¿Cuántos más?

El país entero, y el medio periodístico en particular, se estremeció ayer con la noticia del asesinato de la comunicadora Miroslava Breahc, corresponsal del diario nacional La Jornada en la ciudad de Chihuahua.

Desde ayer mismo en que se supo, diversos sectores nacionales condenaron el crimen y se sumaron a las voces que exigen justicia y que los responsables materiales e intelectuales sean llevados ante la justicia sin pretexto alguno.

El ejercicio periodístico en México está cada día más riesgoso porque el Estado no ha sido capaz de garantizar la labor de los comunicadores en buena parte del país, ya que el crimen organizado opera con relativa libertad.

La periodista, de 54 años de edad, fue asesinada cobardemente ayer por la mañana cuando salía de su casa para llevar a la escuela a uno de sus hijos. Recibió ocho impactos de bala de grueso calibre.

Como en otros casos, este asesinato fue cometido a la luz del día porque como los agresores saben que no es difícil operar en la impunidad, no se preocupan por esconderse entre la oscuridad para cometer sus crímenes.

Este nuevo homicidio en contra de un comunicador –comunicadora en este caso- ocurre en medio de una fuerte descomposición en el país, en unos estados más, en otros menos, pero casi generalizada.

Hay quienes piensan que inclusive existen actores interesados en descomponer más la situación nacional para implementar políticas represivas que pudieran agudizarse en 2018, cuando se llevarán a cabo las elecciones presidenciales. ¿Y por qué no?: dejar un caos (más) la Nación para que en dado caso que ganara un candidato presidencial alejado de la línea imperante, tenga dificultades para gobernar. O simplemente es la descomposición y la inseguridad que privan en muchas partes de México, sin que el gobierno tenga capacidad o interés –o ambos- en que las cosas se compongan.

Son muchas las interpretaciones que pudieran hacerse, pero lo cierto es que a partir de ayer nos falta una compañera más del medio porque grupos criminales le quitaron la vida de manera artera. Ya son muchos periodistas asesinados en este sexenio, por lo que México se ha convertido en uno de los países más peligrosos para ejercer este oficio.

Apenas en la entrega anterior se hablaba en esta Rotonda Pública del asesinato del periodista Ricardo Monlui Cabrera, propietario y director del portal El Político y editor de la columna Crisol de El Sol de Córdoba, Veracruz. 

Cuando ocurren crímenes como el de Miroslava aparecen declaraciones de funcionarios acerca de que se tomarán medidas para proteger a los periodistas, pero casi nunca esas medidas son visibles ni dan confianza a gremio.

Uno de los factores que definitivamente contribuyen a que no cesen los homicidios en contra de los comunicadores es que por lo general quedan impunes. Mientras los responsables materiales e intelectuales en su caso no sean castigados, será más difícil frenar este tipo de hechos.

El medio periodístico en México es uno de los más golpeados por la violencia en los últimos años y cada día está más desprotegido por las autoridades que deberían de garantizar la libertad de prensa, aunque hay que decir también la violencia golpea a todos los sectores de la población. Lo mismo han sido asesinados periodistas en Veracruz que tiene el mayor número, que en Guerrero, Chihuahua u otros estados.

Realmente da mucha tristeza y preocupación que la violencia en contra del gremio en el país parezca casi imparable porque a las  autoridades no les interesa o porque simplemente han sido rebasadas por el crimen organizado que opera en distintas regiones del país, a veces sólo y a veces abiertamente en complicidad con funcionarios de los tres niveles de gobierno.

En lo personal, el caso de Miroslava me entristece más porque se trata no sólo de una compañera del gremio sino del mismo periódico, La Jornada, y por ello mismo en varias coincidimos en reuniones de trabajo o en celebraciones de la casa editorial, junto con otros compañeros corresponsales.

Su asesinato es un golpe muy fuerte al gremio periodístico en el país y nos deja con más preocupaciones e incertidumbre de las que de por sí ya teníamos, que se han ido acumulando a lo largo de los últimos años con tantos homicidios en contra de comunicadores.

Ojalá las autoridades de todos los niveles tomaran más en serio su responsabilidad de proteger a los periodistas, un gremio de mucha utilidad para la sociedad, pero cada día está más atado para informar con veracidad acerca de lo que acontece en este México lindo y querido. Descanse en paz Miroslava Breach.

Picotazos

La Red Institucional de Posgrados Públicos en San Cristóbal, integrada por investigadores de seis instituciones, se pronunció en contra del recorte de becas para estudiantes de la maestría en estudios sobre diversidad cultural y espacios sociales, adscrita a la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), que otorga el Consejo Nacional de Ciencia y Teonología (Conacyt). El recorte en el otorgamiento de becas ha generado mucha inconformidad y preocupación entre los alumnos que ya estudian o entre quienes pretenden obtener una y consideran que  el recorte “es unilateral es irresponsable y deja en el desamparo a estudiantes con demostrada capacidad, seleccionados rigurosamente con base en reglas del Programa de Calidad de Conacyt”. Los alumnos con beca reciben mil 300 pesos mensuales, y para obtenerlas algunos tuvieron que renunciar a trabajos que ya tenían. “Ahora hay estudiantes dedicados de tiempo completo a sus estudios desde enero pasado sin fuente de ingresos ni la beca comprometida, lo que constituye una medida “irresponsable”, expresó la Red. Fin.