No, no lo vuelvo a hacer. Pensando que el asunto era fácil, la semana pasada hice una peculiar y excepcional apuesta: Que las Chivas de Guadalajara lograrían pasar a la final del fut bol mexicano y eliminarían al Santos de Torreón, que aparentemente devolvía la visita a la perla tapatía en condiciones de desventaja por el cero a cero del primer partido.

No acostumbro a apostar porque podría hacerme adicto y buscar ir a Las Vegas cada fin de semana como lo hacía Gustavo Ponce cuando era tesorero del gobierno del Distrito Federal, lo que lo llevó a la cárcel y contribuyó en buena medida a que Andrés Manuel López Obrador fuera derrotado en las elecciones presidenciales de 2006 por el desgaste para su imagen que ello representó, sin contar con el fraude electoral, claro.

Pues resulta que la sui géneris apuesta, que no incluía dinero, consistía en que el que perdiera tendría que contestar su teléfono todo el día lunes posterior al partido con la frase: “Hola, mi vida”, sin importar quién llamara, lo que, como es natural, desconcertaría a cualquiera y haría que el perdedor enrojeciera de vergüenza cada vez que tuviera que decir la frase pactada, sobre todo si se trataba de un hombre. Para mi mala suerte, las Chivas fueron apabulladas.

La primera de las 75 llamadas que recibí ese día –nunca me hablan tanto- fue de un cobrador que al escuchar la frase seguramente supuso que le pagaría toda la deuda, pero colgó antes de la explicación lógica.

Después habló un aspirante a alcalde que me pidió que contestara a su favor si me llamaban de una encuestadora porque ese es el método mediante el cual su partido designará –o impondrá, si se prefiere—al candidato a la silla municipal.

Luego llamó un lector indignado reclamando una nota de la cual yo no era responsable. Le siguió uno de esos latosos agentes de los bancos que no lo dejan en paz a uno ofreciéndole tarjetas de crédito, seguros y quién sabe cuántas cosas más.

No podía faltar el extorsionador que en cuanto contesté, sin percatarse del “hola, mi vida”, puso la grabación con el llanto de una niña gritando: “Papá, me tienen secuestrada”. En este caso fui yo quien colgó de inmediato.

Ya después del medio día contesté la llamada de un conocido que muy efusivo casi gritó: “Ya tengo la candidatura a regidor en la bosa, sólo me costará 300 mil pesos que podré reponer en seis meses”, por lo que el “hola, mi vida” casi hasta prolongó su alegría.

Posteriormente me contactó un escritor para invitarme a la presentación de su más reciente libro. Apenas estaba colgando cuando otra vez sonó el aparatejo y del otro lado, se oyó la voz de un colega preguntándome si tenía alguna reacción por los comentarios del presidente del Instituto Nacional de Elecciones (INE), Lorenzo Córdova mofándose de los indígenas.

En seguida apareció la voz del conductor de un noticiero radiofónico de Estados Unidos, que eventualmente me habla. La última llamada del día –¡Qué día!— fue la del policía de la colonia para avisar que se habían robado otro carro porque la inseguridad se ha incrementado en la ciudad.

Claro, no todo fue de vergüenza porque con el argumento de la apuesta aproveché para pronunciar la frase cuando llamaba a alguna persona estimada, lo que no estaba incluido en el pacto, pues era sólo para llamadas recibidas, ya que las marcaciones podrían ser hechas a modo, pero había que tratar de sacar algo de la ocasión.

Así, entre llamada y llamada, entre sorpresa y sorpresa para mis interlocutores/ras y entre las aclaraciones pertinentes tuve que cumplir la puesta. De las 75 timbradas, el 60 por ciento eran hombres y el resto mujeres. Tres días después de cumplir lo pactado, sólo una de mis interlocutoras no ha dejado de mandarme mensajes por watsap porque al parecer tomó el serio lo que para mí fue solo el pago de una apuesta.

De puro coraje, ahora voy con el Querétaro, no sólo por la simpatía que despierta el berrinchudo astro brasileño Ronaldiño sino porque la ciudad que le da nombre a ese equipo es la cuna de la Constitución de 1917, una de las mejores del mundo.

Es cierto, a estas alturas ya la hicieron pedazos las legislaciones de las últimas tres décadas, por lo que es necesario un nuevo constituyente que le devuelva su espíritu original para que el país encuentre nuevamente el camino de la paz, si es que ello es posible y para tratar de que disminuya la enorme desigualdad que prevalece y que se acentúa cada vez más porque los que se están apropiando de los recursos de la Nación no tienen llenadera.

Esta columna fue enviada anoche antes de que se conociera el resultado del primero de los dos partidos que Santos y Querétaro jugarán para definir al campeón de estar temporada.

PICOTAZOS

Qué bueno que las autoridades de la Universidad Autónoma de Chiapas resolvieron el conflicto en la facultad de Ciencias Sociales, cuyas instalaciones fueron devueltas ayer, luego de más de dos semanas de estar tomadas por alumnos y maestros. Habrá que esperar para saber cómo se van cumpliendo los acuerdos firmados por escrito y de palabra para que no resurja el problema… Ahora falta que las autoridades correspondientes hagan lo propio con la Universidad Intercultural de Chiapas (Unich), cuyas instalaciones también están tomadas desde los primeros días de mayo sin que los grupos que se la disputan lleguen a un acuerdo… Lo que ocurrió en Teopisca ayer es muy grave y todo apunta a que alguien pretendía boicotear la visita de la secretaria general del PRI, Ivonne Ortega o hacerse notar mostrando fuerza, o simplemente que la disputa por la candidatura a la alcaldía en varios de los partidos políticos con mayor presencia en ese lugar está al rojo vivo… Quién sabe qué tan importantes son los hallazgos que se han hecho en días recientes en el palacio municipal de San Cristóbal de Las Casas con las obras de remodelación que se realizan desde hace algunos meses. Se dice que al excavar han aparecido piedras gravadas y casquillos. Habrá que esperar la información de las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para saberlo… De veras que la inesperada muerte del cantautor chiapaneco, Jorge Macias, es una gran pérdida no sólo para la entidad sino para el país. En el recuerdo quedarán las canciones que compuso y que se volvieron grandes éxitos como “Tropecé de nuevo con la misa piedra” y “Yo soy Chiapas”, entre otras. Descanse en paz. Fin