La estrategia de la Arquidiócesis de Tuxtla de acercarse a sus fieles a través de los “Viernes de Reconciliación”, ha causado nuevas expectativas en quienes se han alejado de la vida de fe, dio a conocer Julio Díaz, sacerdote impulsor de dicha estrategia en conjunto con Felipe Aguirre Franco, arzobispo emérito de Acapulco, y el padre Patrick de Mozambique.
Indicó que en este ejercicio se ha logrado que niños, jóvenes y ancianos se acerquen al sacramento de la Confesión en un ambiente de libertad y fuera del prejuicio.
Añadió que esta semana el Parque Bicentenario se sumó al Parque de La Marimba y la plaza comercial al poniente de la capital, sitios que ya han sido visitado por los religiosos.
La estrategia está enfocada para atender la invitación que el papa Francisco ha lanzado a los cristianos y que está encaminada a que la iglesia esté descentralizada, que no esté encerrada, sino que sea capaz de tener un acercamiento con todos, más por ser este 2017 el Año Extraordinario de la Misericordia.
Dijo que es la primera vez que se tiene la iniciativa de salir al encuentro de la gente y reconoció que se están abriendo las puertas para llegar a confesar a más lugares.
Se trata, resaltó, de que la gente comprenda que Dios es un padre bueno y misericordioso, que está preocupado de sus problemas, de sus necesidades, de sus angustias, de sus temores y que no necesita ir a buscar a Dios, porque es tan bueno y misericordioso que él sale al encuentro de los que más lo necesitan.
“La tarea del sacerdote en la confesión es más profunda de lo que pueda imaginar, y la necesidad que tiene el pueblo de confesarse.
“El sacramento de la confesión resulta una verdadera medicina para los que no solo han pecado, sino para los que se sienten solos, tristes, pobres y agobiados por todo tipo de dificultades”, concluyó el joven sacerdote.