Jesús de la Buena Esperanza, en San Fernando
El Santo Patrono de las festividades de San Fernando: Jesús de la Buena Esperanza. Cortesía

El municipio de San Fernando inauguró el Monumento del Tigre de la Danza Zoque, que se vive año con año en la celebración del Carnaval, en honor al Señor Jesús de la Buena Esperanza.

Este monumento se podrá observar cada vez que visite a este municipio, ya que está ubicado en la entrada principal.

Su fiesta está dedicada al santo patrono Jesús de la Buena Esperanza.

Se trata de una festividad tradicional étnica desde hace varias décadas, que tiene como personajes al tigre, los gigantes, Goliat, Mahoma, el monito y los variteros.

La imagen del Señor de la Buena Esperanza presenta a Jesús sentado a la derecha del Padre y coronado de espinas; de tez morena, con la mirada triste pero compasiva fijada hacia adelante y unas finas gotas de sangre corriendo por su frente, mejillas y cuello.

Posee una cabellera que permite ver únicamente los lóbulos de las orejas; cae a sobre sus hombros, cubriendo la parte posterior del cuello.

Un detalle especial que posee es que el bigote está apenas unido a la barba, lo cual contrasta con la mayoría de imágenes guatemaltecas en las que sí están profundamente unidos.

Orígen

El culto a la imagen se deriva de cierto día, según la tradición católica, en que Jesús se descalzó para ayudar a un pobre que le imploraba su auxilio para pagar deudas pendientes.

Un oficial de la platería acusó al pobre de robar la sandalia de Jesús por lo que fue arrestado; el pobre, de nombre Gabriel Cayancela, intentó explicar que fue Jesús quien le arrojó la sandalia pero no quisieron creerle.

Las autoridades decidieron entonces llevarlo delante de la imagen y ésta, “animada por una poderosa ráfaga de vida, que se dejó sentir en el alma de la turba emocionada”, levantó el otro pie y arrojó a Gabriel la otra sandalia.

Al ver lo ocurrió, el pueblo devolvió ambas sandalias a la imagen y le brindaron a Gabriel la cantidad de plata que pesaran las mismas.

Éstas pesaron tanto que le tuvieron que dar cuarenta mil pesos de plata.

Por esto mismo, es que se puede apreciar que el Señor de la Buena Esperanza está acompañado de un devoto arrodillado en actitud orante, representando a Gabriel Cayancela y se aprecia también una balanza que, de un lado una sandalia y en el otro lado las monedas de plata.

En su mano derecha sostiene una Cruz, mientras que en la izquierda carga una caña, recordando el momento en que fue presentado ante Herodes y los soldados, se la pusieron como burla a modo de cetro real.

Aunque en la actualidad la imagen es revestida con bellas túnicas bordadas, el Señor de la Buena Esperanza posee una sencilla túnica tallada, de color claro, ceñida a la cintura, con decoraciones en dorado. En la parte superior, la túnica tiene un cuello y dos botones y, en las mangas, posee también decoraciones en dorado.

Fue tan grande la devoción a este santo, que desde Quito, su culto se esparció a toda América.

En el año de 1976, un fuerte sismo sacudió la ciudad de Guatemala, causando algunos daños al Templo de Santa Teresa, sin embargo, la imagen del Señor de la Buena Esperanza no sufrió daño alguno.

A lo largo de los años, la devoción al Señor de la Buena Esperanza se ha ido acrecentando; prueba de ello es que en el camarín donde se encuentra, se puede apreciar placas de agradecimientos, ofrendas florales, velas, notas escritas a mano, entre otros.

Danza

En San Fernando festejan a este santo acompañados de música zoque de tambor, ejecutan bailes representando una historia.

Como preámbulo danzan los variteros y posteriormente hace su aparición Goliat y Mahoma, escenificando una lucha inicialmente con palabras chuscas y con David, quien protege al monito indefenso, finalmente ambos gigantes son vencidos y sometidos por David.

Por su parte el tigre como símbolo de la fauna Chiapaneca y de San Fernando, danzan acompañados de los chuchos, quienes lo persiguen tratando de atrapar al mono.

En su momento aparece el monito, quien invita a jugar al tigre ofreciéndole una rosquilla (pan tradicional de San Fernando), posteriormente terminan en franca amistad el monito y el tigre, quien lo adopta como su mascota predilecta.