Keila desea recuperar la salud y la sonrisa

Su padre trabaja día y noche para poder pagar el costoso tratamiento de la pequeña Keila, quien tiene un diminuto orificio en el cerebro, el cual le desencadena crisis convulsiva esporádicamente. Su madre no puede trabajar por cuidar de ella y de su hermanita. La familia solicita ayuda a quien pueda donar ya sea en efectivo o la medicina que la menor requiere.

La voz de Surley se oye firme por el auricular del teléfono. Por ratos se quiebra un poco, pero ha salido fortalecida de cada prueba.

Keila llegó a su hogar hace ocho años. Desde los cuatro meses de edad le detectaron un problema en el cerebro. “Tiene un pequeño orificio”, dice Surley.

Los doctores le advirtieron que en cualquier momento llegaría la crisis, y lo temido ocurrió.

Desde los cinco años Keila comenzó a padecer epilepsia generalizada que le produce déficit cognitivo. Desde muy pequeña comenzó con tratamiento permanente de Keppra y Frisium.

“Sólo tenemos Seguro Popular, me dan la consulta gratis, pero los medicamentos no los tienen y debemos comprarlos”, aclara Surley entrevistada vía telefónica.

Ella es ama de casa, aunque domina la pintura textil, hace trabajos muy de vez en cuando junto a su madre. Tiene que cuidar de Keila porque en cualquier momento se pone mal.

Diego Alonso, el papá de Keila, trabaja de día en un restaurante y de noche como repartidor. Sumando los dos sueldos no logra ganar más de ocho mil pesos mensuales. Y debe gastar más de seis mil 500 en las pastillas.

“El Keppra de un gramo cuesta dos mil 650 pesos, pero va subiendo cada determinado tiempo. El Frisium de 10 mg cuesta 300 pesos y el pasaje de Ticul a Mérida (está ahora y media) es de 200 pesos. Este gasto es cada 15 días, aclara Surley, por lo cual son casi seis mil 500 pesos mensuales.

“Y para la comida, los gastos de la casa, tenemos una bebé de un año (Kaira), pero ella está bien gracias a Dios”.

Surley cuenta que hay tiempos en que se la pasan fuera de casa, de hospital en hospital. Hace poco la salud de Keila se complicó por una infección en vías urinarias.

Ya no había dinero para sus medicinas, intentaron comprar otro parecido, más barato y el doctor los regañó. El tratamiento será de por vida.

Keila sufre y sus padres con ella. Cuando está bien juega, corre, de repente grita, cae y comienza a convulsionar. Por eso no la aceptaron en las escuelas de gobierno y Keila va a una escuela especial.

Surley cobra ánimo y esperanza al decir que gracias a Dios Keila va mejorando. En su visita reciente al neurólogo, le dijeron que el orificio está cerrando un poco. Casi no se ve y eso es motivante.

Keila es hiperactiva; pero cuando cae en su crisis, tarda hasta 15 minutos en reaccionar. La última vez la convulsión duró 45 minutos sin parar, en esos momentos las venas de las manitas y piecitos de Keila se tensan a punto de reventar, dice el padre angustiado.

Y en su desesperación volteó a la sociedad y subió el video de su hija a la redes sociales para pedir ayuda.

Seguro de contar con la ayuda de la gente de buen corazón, Surley y Diego dan su número de cuenta Saldazo Oxxo, 4766840855587197 a nombre de Diego Alonso Segura Canul, papá de Keila.

También dan sus teléfonos para mayor información. Si marca de un teléfono convencional (de casa) anteponer el 045. Si es de celular es directo. Los números son 9971346255 (Surley, la mamá) y (045) 9971045959 de Diego Alonso (papá).

Ellos viven en Ticul, en la calle 11x42 y 46 sin número, colonia San Joaquín 2.

para ayudar

Contacto

Acudir personalmente a Ticul, en la calle 11x42 y 46 sin número, colonia San Joaquín 2.

Celular: (045) 9971346255de Surley, la mamá y (045) 9971045959 de Diego Alonso (papá).