¿Morena sin PRD? ¿PAN sin Coahuila?

Las pasadas elecciones en el Estado de México, Coahuila y Nayarit han dejado por lo menos dos temas que comentar, aparte de los resultados mismos.

Por un lado está la decisión de Morena de no aliarse con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ni con otros institutos políticos, más que con el Partido de Trabajo -cuyo candidato a la gubernatura de Edomex, Oscar González, declinó en las pasadas elecciones- para los comicios de 2018, en los que se renovará la presidencia de la República.

Como ya se había comentado en esta Rotonda Pública luego de las recientes elecciones, la posibilidad de una alianza entre Morena y el PRD se veía más lejana que cercana, aunque tampoco podrá decirse que está cerrada totalmente, pues en el transcurso de los meses antes de los comicios podría darse un eventual acuerdo.

Sin una alianza entre estos dos partidos, existen menos probabilidades de que Morena gane la presidencia de la República porque quienes detentan el poder le cerrarán el paso como hicieron con Delfina Gómez en el Estado de México, y como ya lo hicieron en 2006 y 2012 con el mismo Andrés Manuel López Obrador, por más que en las recientes votaciones haya crecido considerablemente en número de sufragios. Tendría que ganar por muchos votos de diferencia para que se le reconociera el gane.

Ya se ha dicho en este espacio también que podrían aplicarle la misma estrategia ya mencionada de dejarlo que se acerque, pero al final no permitirle el triunfo por una diferencia mínima -“haiga sido como haiga sido”- como ocurrió con Felipe Calderón Hinojosa. Ilusionar a sus seguidores con que por poquito no ganó.

A menos que ocurriera algo extraordinario, como que la población saliera a votar masivamente, lo cual no se ve factible, podría ocurrir que se quede otra vez en el “ya merito”. Es claro que la clase política y empresarial dominante tiene ya preparada una estrategia ensayada en las pasadas elecciones y que podrá ser mejorada, que pondrá en marcha, aunque le cueste cierto descrédito nacional e internacional por un eventual fraude.

Quizá sin los votos del PRD, Morena podrá no ganar, y en cambio si el sol azteca decide coaligarse con el Partido Acción Nacional (PAN), tendencia que se ha venido dibujando desde hace algún tiempo, podría inclinar la balanza para que en un acuerdo entre quienes dentro y fuera del país deciden la suerte de los mexicanos, este último podría regresar a Los Pinos.

Tal vez es un cálculo erróneo pero también hay que decir que el problema de fondo es que, de qué le serviría a Morena una alianza con el desprestigiado PRD que aprobó las reformas estructurales que han profundizado la crisis económica y política en el país.

No sólo eso, no hay que olvidar, que en 2006, el mismo PRD facilitó la toma de protesta de Felipe Calderón, bajo un cerco militar. Sí, fingiendo que estaba en contra y en acuerdo con los panistas y con el priísta Manlio Fabio Beltrones, la entonces diputada Ruth Zavaleta se colocó en el sitio que luego ocuparía el hombre de la guerra para que rindiera protesta. Claro, el pago vendría después con un puesto en el gobierno federal. En esa ocasión, los mismos Chuchos negociaron la llegada del panista.

En esas condiciones, más le vale a Morena no aliarse con el partido del sol azteca, que ha demostrado ser parte o estar al servicio del grupo dominante que tiene en la desgracia total al país, salvo para unos cuantos, nacionales y extranjeros, que cada día acumulan riqueza a costa de la gran mayoría de los mexicanos.

Lo que tendría que esperar Morena es que el mayor número de bases perredistas decidieran unírsele para tratar de inclinar la balanza, pero tampoco sería tan fácil, sobre todo en los estados donde gobernó el sol azteca porque como lo hacen el PRI y el PAN repartirá despensas, programas y migajas para ganar el mayor número de votos.

Si Morena hubiera ganado en el Edomex, es decir, si le hubieran reconocido el triunfo, podría pensarse que lo lógico era decidir desde ahora no aliarse con el PRD, pero en las actuales condiciones cuando menos deja ciertas dudas, a menos que ya estuviera negociado un casi improbable reconocimiento del triunfo de Delfina en los tribunales, o también que lo que busque es que el crecido sol azteca con su tercer lugar en el Estado de México se acerque sin condiciones.

Este tema no está cerrado, pues quedan muchos meses para posibles negociaciones, y el PRD podrá aliarse con el PAN si es que finalmente no se da un acuerdo, que cada vez se ve más lejos, con Morena.

Por otro lado, otro asunto que vale la pena comentar es la postura del PAN en las pasadas elecciones. Por una parte ha criticado siempre las movilizaciones de Morena cuando ha perdido las votaciones, pero en el caso de Coahuila sus dirigentes se lanzaron alegremente a las calles para protestar por lo que consideran un fraude electoral, e incluso amenazaron con sumarse a posibles protestas en el Estado de México con tal de presionar al gobierno para que le diera el triunfo en el estado del norte. Es decir, poniendo en práctica la doble moral que los acompaña.

La pregunta en este caso es: ¿Qué pasó entre las cúpulas del PRI y del PAN? ¿Por qué el gobierno se negó a darle el triunfo en Coahuila, “haiga sido como haiga sido” si se supone que tienen acuerdos de alto nivel para rolarse el poder?

Parece que el PRI-gobierno decidió extrañamente recetarle a los panistas la misma dosis que a Morena, probablemente bajo la lógica de que los primeros no tendrían mucho margen de protestar por su ausencia de calidad moral, pues siempre han criticado las manifestaciones de López Obrador, quien por cierto, de manera extraña ha frenado hasta ahora las movilizaciones en el Estado de México. Es decir, los papeles se han cambiado ahora.

Podría decirse que de esta forma, el PRI-gobierno ha matado dos pájaros de un tiro, a menos que alguno de los comicios en estas dos entidades, se defina en los tribunales más adelante. Es probable también que haya ensayado –con éxito- a retener el poder en el Estado de México y en Coahuila pensando que podría aplicar la estrategia en las elecciones presidenciales de 2018, dejando fuera a Morena y al PAN, algo que desde ahora se ve complicado, aunque no hay que olvidar que el tricolor nació hace más de 80 años. Fin.