Históricamente, los trenes han sido detonadores de desarrollo económico y productivo del país, por lo que el Tren Maya con el que la próxima administración federal buscará alentar el desarrollo del Sureste del territorio nacional es viable aunque para expertos serán importantes los estudios de impacto ambiental que se realicen.

La línea del tiempo de este medio de transporte está marcada por altibajos, desde 1837 en que por decreto presidencial de Anastasio Bustamante otorgó la primera concesión para la construcción de la línea férrea de Veracruz a la Ciudad de México, hasta su deterioro en la Revolución Mexicana, su nacionalización, privatización y finalmente suspensión del servicio de transporte ferroviario de pasajeros.

México tiene actualmente una red ferroviaria que operan concesionarios del sector privado de la economía nacional, principalmente para el transporte de carga multimodal, y cuya extensión es mayor a los 26 mil kilómetros, conectando los principales centros industriales con los puertos marítimos y conexiones fronterizas al extranjero.

Hugo Haaz Mora, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró positivo reactivar este medio de transporte a través del Tren Maya, pero enfatizó que deben realizarse estudios ambientales para evitar afectar la flora y la fauna de las zonas por donde se programa pase el tren.

El especialista en mecánica de suelos consideró que técnicamente no existirían problemas importantes en cuando al tipo de suelo, a excepción de los que podrían surgir en los terrenos calizos, ya que podría haber presencia de cavernas y de carsticidad.

Comentó que en términos financieros es viable y podría tener impacto económico como lo plantea el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ya que en los últimos 30 años el desarrollo se ha centrado en la Riviera Maya, y el resto del sureste ha estado abandonado.

El ingeniero de proyectos que laboró en el Sistema de Transporte Colectivo Metro mencionó que será importante para el Tren Maya aprovechar la infraestructura ferroviaria existente.