de Felipe Calderón y la llamada Guerra contra el narco. Fue agregado militar en Alemania, donde llevó a cabo sus estudios, y en Polonia.

Puede adelantarse que con la entrada en operaciones de la GN la situación de inseguridad en el país no cambiará automáticamente y tampoco de la noche a mañana, como no ha ocurrido con la llegada de López Obrador a la presidencia de la República porque el fondo de la problemática es la crisis económica, social y política que prevalece en México, como en otros países, por lo que es necesaria una verdadera transformación, que hasta ahora no se ve por dónde pueda empezar.

Por lo tanto, es necesario también combatir en lo inmediato otros graves problemas como la crisis económica y el desempleo que ha orillado a muchas personas a delinquir, por que no han tenido muchas opciones para salir adelante, aunque, claro está, hay muchas más que lo hacen porque les gusta o no quieren trabajar decentemente.

Habrá que esperar qué tratamiento específico le dará al combate del crimen organizado -el narcotráfico, principalmente-, pero también a los movimientos sociales que se oponen y opongan en el futuro a los mega proyectos del gobierno federal, como el tren maya que se construirá en el sureste del país.

De todos modos, habrá que darle el beneficio de la duda y esperar que comience a trabajar y a dar resultados, que ojalá sean positivos para el bien de este país, que en los anteriores dos sexenios, sobre todo en el del panista Felipe Calderón Hinojosa cuando se convirtió en un cementerio, por la muerte de miles de mexicanos e incluso de migrantes de otros países que tuvieron la mala suerte de tratar de transitar por su suelo. Fin.