¡Otra vez Cancino!

Como si fuera novato, el alcalde de San Cristóbal, Marco Antonio Cancino González, montó el pasado miércoles un burdo teatro utilizando a un grupo de choque para que se suspendiera la sesión del cabildo que se efectuaba  en la sede de los poderes municipales, ubicados en la Unidad Administrativa, situada en el sur de la ciudad.

Como empresario y no político que es, el alcalde coleto va de “cancinada” en “cancinada”, sin que le importen las formas, con tal de defender sus intereses personales y grupales.

No queda claro si lo que buscaba era impedir que la regidora de Morena, Jerónima Toledo Villalobos, participara en la reunión y diera a conocer que un juez federal resolvió hace unos días que “la sesión extraordinaria del cabildo del 30 de enero pasado y las subsiguientes son insubsistentes”, si lo que se pretendía era intimidar para que los pobladores no acudan a denunciar nada o bien evitar que hablara la regidora Alejandra García, de Chiapas Unido, quien ha sido objeto de un linchamiento mediático en los días recientes.

El asunto es que más de cien carretilleros del Mercado Popular del Sur (Merposur), afines a Cancino González, arribaron violentamente a la Unidad Administrativa Municipal –algunos cubiertos del rostro- armados con palos, lanzando cohetes y agrediendo verbalmente a muchas personas. Una parte del grupo ingresó a la sala y la otra se quedó afuera bloqueando el eje vial o en la explanada, donde decenas de habitantes de la colonia Maya y del barrio de Cuxtitali pretendían entrar para plantear sus problemas.

Curiosa o misteriosamente en esta ocasión el presidente municipal no ordenó suspender la sesión de inmediato como lo ha hecho en ocasiones anteriores, cuando ha habido alguna protesta genuina en su contra.

Los integrantes del grupo de choque, que sólo gritaban “queremos solución”, sin que se supiera sobre qué tema en específico, tuvieron en todo momento una actitud hostil y agresiva en contra de las personas que habían llegado a plantear algún tema. Testigos afirmaron que inclusive un cohete estalló en una de las ventanas del edificio.

Como estaba planeado el guión, los carretilleros dejaron que avanzara la sesión y cuando le tocó hablar a la regidora García, incrementaron la hostilidad. Desde hace unos días, ella ha sido involucrada en auditorías de la pasada administración municipal, con supuesta malversación de recursos por muchos millones de pesos.

A partir de ello, comenzó el linchamiento mediático en su contra, pues sin que queden muy claros sus intereses, misteriosamente desde hace unos meses comenzó a ser crítica y opositora a Cancino González. El problema para ella es que sin duda tiene cola –y probablemente grande- que le pisen, porque sí tuvo que ver de alguna forma con la pasada administración.

Por eso, algunos aconsejan que cuando no se tiene autoridad moral para criticar y denunciar actos de corrupción, mejor se debe de guardar silencio.

El caso es que en medio de gritos, interrupciones y hostilidades, García logró hablar y decir lo que tenía que decir en la sesión sin que nadie pusiera orden, pero poco después, cuando se acercaba el turno de Toledo Villalobos, sospechosamente se ordenó la suspensión de la sesión, que por cierto no se realizaba en ese recinto desde hacía un mes.

La regidora de Morena, que participó en la sesión bajo protesta, daría a conocer el contenido de la nueva resolución de un juez federal que ha determinado que la sesión del 30 de enero en la que el ayuntamiento argumentó que había dado respuesta a la resolución anterior que obliga al cabildo a aprobar nuevamente el reglamento interno, que viola disposiciones legales, no es válida.

En dicha sesión, el ayuntamiento sólo realizó algunos cambios mínimos al nuevo reglamento, lo que significa que desacató la resolución del juez, por lo que en una nueva resolución le ordena reponer el proceso apegándose a la legalidad.

Esto significa que el alcalde está entre la espada y la pared porque se niega a corregir lo que se hizo mal, pero si no lo hace el juez podría emitir un nuevo fallo por desacato.

En el más reciente fallo, el juez resolvió que “la sesión extraordinaria del cabildo del 30 de enero pasado y las subsiguientes son insubsistentes”, es decir, todos los acuerdos que de esa fecha hasta hoy ha tomado el ayuntamiento coleto, incluyendo el bando de la Feria de la Primavera y de la Paz, no son válidos, lo que genera un problema mayor. Parece que el alcalde no lo entiende, pero ese es uno de los inconvenientes de estar siempre violando la ley, imponiendo acuerdos con los regidores que le son afines.

Por ello, algunos suponen que la presencia del grupo de choque fue para “reventar” la sesión y/o para crear una cortina de humo porque sería dada a conocer la resolución, una más, del juez.

Habrá que esperar para saber qué inventará el alcalde en los días siguientes porque las cosas se le complican cada vez más por no actuar siempre apegado a la ley.

Picotazos

El poeta tuxtleco, Juan Bañuelos, Premio Chiapas, de 84 años de edad, murió el pasado miércoles en la Ciudad de México, aunque desde hace muchos años residía en Tlaxcala. El poeta se mantuvo hasta el final congruente con su línea crítica. Formó parte de ese grupo de poetas aglutinados en La Espiga Amotinada, al que pertenecieron también Eraclio Zepeda Ramos y Óscar Oliva, entre otros. Luego del estallido del conflicto armado en Chiapas en 1994, Juan Bañuelos formó parte de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) que medió entre el Gobierno Federal y el EZLN en los diálogos de San Andrés que culminaron con la firma de los acuerdos sobre derechos y cultura indígenas el 16 de febrero de 1996, y que hasta la fecha no se han cumplido. Descanse en paz Juan Bañuelos. FIN